LA VIDA CONTIGO

Lola Álvarez, pedagoga: "Estamos viviendo una época en la que hay dos extremos; la sobreprotección y el pasotismo parental"

La autora en su nuevo libro ayuda a identificar las señales que pueden denotar una situación problemática para el adolescente

Los cambios de conducta, el hermetismo o las bajadas en el rendimiento escolar son señales que muchas veces los padres perciben, pero que no dan importancia, y suelen indicar que algo no va bien

La psicoterapeuta Lola Álvarez, que ha presentado en Zaragoza su libro '¿Qué me he perdido?.

La psicoterapeuta Lola Álvarez, que ha presentado en Zaragoza su libro '¿Qué me he perdido?. / EFE/Javier Cebollada

Andrea San Martín

Andrea San Martín

Si notas que tus hijos adolescentes tienen falta de entusiasmo y no quieren compartir lo que les sucede "en vez de interrogarles, comunícaselo", señala la psicoterapeuta psicoanalítica infantil Lola Álvarez a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Son muy leales y en el fondo quieren que te preocupes por ellos".

La adolescencia es una etapa de cambios, tanto físicos como psíquicos. Una oportunidad de metamorfosis para descubrirse, construir su identidad y su mundo de valores, objetivos y metas que pueden llegar a ser difíciles de gestionar a nivel emocional. Y precisamente el ámbito familiar juega un papel fundamental en su desarrollo y en la creación de un entorno seguro.

La psicoterapeuta Lola Álvarez, que ha presentado en Zaragoza su libro '¿Qué me he perdido?'.

La psicoterapeuta Lola Álvarez, que ha presentado en Zaragoza su libro '¿Qué me he perdido?'. / EFE/Javier Cebollada

Álvarez, en su nuevo libro '¿Qué me he perdido? Cómo afrontar los problemas de salud mental en la adolescencia' (Planeta 2024) desata las conductas frecuentes de los adolescentes y asesora a padres y a madres para que su educación sea más acertada y sepan cómo abordar los problemas con sus hijos desde la serenidad y la comunicación. "A veces es difícil hablar con los adolescentes porque están en su proceso de individualización, pero los padres deben aprender que les necesitan", añade la autora confiada en que para tener una buena salud mental debe construirse desde la infancia y continuar con ese proceso de bienestar emocional en la adolescencia. "Es fundamental brindarles apoyo, comprensión y recursos para que puedan afrontar de manera saludable las presiones y cambios propios de esta etapa".

Salud mental y adicciones

La salud mental se construye desde el principio, "cuando son pequeños les ayudas a procesar las decepciones que puedan tener". Si tienen una pelea con un amigo, si no sacan buena nota o si ha sido excluidos de un cumpleaños porque no les ha llegado la invitación de su compañero de clase. La vida no siempre va como viento en popa y si las cosas no salen como uno espera, deberán aprender a gestionar esas herramientas para que en un futuro sepan lidiar con la frustración y la decepción. Ayudarles a afrontar fracasos, a encajar lo que no sale como uno espera y a procesar dando ejemplo. "Con lo que haces, estás enseñando más que con lo que dices a tus hijos".

En esta disyuntiva, la pedagoga sostiene que estamos viviendo una época en la que hay dos extremos: la sobreprotección y el pasotismo parental. "Hay sobreprotección en algunas cosas y desamparo en otras". Actualmente encontramos a padres y madres "excesivamente implicados en todo lo que hace su hijo y otros que pasan como si fuera un extraño: les proporcionan todo lo material, pero no se implican emocionalmente en el día a día".

El libro no es sólo un homenaje a sus pacientes para agradecerles todo lo que ha aprendido con ellos, sino también una guía útil para progenitores con el fin de identificar qué señales nos indican de que están pasando por un mal momento. "Cualquier cambio de conducta repentino y radical en los adolescentes es una señal de que algo no está bien", señala.

Aunque el adolescente diga que no pasa nada y que le dejes en paz esto no debe ser motivo de desánimo para los adultos. La psicoterapeuta recomienda encontrar un momento en el que esté de buen humor y aprovecharlo para transmitir una preocupación y entendimiento de sus motivaciones al cambio de conducta. Aunque no se tenga una respuesta deseada a priori ya es un gran paso. "Generalmente cuando están pasando un mal momento quieren que se enteren los demás y saben que la ayuda es necesaria".

Comunicación entre padres e hijos.

Comunicación entre padres e hijos. / Pexels - Cottonbro studio

De hecho, siempre hay un adulto (un hermano mayor, un primo, un profesor de la escuela o de una actividad extraescolar) que puede tener una entrada a esa conversación sin esperar que todo se resuelva en ese momento. Simplemente un avistamiento a una solución. Y a partir de ahí, proponer planes que puedan gustarle y alejarle de ese estado mental que les mantiene abatidos, herméticos y deprimidos. ¿Y cómo darnos cuenta de que ese acercamiento es vital? ¿Qué síntomas o qué conductas son las más frecuentes? Si la situación es crítica desencadena en pensamientos negativos como abandono de aficiones, insomnio, dormir en exceso para evadirse de la realidad, disminución de rendimiento escolar, aislamiento, pasar largo tiempo encerrado en su habitación chateando en foros que confirman su visión pesimista y puedan generar un círculo difícil de romper.

Adolescentes estudiando.

Adolescentes estudiando. / Karolina Grabowska - Pexels

Trastornos más preocupantes en la adolescencia: guía para detectarlos

En cualquier cuadro clínico siempre hay componentes de ansiedad y depresión. Pueden formar parte de la vida y en la dosis adecuada no hay por qué alarmarse si se contextualiza, ya que es un miedo desproporcionado por algo ante una amenaza. Lo preocupante llega cuando la sintomatología de ambas se convierte en algo permanente, crónico, es prolongado y no cambia. Como consecuencia, sucede el hermetismo y el alejamiento. "En el caso de la ansiedad se puede presentar en síntomas físicos y manifestaciones ansiosas como dolores de estómago, retortijones, dolores de cabeza o ataques de pánico", profundiza. Un niño puede tener ansiedad al ir al colegio por lo que hay que desmenuzar la causa. ¿Qué hay? ¿Son los compañeros, los profesores o la presión de grupo ante la falta de confianza? El libro aborda esta problemática en sus principales apartados: la ansiedad y la depresión y después en la presentación de autolesiones y pensamiento suicidas.

Por tanto, la ansiedad si es temporal no debe preocuparnos en exceso, como por ejemplo durante el confinamiento debido a la pandemia pudimos vivir una situación de estrés y de amenaza, pero se podía conocer la causa y no se extiende en el tiempo. Si pasan tres meses, sigue estando con un ánimo bajo y "no supera un batacazo emocional puede ser un síntoma de que pueda estar entrando en una depresión". La autora recomienda hablar con ellos, comentarles los cambios que has presenciado y te preocupan para después, buscar ayuda. Una vez que ya se conocen los canales adecuados y las opciones de ayuda existentes, habrá que ofrecérselas al joven. "Es primordial demostrar que estás a su disposición e intentar crear oportunidades de conversación y acompañarles en ese momento complejo".