10 AÑOS DE CONFLICTO RUSO-UCRANIANO

Las víctimas del Maidán en Ucrania siguen esperando justicia 10 años después de la matanza

"Nuestro presidente y el Gobierno tienen que entender que necesitamos justicia y no pararemos, seguiremos luchando", advierte Yurii, líder de la asociación de familiares

Aniversario de la matanza de Maidán

Aniversario de la matanza de Maidán / SERGEY DOLZHENKO

Irene Savio

Irene Savio

Alrededor de 100 personas murieron —casi todos manifestantes, aunque también hubo una decena de policías fallecidos— hace exactamente 10 años en tres meses de protestas en la plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev. Lo que sucedió en aquellos días, mientras la Maidan Nezalezhnosti ardía, marcaría a toda una generación y fue la mecha que prendió la actual guerra. Miles de vidas nunca volverían a ser iguales y algunas quedarían rotas para siempre. Como Yurii Aksenyn, huérfano de padre desde esta revuelta que no solo cambió el mundo (con el derrocamiento del entonces presidente Viktor Yanukóvich y el inicio del conflicto ruso-ucraniano), sino que también abrió centenares de procedimientos judiciales que han intentando esclarecer qué ocurrió en aquellos días; la mayor acción judicial en tres décadas de independencia de Ucrania, hasta ahora con escasos resultados.

Por eso, como líder de la asociación de familiares de víctimas de Maidán, Yurii mantiene un pulso desde 2014 contra todos los gobiernos que se han sucedido para que los culpables de aquellas muertes sean llevados ante la justicia y encarcelados. "Nuestro presidente y el Gobierno tienen que entender que necesitamos justicia y no pararemos, seguiremos luchando", advierte, al denunciar que nadie con una sentencia de condena está hoy en la cárcel. "Mi padre sabía que iba a morir en Maidán de Kiev. Me dijo que no fuese y ahora yo me siento responsable", explica este joven de 33 años, cuyo padre, Vasyl, falleció el 20 de febrero de 2014, uno de los días más sangrientos de ese febrero.

Igor Burdyga es uno de los cronistas que han pasado años siguiendo el periplo judicial de los procedimientos abiertos. Uno de los últimos juicios que ha cubierto se cerró en octubre y empezó hace ocho años. En este proceso, como víctima, también estaba el padre de Yurii. Acabó con condenas de cárcel por asesinato masivo contra tres oficiales de las unidades Berkut, unas tropas de reacción rápida creadas en 1992 (tras la independencia), disueltas después de Maidán y que, desde el primer momento, fueron señaladas públicamente en Ucrania como las principales responsables de las matanzas.

Nadie en la cárcel

"No obstante, ninguno de los tres está hoy en prisión, ya que no se encuentran en Ucrania", constata Burdyga. "Ni tampoco lo están los otros dos acusados, que en la época eran francotiradores y que sí se presentaron físicamente en el juicio", añade. La razón es que uno fue absuelto, mientras que el juez condenó al otro pero sólo por exceso de autoridad y además consideró que ya había cumplido la pena con el tiempo transcurrido en prisión preventiva.

"Otro de los grandes problemas ha sido se logró encarcelar a unos pocos oficiales de bajo rango y que incluso los encarcelados acabaron en intercambios de presos con Rusia", añade Vitaliy Tytych, abogado militar que representa a los familiares. "Además de ello, en el caso que cerró en primera instancia en octubre el juez, desestimó establecer el nexo con toda la cadena de mando", continúa, al criticar un sistema judicial que, según él, "aún necesita de profundas reformas". 

La huida a Rusia de numerosos Berkut acusados y los retrasos y negligencias de los procedimientos llevados adelante sobre todo en los primeros años después de Maidán, han sido, según ambos, también motivos de esta situación. En un informe de 2020, la Misión de Seguimiento de los Derechos Humanos de la ONU en Ucrania añadió más causas: la falta de fondos y personal en los tribunales, la no suspensión inmediata de sus cargos de todos los policías implicados (y que habrían ejercido una acción intimidatoria) y "la llamada Ley de Inmunidad, que impidió que se investigaran las muertes de los agentes". Una ley, esta, introducida después de Maidán y que causó episodios grotescos, como el de Ivan Bubenchik, que confesó en un documental haber asesinado dos policías y no fue encarcelado.

Que las reclamaciones de justicia y reparación puedan materializarse en el futuro es una quimera a ojos de muchos. Denys Ivanov, subjefe del departamento de Asuntos del Maidán de la Fiscalía General, no lo ve así, pero además advierte que los procesos sobre el año 2014 constituyen "el desafío más grande que ha tenido el sistema judicial ucraniano en tres décadas de independencia".

"En total se registraron 4.700 casos, de los cuales 2.500 solo por Maidán y en la ciudad de Kiev, y los demás por violencias ocurridas en el resto del país. Estamos hablando de centenares de testigos", dice Ivanov. Pero el resultado ha sido muy discreto. Hasta la fecha, solo 60 personas (4 por asesinato) han sido declaradas culpables en primera instancia y otros dos acusados de homicidio son los que están en la cárcel, pero porque están a la espera de que se celebren sus juicios.