Presentación

Alianza Sahra Wagenknecht, el nuevo partido de la izquierda alemana que sacude el tablero político

La política excomunista funda una fuerza contra la "inmigración descontrolada" y los suministros a Ucrania

Sahra Wagenknecht, durante la rueda de prensa en la que ha presentado su nuevo partido, este lunes en Berlín.

Sahra Wagenknecht, durante la rueda de prensa en la que ha presentado su nuevo partido, este lunes en Berlín. / EFE

Gemma Casadevall

Que un partido adopte como denominación el nombre de su líder --Sahra Wagenknecht-- es indicativo del grado de personalismo que lo genera. La exlíder del ala comunista dentro de La Izquierda alemana presentó este lunes la llamada Alianza Sahra Wagenknecht por la Sensatez y la Justicia (o BSW, por sus siglas en alemán), envuelta en un notable revuelo mediático y arropada por un economista independiente --el empresario iraní-alemán Shervin Haghsheno--, la exjefa del grupo parlamentario de La Izquierda, Amira Mohamed Ali, y el exalcalde socialdemócrata del populoso Düsseldorf, Thomas Geisel. "Nuestro programa no incorporará cuestiones como el lenguaje inclusivo de género u otras consignas dichas izquierdistas. A muchos ciudadanos eso no les dice nada", afirmó Wagenknecht. Su formación busca un electorado transversal, aunque se identifica como "izquierdista, entendiendo el término como la defensa de la justicia social", añadió.

"Hay que actuar contra la inmigración incontrolada", apuntó por su parte Geisel, quien ha abandonado la socialdemocracia para unirse al BSW como candidato para las elecciones al Parlamento Europeo, su primera prueba ante las urnas. "No se trata de abolir el derecho de asilo, sino de ceñirlo a quienes necesitan protección porque son perseguidos", matizó Wagenknecht.

Espectro electoral

Desde que la jefa de la BSW abandonó el grupo parlamentario de La Izquierda junto con otros ocho diputados, a finales del año pasado, los analistas políticos tratan de evaluar el espectro electoral que puede alcanzar. Wagenknecht lideró durante décadas el ala comunista de la Izquierda, partido surgido de la fusión entre el postcomunismo del este de Alemania y una escisión del Partido Socialdemócrata (SPD) comandada por Oskar Lafontaine, con quien se casó en 2015. Pero sus posicionamientos migratorios y la mano dura frente al asilo la acercan a los planteamientos de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Los analistas consideran que el BSW puede reclutar electorado que actualmente da su voto a la derecha radical. Y también que el nuevo partido podría dar la estocada final a La Izquierda, partido que en los comicios generales de 2021 quedó en el 4,9%, por debajo del 5% mínimo para obtener escaños, aunque finalmente obtuvo grupo parlamentario gracias a varias victorias en sus bastiones del este.

"Se dice que somos una amenaza para la democracia, pero la verdadera amenaza es un gobierno como el actual", afirmó Wagenknecht, en alusión al tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Olaf Scholz. Ni esas formaciones ni la oposición conservadora dan respuestas "sensatas" a la Alemania en recesión, que además se ha convertido en el "primer suministrador de armas de Ucrania", recordó la líder de la BSW, considerada más cercana a Moscú que a Kiev. Su recién nacido partido tiene asegurada cierta base financiera --1,5 millones de euros procedentes de donativos-- y busca nueva militancia, pero rehusará una "transferencia automática" de afiliados procedentes de la AfD, aseguró, aunque sin precisar cómo se materializará ese filtro.

Crispación política y radicalización de las protestas

El nuevo partido de Wagenknecht puede sacudir el tablero político alemán. La AfD es la segunda formación en intención de voto a escala nacional, con perspectivas de erigirse en primera fuerza en los tres estados del este donde el próximo septiembre se celebrarán comicios regionales. Su aparición se produce en un momento de debilidad económica en Alemania y recortes presupuestarios, precipitados por la austeridad defendida por los socios liberales de Scholz. Este lunes fue la primera jornada en la serie de movilizaciones masivas del campo alemán contra los recortes a las subvenciones al diésel que, según los agricultores, ponen en peligro su actividad. Toda esta semana se sucederán las protestas por todo el país, mientras que el lunes de la siguiente se espera que confluya en Berlín una gran concentración de tractoristas.

La crispación del campo va en aumento, lo que se ha traducido en conatos violentos atribuidos a ultraderechistas infiltrados. Hubo incluso un escrache al ministro de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, cuando varios centenares de manifestantes trataron de asaltar el ferry en que viajaba tras pasar la Navidad en el norte de Alemania. El gremio de agricultores se distanció de inmediato de esas formas de protesta. Pero dejaron claro que seguirán con sus movilizaciones contra los recortes.