Nueva tendencia en el gigante asiático

La caída demográfica de China por segundo año consecutivo aboca al país a un difícil contexto económico

Las muertes del último año, 690.000 superiores al del anterior, dan luz al misterio de la factura que se cobró a principios de año la voladura de diques contra el covid y el inmediato tsunami de contagios en un país que no lo había conocido

La caída demográfica de China por segundo año consecutivo aboca al país a un difícil contexto económico.

La caída demográfica de China por segundo año consecutivo aboca al país a un difícil contexto económico. / EFE

Adrián Foncillas

La población china suma ya dos años en números rojos. La India le relevó ya como primera potencia demográfica y no se intuye el fin a una caída que empuja al país a un contexto económico muy delicado de mano de obra declinante y tensiones en el sistema de pensiones. Si uno piensa en los chinos como una masa uniforme que sólo se mueve a impulsos del Gobierno, puede echar un vistazo a su olímpico pasotismo de las desesperadas peticiones.

Hacía tiempo que China temía que menguara de nuevo tras aquellas hambrunas del Gran Salto Adelante que diezmaron al país en 1961. Ocurrió el pasado año, con un recorte de 850.000 habitantes. Y este año, lejos de corregirse, el saldo negativo ha trepado a los 2,08 millones. Más récords negativos: su tasa de natalidad ha caído en un año de los 6,77 niños por mil habitantes a los 6,39, la más baja desde la fundación de la República Popular en 1949. Son 9,02 millones de nacimientos en 2023 frente a los 9,56 del anterior ejercicio.

Las muertes del último año, 690.000 superiores al del anterior, dan luz al misterio de la factura que se cobró a principios de año la voladura de diques contra el covid y el inmediato tsunami de contagios en un país que no lo había conocido. Esas casi 700.000 muertes, la más que probable cifra total que causó la pandemia en China, son bastante más verosímiles que los ridículos números oficiales, pero certifican que aquella política tan denostada en Occidente evitó una mortandad. Estados Unidos, con una cuarta parte de la población china, sufrió 1,2 millones de fallecidos. Con esa proporción, a China le tocaban cinco millones.

Esfuerzos baldíos

Los esfuerzos de Pekín por estimular la natalidad son baldíos. China jubiló la política del hijo único, el mayor experimento demográfico de la Historia, en 2015. Primero permitió la parejita y después el trío. Esperaba un 'baby boom' y encontró un repunte tímido y efímero antes del regreso de las caídas. Lo ha intentado casi todo: ayudas a la vivienda, descuentos fiscales, bajas de maternidad… También apelaciones al patriotismo. El presidente, Xi Jinping, ha subrayado la urgencia de que la mujer recupere los viejos roles domésticos y desde Pekín se han diseñado políticas para promover la cultura del matrimonio y la familia. La prensa nacional ha animado a todos a participar en "el rejuvenecimiento de la nación".

Los jóvenes chinos se casan más tarde o no se casan y desdeñan la descendencia en flagrante conflicto con los tradicionales valores confucianos. Las razones se parecen mucho a las que embridan la natalidad en Occidente: la carestía de la vida, el disfrute del tiempo libre y la incertidumbre. La economía china no ha disfrutado del rebote poscovid esperado y el paro juvenil es tan alto que el Gobierno ha dejado de publicar la cifra.

China comparte el drama con todas las sociedades avanzadas, tanto europeas como asiáticas. Japón sufre la misma tasa de natalidad (6,3 por mil habitantes) mientras la surcoreana cae hasta los 4,9. Lo que distingue a China es la celeridad del proceso y que haya alcanzado el envejecimiento demográfico antes del pleno desarrollo. Su población ya rebasó en 2021 el 14% de mayores de 65 años, el umbral del país "viejo", según el Banco Mundial. En apenas once años, según sus proyecciones, será China ya "súper vieja", cuando concentren el 20% de la población.

Un milagro que se desvanece

Aquella vasta mano de obra barata que alimentó en las fábricas el milagro económico se desvanece. El sector en edad de trabajar, entre los 16 y los 59 años, se contrajo el pasado año en 10,75 millones de efectivos, según la Oficina Nacional de Estadísticas. Los jubilados en 2035 habrán superado los 400 millones, 120 millones por encima de la población estadounidense total. La Academia de Ciencias Sociales calcula que entonces se secará la caja de las pensiones.

Los incidentes esporádicos de este año ya insinúan la magnitud del problema futuro. Los ancianos han protestado en las calles de un puñado de ciudades cuando estas, atenazadas por la economía renqueante, les recortaron la cuota de cobertura sanitaria mensualPekín ha ordenado a los gobiernos locales que profundicen en el potencial de la "economía plateada", en referencia a los ancianos, con la finalidad de contentarlos y sumar motores de crecimiento. De todos los retos a los que se enfrenta China, internos y externos, no hay otro más urgente y complicado que su demografía.