ENTREVISTA

María Andrés Marín, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España: "El Brexit, lejos de tener un efecto de contagio, ha sido una vacuna"

La directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España atiende a Prensa Ibérica para hablar sobre las elecciones europeas del próximo 9 de junio

María Andrés Marín hace balance de una legislatura marcada por el covid, Ucrania y menciona los principales retos a los que se va a enfrentar Europa

María Andrés Marín, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España, este lunes en Zaragoza.

María Andrés Marín, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España, este lunes en Zaragoza. / JAIME GALINDO

Alberto Arilla

El próximo 9 de junio, España acudirá de nuevo a las urnas. Lo hará, eso sí, a la vez que los otros 26 países miembro de la Unión Europea, que renovará su Parlamento tras cinco años de legislatura que han estado marcados por la pandemia y por la invasión rusa en Ucrania. Con motivo de la cercanía de la campaña electoral, la actual directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España, María Andrés Marín, ha estado presente este lunes en Zaragoza para charlar en el Laboratorio de Aragón Gobierno Abierto (Laaab) acerca de lo que suponen las elecciones europeas en el contexto de la comunicación política de hoy, en una jornada organizada junto a la Asociación de Comunicación Política (ACOP). Antes de la conferencia, Andrés Marín ha atendido a este diario para hacer balance sobre la legislatura que ahora acaba, sobre los nuevos retos a los que se enfrenta la UE en los próximos cinco años y también sobre el bagaje de Aragón respecto a los fondos Next Generation.

¿Qué balance hace de estos cinco años en Europa?

Muy positivo. Y no porque hayan sido buenos tiempos para la Unión Europea y para el mundo, sino porque la UE ha aprendido las lecciones de la crisis financieras, para responder con una velocidad que no se conocía antes de esta legislatura. Tanto para reaccionar ante el covid como para reaccionar ante la invasión rusa, recuperando ese sentido de la solidaridad con las vacunas, los fondos Next Generation o con ese apoyo sin fisuras a Ucrania.

Ha sido una etapa en la que España ha tenido mucha importancia, ostentando la presidencia durante la segunda mitad de 2023.

Esos seis meses han sido una batalla contrarreloj para sacar un montón de temas que habían quedado en el tintero por culpa de la pandemia y la guerra. Había muchos temas de legislación que habían quedado atrasados y, además, era el último semestre útil, porque en este, la nueva presidencia belga apenas tiene cuatro meses antes de la campaña. Había cuestiones como avanzar en los derechos de las personas con discapacidad, así como un montón de dosieres para asegurar la transición verde o la transición digital, con la primera ley mundial sobre la Inteligencia Artificial. En todo esto, la presidencia española, a pesar de estar campaña electoral, se ha desvivido.

Menciona las elecciones españolas. ¿Cómo se vive un momento de tanta polarización desde Europa?

La polarización no es exclusiva de España. Europa, y el mundo en general, está sumido en una polarización importante, porque las crisis cada vez están más interconectadas, con efectos muy directos y que cada vez ocurren más deprisa. Los ciudadanos llevan tanto tiempo encadenando crisis, de forma tan rápida, que es difícil que sientan que los gobiernos están tomando decisiones que puedan resolver sus problemas. Y, cuando no ven un gobierno arremangado, que sepa tomar decisiones muy claras para lo que les afecta a ellos en el día a día, tienden a polarizar sus ideas y votar opciones en los extremos.

Volviendo a las elecciones, vamos encaminados a una campaña en la que la cuestión palestina va a estar muy presente. España ya se ha posicionado por el reconocimiento del Estado palestino, pero hay otra serie de actores que no están por la labor. ¿Qué papel va a jugar Europa?

La UE siempre ha intentado rebajar la intensidad y conseguir un alto el fuego negociado cuanto antes. El Parlamento Europeo ha adoptado numerosas resoluciones en los últimos años abogando por la solución de los dos Estados. En ese contexto, el Gobierno español, junto a otros países como Irlanda, están haciendo esfuerzos para ese reconocimiento del Estado de Palestina, en un momento en el que está amenazado por la incursión israelí. Sin juzgar el horror que supusieron los crímenes terroristas de Hamás, lo que no se puede hacer es mirar hacia otro lado. La UE está llevando a cabo una iniciativa diplomática muy clara, liderada por Josep Borrell, basada en ayudar y respetar a Israel, pero exigiéndole que no deje de respetar los derechos de la población civil en Gaza. La incursión de Irán nos hace temblar, pero los 27 Estados miembro han pedido a Israel que la reacción no contribuya a una escalada del conflicto en la región. Si eso no se respeta, los expertos ya hablan de un incremento del petróleo, de las materias primas y de la inflación, como ya hemos visto en Ucrania. Creo que, a diferencia de en otras legislaturas, esta vez se están activando todos los mecanismos disponibles y se está actuando con velocidad y contundencia.

"España es un país tan europeísta que ningún partido con conocimiento del contexto político va a hacer campaña por salir de la UE"

María Andrés Marín

— Directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España

¿Hace falta más pedagogía sobre la Unión Europea en España?

Sí.

¿Hay temor sobre los movimientos populistas euroescépticos tras el Brexit? Hay tendencias en Italia, Hungría e incluso Alternativa por Alemania (AfD) se atrevió a sugerirlos.

No todos los movimientos populistas tienen el mismo grado de eurofobia. El Brexit, lejos de tener un efecto contagio, ha acabado teniendo un efecto vacuna. Antes, se hablaba de Italexit, Nexit (Países Bajos)… Lugares donde la extrema derecha, de forma muy populista, azuzaba esa idea de recuperar esa soberanía nacional, apoyándose en la nostalgia por el pasado, pensando que así se iban a solucionar todos los problemas. Pero la experiencia con el Reino Unido les ha disuadido, y ahora vemos movimientos eurófobos y populistas, sobre todo de extrema derecha, que ya no hacen campaña por la salida de la UE, sino que lo que intentan es entrar con fuerza en las instituciones europeas para cambiarlas desde dentro.

Es un escenario que está sobre la mesa.

Según las encuestas, podría darse. Si aumentan los escaños euroescépticos cambiarán los equilibrios políticos en una institución clave que debe decidir cómo reaccionar, durante los próximos cinco años, ante retos como los que hemos hablado. En España no existe ninguna fuerza que reclame la salida de la UE, es un país tan europeísta que ningún partido con cierto conocimiento del contexto y de la opinión pública va a hacer campaña por ello. Lo que sí existe es una multiplicidad de partidos más amplia, a izquierda y derecha, que provoca que se replantee qué peso debería tener la UE en las decisiones. Pero hay que tener en cuenta que, ante las crisis globales e interconectadas, como la del cambio climático, la respuesta no va a tener el mismo éxito si es solitaria. La realidad es muy tozuda y demuestra que la colaboración entre países nos hace más fuertes.

En las últimas elecciones europeas de 2019 creció la participación, pero es cierto que coincidieron con las municipales y autonómicas. ¿Qué expectativas hay para el próximo 9 de junio?

Este miércoles vamos a publicar un nuevo eurobarómetro que demuestra que la intención de voto es más alta que en las últimas elecciones. Efectivamente, la participación históricamente ha sido baja, llegando al 42% en 2014. Una tendencia que se revirtió por primera vez en 2019, cuando se alcanzó el 50,6%. No solo en España y no solo por coincidir con otras citas electorales, porque en toda Europa creció la participación. El resultado de tantas crisis hace entender a la ciudadanía que nos jugamos más de lo que pensamos en las europeas. Creemos que va a seguir creciendo la participación, aunque no podemos echar las campanas al vuelo, ya que en un sector clave como el de los jóvenes (menores de 25 años), últimamente ha sido muy baja, con un 28% en 2014 y un 42% en 2019.