Cambio climático

¿Se congelará Europa en 2057? Este es el grito de alarma de los científicos

El calentamiento global amenaza con detener la gran corriente oceánica que regula el clima de todo el mundo, con consecuencias catastróficas

Una persona con su maleta en el aeropuerto de Múnich totalmente nevado.

Una persona con su maleta en el aeropuerto de Múnich totalmente nevado. / Reuters / Louise Off

El planeta está en peligro. Los científicos llevan años alertando de que la gran corriente oceánica que denominan Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC por sus siglas en inglés), un sistema crucial que transporta calor y sal a través de los océanos y modula de manera determinante el clima mundial, se está ralentizando. ¿Causas? El calentamiento global y la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte por el derretimiento del hielo polar.

La gran corriente oceánica o corriente termohalina, que redistribuye el calor, el frío y las precipitaciones entre los trópicos y el Atlántico septentrional, se está frenando con tal rapidez que puede colapsar repentinamente, con consecuencias catastróficas para el futuro de la Tierra y, en consecuencia, de los seres vivos, incluido el ser humano.

El colapso cambiaría el clima en todo el mundo, e incluso acarrearía consecuencias paradójicas, pues, con las temperaturas en continuo ascenso, si la corriente del Atlántico se derrumba Europa se congelará. Eso apuntan los resultados de la investigación, protagonizada por científicos de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) y que acaba de publicarse en la revista ‘Science’.

Bajadas de temperaturas previstas

Bajadas de temperaturas previstas / science direct

El estudio viene a corroborar anteriores investigaciones, que ya alertaban de que la gran corriente oceánica se ha ralentizado notablemente en lo que va de siglo. De tal manera que probablemente ha alcanzado su estado más débil en los últimos mil años y está próxima a un punto de inflexión peligroso.

Desaparición del Amazonas

La AMOC transporta agua caliente desde los trópicos hasta el norte de Europa. Si colapsa, el hemisferio norte sufriría un enfriamiento abrupto, con caídas de la temperatura de hasta 15 grados Celsius en Europa, con bajadas de temperatura de más de tres grados por década. Todo ello haría que se extendiera el hielo del Ártico mucho más al sur, según algunas simulaciones.

En el hemisferio sur ocurriría justo lo contrario: un aumento de las temperaturas, que provocaría cambios drásticos en los patrones globales de lluvias y que podría provocar, incluso, la desaparición del mayor bosque tropical del mundo, el Amazonas.

"Ninguna medida de adaptación realista puede hacer frente a cambios de temperatura tan rápidos bajo un colapso de AMOC", alertan los autores del estudio.

La Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC ).

La Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC ). / Agencias

La gran corriente oceánica funciona como una cinta transportadora que regula el clima de la Tierra. Es un gigantesco termostato que gira en sentido contrario a las agujas del reloj y cuyo motor se ubica frente a las costas de Groenlandia. El problema es que justo ahí es donde, a medida que se derrite hielo debido al cambio climático, fluye cada vez más agua dulce, y se ralentiza la corriente.

En el sistema actual, el agua fría, más profunda y dulce, se dirige hacia el sur, pasando por las Américas, y luego hacia el este, por las costas de África. Mientras tanto, el agua oceánica más salada y cálida, proveniente de los océanos Pacífico e Índico, se dirige hacia el norte, pasa por el extremo sur de África, gira hacia Florida y sus alrededores y continúa por la costa este de Estados Unidos hasta Groenlandia, donde al enfriarse se hunde…. Y vuelta a empezar.

¿El colapso, en 33 años?

Este sistema de corrientes explica, por ejemplo, que Madrid y Nueva York tengan climas muy diferentes, pese a encontrarse en la misma latitud. Y que Europa disfrute de unos inviernos mucho más suaves que los Estados Unidos.

¿Cuándo se producirá el colapso de la AMOC? Los autores del último estudio apuntan que las las técnicas de cálculo actuales y las incertidumbres sobre el futuro del cambio climático dificultan una estimación precisa.

"Nos estamos acercando (al colapso), pero no estamos seguros de cuánto. Es la pregunta del millón, que lamentablemente no podemos responder en este momento", comenta el autor principal del estudio, Rene van Westen. Pero sí está seguro de algo: "Nos dirigimos hacia un punto de inflexión". El momento del colapso dependerá "del ritmo del cambio climático que provoque la humanidad", añade.

En nivel del mar aumentará de forma notable en los próximos años.

En nivel del mar aumentará de forma notable en los próximos años. / Agencias

Otros investigadores sí han aportado estimaciones precisas. Así, frente a las evaluaciones realizadas en 2021 por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que sugerían que es poco probable un colapso total en este siglo, varios estudios coinciden en que de mantenerse el actual escenario de emisiones de gases de efecto invernadero el sistema podría colapsar mucho antes.

Utilizando herramientas estadísticas avanzadas y datos de temperatura del océano de los últimos 150 años, investigadores daneses calcularon hace un año que la circulación termohalina colapsará, con un 95% de certeza, entre 2025 y 2095. Según sus cálculos, lo más probable es que colapse dentro de 33 años, en 2057.

Consecuencias catastróficas

Pero el colapso acarreará más consecuencias catastróficas. Por ejemplo, un aumento del nivel del mar en las costas del Atlántico norte, que amenazaría con arrasar ciudades en las que viven cientos de millones de personas; cambios en los patrones de precipitación y sequía en todo el mundo; mayores y más frecuentes olas de calor y otros fenómenos extremos; escasez generalizada de agua y alimentos, y un impacto económico brutal.

La mayoría de los investigadores basan sus conclusiones en observaciones de señales de alerta temprana, que muestran las corrientes oceánicas a medida que se vuelven inestables. Podría decirse que son una especie de ‘huellas dactilares’ que atestiguan la fuerza de la AMOC, que solo se ha medido directamente durante los últimos 15 años.

Los científicos de los Países Bajos desarrollaron una "señal de alerta temprana observable y basada en la física" del vuelco de AMOC: si el transporte de agua dulce en el límite del Atlántico sur se reduce significativamente, la AMOC estaría a punto de alcanzar el punto de inflexión.

Los autores del estudio lanzan la voz de alarma y piden al mundo que preste atención al posible colapso de la AMOC, aunque señalan una prioridad mayor, íntimamente relacionada: actuar de inmediato para frenar el calentamiento global

Su conclusión es obvia: ven necesaria una acción urgente, profunda y ambiciosa para frenar ya la emisión de gases de efecto invernadero en todo el planeta. O no habría futuro.

Estudio de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adk1189

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