VIAJE OFICIAL A CHINA

Scholz reclama a Xi una competencia justa "sin dumping, sobreproducción ni violación de propiedad intelectual"

El gigante asiático ha promovido los negocios con su principal socio comercial mientras afeaba sus masivas exportaciones y ha animado al empresariado alemán a profundizar los lazos sin desatender la estrategia europea del 'de-risking'

Olaf Scholz y Xi Jinping

Olaf Scholz y Xi Jinping / EP

Han concluido el martes los tres días de malabares diplomáticos en China del primer ministro alemán, Olaf Scholz. En el gigante asiático ha promovido los negocios con su principal socio comercial mientras afeaba sus masivas exportaciones y ha animado al empresariado alemán a profundizar los lazos sin desatender la estrategia europea del 'de-risking' o rebaja de la dependencia económica de China. Está ya acostumbrado Scholz a llegar a puerto con vientos levantiscos. Si la misión consistía en que no chirriara demasiado el discurso, está cumplida.

Scholz ha sido recibido por el presidente chino, Xi Jinping, en la Casa de Huéspedes de Diaoyutai, un armonioso complejo de villas y lagos en el centro pequinés que ha servido de escenario de cumbres internacionales durante décadas. Más tarde tenía previsto hablar con el primer ministro, Li Qiang. En los días previos visitó las más preminentes empresas alemanas en Chongqing, la macrociudad del interior, y Shanghái, el pulmón financiero chino, lo que enfatiza el perfil económico de la visita. Las cadenas de suministro e industrias de ambos países están profundamente enlazadas y sus mercados son interdependientes, le recordó Xi. "Debemos ver y desarrollar las relaciones bilaterales de una forma integral y con una perspectiva estratégica a largo plazo", le ha recomendado con una sutil alusión al contexto fragoroso actual.

En la mesa estaba el último asunto estrella: lo que Bruselas y Washington llaman soprecapacidad china y para Pekín no es más que la exportación de toda la vida. Opinan los primeros que China inunda el mundo de coches eléctricos y paneles solares precios imbatibles gracias a los subsidios. Responde la segunda que triunfan sus productos por competitivos.

Reclamación de una competencia justa

Asumidos como inevitables los vehículos chinos en Europa, Scholz ha subrayado la competencia justa. "En otras palabras, que no haya 'dumping', ni sobreproducción, ni violaciones del derecho de propiedad intelectual", ha aclarado. Xi ha reivindicado las exportaciones chinas en campos que domina porque ningún otro país ha invertido tanto frente a tanto sopapo. "Los vehículos eléctricos, las baterías de litio y los productos fotovoltaicos chinos no sólo han enriquecido la cadena de suministro global y aliviado las presiones inflacionistas sino que también han contribuido mucho a la respuesta contra el cambio climático y la transformación verde”, ha dicho.

También ha criticado el proteccionismo que late tras las políticas europeas erigiéndose de nuevo, con Trump en el horizonte, en el paladín del libre comercio. Ambos países, ha afirmado, deben "mantenerse vigilantes frente al creciente proteccionismo, mirar el asunto de la capacidad de producción de forma objetiva y desde una perspectiva global y orientada en el mercado".

No ha ido mucho más lejos Scholz ni podía. El primer ministro asume la contradicción: cualquier esperanza de resucitar la economía nacional de espaldas a China es utópica pero poner todos los huevos en una cesta es altamente arriesgado. Muchos puestos de trabajo en Alemania dependen hoy de China tras varias décadas de fructíferas sinergias. El milagro económico chino le debe mucho a Alemania. Su industria, especialmente la automovilística y química, permitió a un país que se desperezaba acceder a una tecnología puntera.

Las multinacionales alemanas, a cambio, se beneficiaron de un mercado de 1.400 millones de habitantes y de sus salarios misérrimos. Cualquiera que pretendiera cierto brillo social, ya fuera un nuevo rico o un funcionario del partido, necesitaba de un coche alemán. En las asambleas legislativas anuales, hasta no hace tanto tiempo, las berlinas negras de los representantes cubrían como un manto los aledaños de la plaza de Tiananmén.

"Socio, competidor y rival sistémico"

Esta es la primera visita de Scholz desde que Berlín definiera a China como un "socio, competidor y rival sistémico". En la anterior, dos años atrás, Estados Unidos y las voces más beligerantes le acusaron de tibio, y es probable que se repitan las críticas. De priorizar los intereses alemanes le culparon al primer ministro alemán, un síntoma de estos tiempos extraños. También desde la oposición se afea su sintonía comercial con Pekín a pesar de sus buenas relaciones con Moscú.

A Ucrania se refirió sucintamente Xi, según la transcripción oficial. El presidente chino pidió a todas las partes que se esfuercen en alcanzar la paz y evitar una escalada sin fin. China, continuó Xi, apoya una conferencia internacional donde ambas partes estén representadas.