EXPOSICIÓN

Los dinosaurios y sus descubridores toman Alcalá de Henares

La muestra 'Cazadores de dragones', en el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, repasa el conocimiento sobre estos animales y los investigadores que lo han hecho posible

Reproducción de un esqueleto de 'Tyrannosaurus rex' en la muestra 'Cazadores de dragones'.

Reproducción de un esqueleto de 'Tyrannosaurus rex' en la muestra 'Cazadores de dragones'. / COMUNIDAD DE MADRID

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Le gusta ironizar al arqueólogo Enrique Baquedano con que si un director de museo necesita un año elevar el número de asistentes porque se lo exigen los políticos programe una exposición sobre momias, sobre evolución humana o sobre animales de gran tamaño. Con 200.000 visitantes anuales, no es que el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, que él dirige, lo necesite. Pero hasta enero se podrá ver en su sede, en el antiguo convento de la Madre de Dios, en Alcalá de Henares, la muestra Cazadores de dragones, un recorrido por el mundo de los dinosaurios a través de los investigadores cuyos hallazgos más han ayudado a conocerlos.

Basada en el libro del mismo título del catedrático de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid José Luis Sanz, que ha sido también el comisario de la muestra con Francisco Ortega, profesor de la Uned, la exposición incluye fósiles prestados por varias instituciones, réplicas, fotografías y documentación que en conjunto permiten reconstruir una historia por momentos casi de aventuras. "Lo que hemos intentado contar es la historia de paleontólogos a lo largo del tiempo que fueron importantes para entender algunos conceptos. Y en muchos casos, esa historia tiene tintes épicos", explica Ortega. Historias que transcurren en el desierto americano o en el Gobi y con protagonistas como Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope, que en la segunda mitad del siglo XIX protagonizaron la conocida como "Guerra de los Huesos", o Barnum Brown, el descubridor del primer Tyrannosaurus rex. Y que también pasan por España, con el hallazgo en Cuenca en 2003 del Concavenator corcovatus, coniderado uno de los fósiles más relevantes de Europa.

El viaje empieza en la Inglaterra del siglo XVII, antes siquiera de que existiera la palabra dinosaurio, cuando el naturalista Robert Plot dio a conocer en 1667 una imagen del fragmento de un hueso que pensó que era de un elefante, probablemente, especuló, llevado a Inglaterra por los romanos. El propio Plot cambió de criterio después para estimar que se podía tratar de una parte del esqueleto de un gigante bíblico y en después se publicó otra ilustración del mismo fósil en el que se presenta como "Scrotum humanum". El resto en sí no se conserva, pero siglos después se cree que pudo ser un trozo de fémur de un Megalosaurus. Cuatro años después, en 1681, el libro La Fénix Troyana, de Vicente Mores, también aludía al hallazgo de huesos de "gigantes" en la Comarca de los Serranos, en Valencia, hoy conocido lugar de presencia de dinosaurios.

Una carrera a tiros

Más allá de estas aproximaciones, Cazadores de dragones da cuenta de los primeros estudios científicos sobre estos animales en la Inglaterra de principios del siglo XIX y posteriormente en la Europa continental. Aparecen los nombres de William Buckland, Richard Owen, que acuñó la palabra dinosaurio (lagarto terrible) en 1841, o Louis Dollo, quien a partir del hallazgo de 24 esqueletos en una mina de carbón en Bélgica propuso una nueva reconstrucción de los iguanodones. Y se detiene especialmente en el Archaeopteryx, un ave primitiva en torno a la cual se debatió abiertamente en el siglo XIX sobre la evolución y las teorías darwinistas. La exposición muestra una réplica casi idéntica del fósil de un ejemplar de esta especie del Jurásico Superior, hace 150 millones, conservado en Berlín, y dos fósiles de Confuciusornis sanctus procedentes de la colección de Cosmocaixa.

Al otro lado del Atlántico, dos paleontólogos norteamericanos se enzarzaban en una carrera por excavar yacimientos en una competición que hoy nutre los depósitos de numerosos museos y permitió la descripción de cerca de 150 nuevas especies. Se trataba de Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope. En el recorrido de la exposición se incluye una fotografía de Marsh rodeado de sus colaboradores armados con fusiles que responde muy bien a esa idea de cazar dragones. No tenían reparos en ser expeditivos. "Se relata que se liaron a tiros varias veces los equipos de investigación o que cuando acababa una excavación la dinamitaban, para que el otro no fuese a ver qué había, se insultaban en la prensa", cuenta Ortega. "Pero hay que tener en cuenta que estamos en el siglo XIX y nuestra ética con respecto al patrimonio la hemos ido construyendo con el tiempo. Eran gente dura en tiempos duros y querían avanzar en el conocimiento lo más posible. Los dos eran brillantes. Muchos de los lugares comunes que alguien que apenas sabe nada de dinosaurios puede decir proceden de Marsh: lo que es un estegosaurio o un camarasaurio... Influyeron mucho en el conocimiento, sobre todo popular, de la historia de los dinosaurios".

La muestra también se fija en los descubrimientos en los años 20 en Asia Central de Roy Chapman Andrews, inspirador del personaje de Indiana Jones. Y recuerda la figura otro eminente paleontólogo estadounidense, Barnum Brown, con una réplica de 12 metros de longitud de un esqueleto de Tyrannosaurus rex. Brown, fallecido en 1963, fue quien excavó los primeros cinco esqueletos de esta especie.

El cazador jorobado de Cuenca

Con todo, la pieza estrella del itinerario es el fósil de Concavenator corcovatus procedente del Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha. "Es como si el Prado prestase Las meninas", ha señalado Baquedano en la presentación. El hallazgo en Cuenca en 2003 a cargo del equipo de los comisarios de la muestra, que fue publicado en la revista Nature en 2009, cambió muchos conceptos en la dinosaurología europea. "Cuando lo encontramos", relata Ortega, "no existía ningún carnívoro de ese tamaño en España. Al grupo al que pertenece, no le tocaba estar aquí, no tenía que haber carcarodontosaurios de ese tamaño aquí, mucho más característicos de los continentes del sur. Fue un auténtico bombazo".

No es solo eso. Este cazador jorobado de seis metros de longitud vivió hace unos 130 millones de años en la provincia de Cuenca. Y el fósil es el más completo y mejor preservado de terópodo de tamaño medio-grande encontrado en Europa. Acostumbrados a trabajar con unos pocos huesos o fragmentos, un fósil de estas características, con impresiones de escamas y tejidos blandos, es una golosina. "Y además es bello, es bonito", apostilla Ortega, "un vehículo perfecto para transmitir conocimiento". De eso trata Cazadores de dragones, hasta el 12 de enero de 2025 en el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares. La entrada es gratuita.