CALIDAD SUEÑO

¿Cómo afecta el frío a la calidad del sueño?

El cuerpo experimenta cambios a lo largo del año en cuanto a calidad del sueño, según la estación descansamos diferente y se debe a cuestiones medioambientales

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Estas son las razones por las que tu ciclo del sueño cambia en invierno

Estas son las razones por las que tu ciclo del sueño cambia en invierno / PEXELS

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¿Has notado cambios en la calidad de tu sueño según las estaciones? Si es así, tienes que saber que es algo totalmente normal. La forma en la que descansamos en verano no tiene nada que ver con la de invierno, y a continuación te detallamos cómo afecta esta última estación en tu forma de dormir.

De acuerdo a los científicos, el frío afecta a nuestro organismo de una forma muy particular. Tiene tanto cosas buenas como malas, pero has de saber que es un proceso común.

¿Reconoces estos síntomas? Así afecta el frío al sueño

Además de síntomas físicos que podamos sentir, hay factores medioambientales que también influyen en la calidad de sueño. La temperatura es uno de ellos. Los expertos recomiendan dormir en una habitación entre los 15 y 20 grados para un mejor descanso, es por eso que en verano solemos descansar peor y nos sentimos más inquietos.

Mayor cansancio

Es posible que con la llegada del invierno sientas que quieres dormir más. Igual que la temperatura es beneficiosa para tener un ciclo del sueño más eficiente, es un enemigo enorme cuando suena el despertador y nos tenemos que levantar de la cama.

El calor que producimos por la noche se esparce por toda la habitación, haciendo que entremos en un bucle soñoliento del que es complicado salir.

Cambio de horarios

En invierno hay menos horas de luz, a las 20.00 horas ya es prácticamente de noche y este fenómeno engaña a nuestro cerebro para que quiera dormirse antes.

Además, en esta época del año, y debido precisamente a este descenso de luz natural, el cuerpo genera más melatonina, la hormona del sueño. Esto se traduce en nuestro organismo a querer dormir más, haciendo que cambiemos levemente nuestra rutina de cara a la estación.

Menos estrés

El cortisol, la hormona del estrés, se reduce. Estamos más relajados, y, junto con el ambiente oscuro y frío, hace que queramos quedarnos en casa beneficiándonos de este estado de relax para dormir.

Con los niveles de cortisol más bajos que nunca, la calidad de nuestro sueño se multiplica. Adiós a ese insomnio que puedes llegar a tener en verano, ya que la probabilidad de sufrirlo se reduce considerablemente.

Aumento enfermedades

En invierno el aire es más seco y más frío, lo que propicia la transmisión de enfermedades. La humedad de la calefacción tampoco nos hace ningún favor, pues lo único que hace es destemplar el cuerpo y crear una falsa sensación de calor que hará que la garganta, los ojos y la nariz se irriten.

Si coges alguna enfermedad, te será más difícil conciliar el sueño, y, si además eres una persona friolera, deberás tratar de adaptarte lo mejor que puedas a estas condiciones.

El invierno afecta, en rasgos generales, de manera positiva a nuestra calidad del sueño. Sin embargo, la presencia de ciertos fenómenos como la temperatura, pueden jugar en nuestra contra y hacer que descansar sea toda una odisea.

Poco a poco el cuerpo se va acostumbrando a cualquier traba que se presente y solo será cuestión de tiempo que te acostumbres a este nuevo ciclo del sueño.