MUNDIAL QATAR 2022
Las cinco claves del Alemania-España: ni 11 contra 11 ni ganan siempre los alemanes
Luis Enrique aparcó la agresividad mostrada ante Costa Rica para apostar por un partido mucho más táctico en el que la paciencia con la pelota y el orden, sin ella, resultó fundamental para igualar ante los teutones
España afrontaba el segundo partido del Mundial ante una Alemania con urgencias tras su derrota inesperada con Japón. Los teutones proponen desde hace años un juego parecido al de los españoles, con futbolistas de buen pie de medio campo hacia adelante y sin un 9 natural. Un partido, por tanto, con muchos matices tácticos y un resultado incierto.
1. El peso de la camiseta
Desde 1988 no gana Alemania a España. La Maanschaft ha dejado de ser un coco para los españoles, que la han ‘limpiado’ en su camino a los títulos en Eurocopas y Mundiales. Aquel gol de Fernando Torres en Viena, o el tremendo testarazo de Carles Puyol en Durban aquel día de San Fermín de 2010 han marcado a los alemanes. Ahora cada vez que se cruzan, la autoestima española se hincha y un punto de resignación se asoma en el rostro de los teutones. El tiqui-taca que Löw y Klinsmann copiaron de la España de Luis Aragonés y Del Bosque ha sido una copia estéril del original que no les ha permitido derrotar a la Roja en estos 34 años. Esta vez tampoco.
2. Parejas de baile
Aunque por su chasis tendría más que ver con caniche, ante Alemania Gavi se convirtió en un rottweiler. El sevillano mostró su perfil más feroz para amedrentar a Kimmich, el epicentro futbolístico de esta Alemania. Luis Enrique le ordenó anular al mediocampista del Bayern y el azulgrana rondó su espacio de influencia durante todo el partido. Algo parecido a lo que ocurrió con Sergio Busquets, del que estuvo muy pendiente Gundogan. El del City neutralizó al del Barça, que delegó en otro citizen, Rodri, para ocuparse de la salida del balón ante la presión adelantada de los teutones.
3. Más neuronas que testosterona
Si ante Costa Rica la activación tras pérdida en la presión fue feroz dejando a los ‘ticos’ sin opciones de administrar la pelota, ante Alemania la apuesta fue diferente: orden en defensa y paciencia en ataque. Aparcó España la agresividad y apostó por leer el partido con cautela, consciente de que el empate (gracias a los siete goles a favor en el average) la dejaba virtualmente clasificada incluso perdiendo con Japón. Los teutones necesitaban ganar y España gestionó ese matiz, a la espera de que se desordenasen. Ese conservadurismo fue apocando a los de Luis Enrique con el paso de los minutos. Pero el duelo estaba en el alambre y un golpe mandaba a la lona a cualquiera de los dos. Así que España decidió no entrar en la distancia de los alemanes.
4. De once contra once a 16 contra 16
Suele decirse que “el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once en el que siempre juegan los alemanes” hace tiempo que es cuestionada por su segunda premisa. Pero de un tiempo a esta parte también la primera ha dejado de ser cierta. El fútbol es un deporte en el que juegan 16 contra 16, porque los importante, como dice Ancelotti, “no es quien sale, si no cómo acabas los partidos”. Y en eso Luis Enrique está dando una Master Class de la utilización de recursos del banquillo. Ante los alemanes sacó a Morata en el inicio de la segunda parte, consciente de que los de Flick irían estirando la manta hasta destaparse atrás. Y eso lo aprovechó el delantero madrileño llegando al espacio para rematar de primeras un gol en el que volvió a salir retratado Süle, el gigantón germano que tiene por costumbre llegar tarde al corte. Luego Flick hizo lo propio acertando con la salida de Füllkrug.
5. Musiala y diez más
El joven talento alemán fue el más incisivo de los atacantes. Supo leer el juego para aparecer en los espacios a la espalda de Gavi y Pedri, mientras que en al área transitó por el pasillo entre los centrales y los laterales para aparecer haciendo daño. En el gol dibujó la diagonal que permitió a Füllkrug (único delantero natural de los alemanes) descerrajar a Unai Simón y lograr el empate, que deja aún con vida a los teutones, aunque lo tengan realmente complicado. Jamal, a sus 19 años, se echó el equipo encima y justificó por qué le llaman el Messi alemán. Un futbolista con un futuro envidiable y un presente deslumbrante. Como Pedri.
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