RINCONEANDO MADRID

La tienda 'gourmet' Petramora sustituye a Sonido 40: el último ejemplo de cómo la calle Barquillo se quedó 'sorda'

La más 'fina' de las tiendas de sonido que dieron su apodo a esta céntrica vía de Madrid ha sido sustituida por el primer local -también 'gourmet'- de esta marca de alimentación de alta gama

Mario Lugo, el último dueño de Sonido 40, vuelve a la calle Barquillo para visitar su antigua tienda.

Mario Lugo, el último dueño de Sonido 40, vuelve a la calle Barquillo para visitar su antigua tienda. / Alba Vigaray

Antes de que las clases altas llegadas de Latinoamérica diesen forma al Sojo madrileño, la zona comprendida entre la plaza de Las Salesas y sus inmediaciones, llegaban a la calle Barquillo los que querían comprar unos altavoces, cables o micrófonos. Era un tiempo en el que en esta vía los alquileres, tanto de pisos como de locales, no parecían inasumibles. Una veintena larga de tiendas dedicadas a productos electrónicos, especialmente de sonido, se apoderaban de esta travesía de apenas 650 metros, en la que sólo "un par de galerías, una tienda de discos y el Teatro Infanta Isabel" les hacían compañía.

"Era una calle que no quería ver nadie, regalaban los alquileres". El que lo cuenta es Mario Lugo, el último propietario de la mítica Sonido 40, que cerró sus puertas en enero de este año, cuando murió La marquesa, la propietaria de su establecimiento y de todas las viviendas que se alzan sobre él. Sus herederos le ofrecieron una renta que no podía asumir. "Es muy difícil tener un negocio en el centro cuando hay gente que puede pagar tres o cuatro veces más que tú", lamenta.

Mario Lugo charla con Goizane Serrano en el que fue el antiguo local de Sonido 40 y que hoy es Petramora.

Mario Lugo charla con Goizane Serrano en el que fue el antiguo local de Sonido 40 y que hoy es Petramora. / Alba Vigaray

Antes de él, su padre, Ángel Lugo, su madre, Amalia Induráin, y su abuelo, Manuel Lugo, gestionaron la tienda. Este último, uno de los protagonistas de Barquillo, acuñó el sobrenombre de la calle del sonido y encargó 500 carteles con el diseño tradicional del resto de vías de la capital, con el fondo en azul oscuro, las esquinas redondeadas y el escudo del Oso y el madroño. Sólo resisten ya dos tiendas de sonido: Musical Barquillo y RSP Acustic.

Cartel de la 'Calle del Sonido', nombre que le puso a Barquillo el abuelo de MArio Lugo, Manuel Lugo.

Cartel de la 'Calle del Sonido', nombre que le puso a Barquillo el abuelo de MArio Lugo, Manuel Lugo. / CEDIDA A EPE

Mario Lugo regresa de la mano de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA a la que fue su casa, convertida en la primera tienda física de la marca gourmet de alimentación Petramora. "He sentido muchas cosas al entrar, me da mucha morriña", dice, mientras observa con nostalgia cómo en la pared que antes ocupaban sus equipos de música han instalado una nevera enorme con yogures bio, gildas, cremas y caldos caseros y cavas gran reserva. 

Mario Lugo enseña en su móvil cómo era la antigua tienda de Sonido 40.

Mario Lugo enseña en su móvil cómo era la antigua tienda de Sonido 40. / Alba Vigaray

Sonido 40

Manuel Lugo, el abuelo de Mario, llegó a esta calle a finales de los 50. Él, Mariano Rojas y un tercer hombre que se apellidaba Largo abrieron en una segunda planta de Barquillo la tienda Lurolar, que se llamó así por la unión de los tres nombres. Después, Rojas montó Madrid Hifi, sus sucesores cerraron la tienda, se mudaron a un polígono de Leganés, se convirtieron en una referencia en el sector de la venta de componentes electrónicos en internet y el fondo Queka Real Partners la acabó comprando en 2021. 

Para la familia de Mario, primero llegó Electrónicas Lugo y, después, Sonido 40, de la que Petramora ha respetado la fachada. "Los que pasean por aquí se quedan impresionados al ver fuera el cartel de Sonido 40 y dentro neveras llenas de comida", afirma Goizane Serrano, directora de Marketing y Ventas de esta marca de alimentación de alta gama. Lugo se emociona al ver que "han hecho unos rótulos iguales, aunque los anteriores fueran de cristal y estos, de plástico". 

Interior de la tienda de Petramora, en la calle Barquillo, donde antes se ubicaba Sonido 40.

Interior de la tienda de Petramora, en la calle Barquillo, donde antes se ubicaba Sonido 40. / Alba Vigaray

Llegó a tener dos tiendas en esta calle y un almacén en el patio del portal de enfrente del local original. En la del número 40 instaló un estudio de sonido en el que contaba con un material de "más de 40.000 euros". Vendía "marcas muy punteras" con las que sólo trabajaban sólo "cuatro comerciantes en España". Las multinacionales, las crisis financiera y la del coronavirus, las restricciones a los coches en Madrid y el encarecimiento de la zona han expulsado a casi todas las tiendas de sonido de una calle que hace décadas sólo pisaban "los que venían a comprar a nuestros negocios y los yonquis", recuerda Lugo.

Él jugaba con "ocho o diez años" en la calle aledaña, San Lucas, alrededor de "un coche cn 500 jeringuillas", antes de que estos comercios y "los gays de Chueca" revitalizasen la zona. Si su abuelo y su madre, ambos ya fallecidos, viesen ahora la calle del Barquillo, "se les caería el mundo encima".

Lugo le entrega a Serrano un taco de tarjetas para que se las ofrezca a los que se acercan a Petramora para arreglar sus equipos en Sonido 40 y sepan dónde encontrarle. El último dueño de la más fina de las tiendas de sonido de esta vía de Chueca se resiste a dejar atrás la profesión que ha ejercido durante 30 años, desde que tenía 17: "La página web sigue abierta. Tendremos una nueva en enero y quiero abrir una tienda en otro sitio, lejos del centro de Madrid"