LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Massiel, la artista española que ganó Eurovisión y fue pionera en el negocio de las exclusivas en la prensa rosa

La madrileña, cuyo repertorio cayó en el olvido con el paso del tiempo, decidió abandonar los escenarios en 2012. Hoy sigue teniendo una vida social intensa

Massiel tiene ahora una intensa vida social.

Massiel tiene ahora una intensa vida social. / ARCHIVO

Quizás algunos recuerden ahora aquella canción de Massiel titulada Lady Veneno. “Yo tuve tres maridos, y a los tres los envenené con unas cuantas gotas de cianuro en el café. Pero seguramente no me guardan rencor, pues derechos marcharon hacia un mundo mejor”, rezaba la letra de esa oda al asesinato considerado una de las bellas artes para deshacerse de esposos molestos. Su intérprete no llegó nunca a esos extremos en la vida real, pero igual sí se planteó la idea durante la relación con alguna de sus grandes parejas conocidas.

Con su primer marido, el guapo doctor Luis Recatero, se casó para poder escapar de su casa, sin darse cuenta de que al hacerlo estaba entrando en otro tipo de cárcel. Se desencantó del todo la noche de 1970 en que llamó a Recatero desde el teatro, donde en ese momento representaba un texto de Bertolt Brecht junto a Fernando Fernán Gómez, para decirle que se retrasaba el ensayo. El doctor le replicó que su deber como esposa era estar en casa esperándole y haciéndole la cena. “Me dijo: ‘O Bertolt Brecht o yo’”, contó ella al respecto. “Me puse a llorar, colgué el teléfono y les dije a Fernando Fernán Gómez y al director: ‘¿Me podéis llevar a un abogado? Porque creo que si no aparezco en mi casa me pueden denunciar por abandono de hogar’”.

Después de la ruptura, Massiel se enamoró del político socialista Carlos Zayas, padre de su hijo Aitor, que nació en junio de 1977 en Londres, ya que en España no existía todavía la ley del divorcio —al seguir casada con Recatero, este podría reclamar la paternidad si así lo consideraba—. La criatura fue presentada en la portada de ¡Hola!, en la que está considerada la primera exclusiva previo pago de la prensa del corazón española. Aquel reportaje le granjeó fuertes críticas a Massiel, aunque lo cierto es que ella creó escuela y, a partir de ese instante, muchos otros personajes conocidos empezaron a convertir sus actividades en reportajes lucrativos.

Su historia con Zayas tampoco funcionó, y al cabo del tiempo empezó a salir con el periodista Pablo Lizcano. Se casaron en 1985 en México, teniendo como padrino de boda a Gabriel García Márquez, pero el matrimonio duró solamente tres años debido a la incompatibilidad de caracteres. Sin embargo, Massiel confesó a algún que otro amigo que el único gran amor de su vida había sido José Sámano, el productor de cine, teatro y televisión que durante dos décadas fue el compañero sentimental de Mercedes Milá. Espartaco Santoni cuenta en sus polémicas memorias que Sámano y él rivalizaron entre ellos por conseguir el corazón de la cantante: “Sámano vino a verme lloriqueando para que la dejara y le aconsejé que, si quería recuperarla, debía aparecer como un triunfador y no como un llorón derrotado”.

Promesa de la canción protesta

María de los Ángeles Santamaría, alias Massiel, es la rebelde primogénita de un matrimonio de asturianos emigrados a Madrid. Nada más acabar el Bachillerato, se puso a trabajar junto a su padre, Emilio Santamaría, un sastre reconvertido en representante y promotor musical, al tiempo que estudiaba idiomas, canto y ballet, con la esperanza de llegar a triunfar como cantante. Una noche, prácticamente a escondidas, grabó una maqueta con la ayuda del músico Waldo de los Ríos, y esa cinta de casete llegó a oídos del sello Novola, que ofreció a Massiel un contrato para grabar un disco con sus cuatro primeros temas. Su presentación fue un éxito, el proyecto causó un gran impacto y las revistas especializadas empezaron a hablar de ella como una de las principales promesas de la canción protesta en España.

“He sido siempre una representación surrealista, un poco de mí misma y, por linaje, de mi padre”, señaló en una entrevista. “Nunca he pretendido ser rara, pero dicen los demás que soy original. Rompí un tiempo en que todo era monótono, y todas se peinaban igual y cantaban esas canciones de la editorial de Algueró padre, que eran refritos, y empecé a escribir letras y a tratar gentes nuevas, y un día conocí a un chico que pintaba, que escribía poemas y que me convirtió en su musa”. El tipo en cuestión era Luis Eduardo Aute, que escribió para ella canciones como Rosas en el mar, que fue un éxito.

Massiel durante su actuación en Eurovisión.

Massiel durante su actuación en Eurovisión. / ARCHIVO

Sin embargo, Massiel pasará a los anales de la historia por su inesperada victoria en el Festival de Eurovisión 1968 cantando La, la, la. El tema, compuesto por el Dúo Dinámico, estaba destinado en un principio a Joan Manuel Serrat, pero este quiso cantarla en catalán y no le dejaron, así que Televisión Española decidió buscar otro candidato deprisa y corriendo. “Ir a Eurovisión me resultó muy sencillo, entre otras cosas porque a mí la canción me pareció muy fácil”, contó la artista en el libro Yo tampoco gané Eurovisión. “Yo acababa de estar más de un mes cantando en Cuba para conocer la revolución cubana y había sido tres meses número uno en toda América con Rosas en el mar. Allí cantaba dos veces cada día, tarde y noche, sin salir del local, un ritmo de trabajo muy fuerte para una cría de 20 años como era yo”.

Artista contestataria

Los medios convirtieron su triunfo en hazaña épica. “Cuando volvimos, sabía que había que saludar a la gente y mandé que quitaran la capota”, ha relatado. “Además, pienso que realmente no gané nada. Gané estar muchísimo tiempo sin aparecer en televisión. Los problemas llegaron unos días después, cuando declaré a la revista Triunfo que no era franquista y que no quería ir al Palacio del Pardo”.

Cabe recordar que, sobre todo en esa época, Massiel no tenía problema de mostrar su cara más política y contestataria, y en varias ocasiones aseguró haber corrido delante de los grises en las manifestaciones y manifestó sus ideas progresistas. También ha dicho que se negó a que Franco le impusiera el Lazo de Isabel la Católica, condecoración concedida inmediatamente después de triunfar en el Royal Albert Hall —aunque otras veces ha comentado que sí lo recibió, pero que rápidamente lo devolvió—.

Desde finales de la década de los ochenta se inició un bajón en su carrera. Por un lado, siguió haciendo galas y sacó varios discos con temas que no tuvieron repercusión en las listas de lo más vendido. También hizo varios papeles en el cine y la televisión, aunque nunca le sacaron demasiado partido como actriz, y ejerció de tertuliana en la radio, donde llegó a tener programa propio. En 2007, el programa Espejo Público la fichó como colaboradora, y en 2012 decidió retirarse de la escena tras representar en el Teatro Español el musical Follies, de Stephen Sondheim, donde encarnaba a Carlota Campion y hacía suyo el tema I’m Still Here.

En la actualidad, la artista de 76 años sigue residiendo en su casa en la Gran Vía madrileña, y todavía tiene una vida social intensa, pese a la degeneración macular que sufre desde hace un tiempo. Lo que ya no hace, según cuenta a nuestro periódico una persona de su entorno, es conceder ninguna entrevista que no esté remunerada.