REVUELTAS EN FRANCIA

Nueva escalada de violencia en Francia con el asalto a la casa de un alcalde

El ministro de Interior francés describe esta noche como "más tranquila"

Protestas en París por la muerte del joven Nahel.

Protestas en París por la muerte del joven Nahel. / EP

Francia se despertó este domingo tras la quinta noche consecutiva de protestas, violencias urbanas y actos de vandalismo, tras la muerte a manos de la policía de un adolescente de 17 años, Nahel M., el martes en Nanterre, en la periferia oeste de

París

. Al menos 719 personas fueron detenidas durante la pasada noche en el conjunto del territorio francés. A pesar de disminuir el número de arrestados, la violencia subió un peldaño al intentar atacar la vivienda de un alcalde en una localidad al este en el este de la región parisina. 

A la una y media de madrugada, en L’Haÿ-les-Roses –una ciudad de poco de más de 30.000 habitantes, un grupo de jóvenes lanzó con un coche en llamas contra el domicilio del primer edil, el conservador Vincent Jeanbrun. El vehículo no llegó a impactar contra la casa, pero cuando sucedieron los hechos, en el interior del domicilio se encontraba la mujer del alcalde y los dos hijos pequeños, de cinco y siete años. La esposa –la también política Mélanie Nowack– se rompió la tibia al intenar huir y uno de los niños resultó herido leve. La fiscalía ha abierto una investigación por "intento de asesinato". 

"Esta noche se ha traspasado un límite en el horror y la ignominia", aseguró Jeanbrun, que acaba de ser nombrado portavoz del partido Los Republicanos. "No voy a recular y seguiré defendiendo la República", señaló en Twitter. El acto despertó la condena unánime de la mayor parte de políticos del país. "Se ha cruzado una línea roja" señaló del prefecto de la Policía de París, Laurent Nuñez. Mientras que la primera ministra, Elisabeth Borne, acudió a L’Haÿ-les-Roses a apoyar a Jeanbrun y aseguró que "el Gobierno no permitirá que pase ninguna violencia" y se aplicará "la mayor firmeza" en las sanciones. 

Desde que empezaron los disturbios ha habido centenares de ataques a instituciones y edificios públicos, entre ellos alcaldías. Pese al incidente L’Haÿ-les-Roses, la noche del sábado, fue "más tranquila" que la anterior, a juicio de Gérald Darmanin, ministro del Interior. Su departamento registró menos enfrentamientos, destrozos y saqueos que la víspera en la mayoría de las ciudades del país, en particular en Lyon y Marsella, las dos aglomeraciones más afectadas el viernes. Con todo, un total de 577 vehículos y 74 edificios fueron incendiados y 45 policías resultaron heridos. Dos de ellos fueron alcanzados en París "por lo que podrían ser perdigones de plomo", según una fuente policial, y uno de sus compañeros, blanco de un disparo de arma de fuego en Nimes, se salvó al llevar la protección de un chaleco antibalas.

La noche con una mayor intensidad en los disturbios fue la del jueves al viernes. Desde entonces, estas violencias urbanas —comparables con la revuelta de los 'chalecos amarillos' en 2018 y la de las 'banlieues' en 2005— han disminuido de manera incipiente. Los 45.000 policías desplegados van cada vez más al contacto. Esto también explica el elevado número de detenidos de las dos últimas noches: 1.311 personas la noche del viernes la sábado y 719 la del sábado al domingo.

De los arrestos, al menos 56 ocurrieron en Marsella, 21 en Lyón y 315 en París, donde hubo escenas de tensión en los Campos Elíseos. No en vano a diferencia de lo que sucedió con la revuelta de 2005, esta vez los disturbios se han reproducido rápidamente más allá de la región de París. También tienen lugar en los centros de grandes ciudades, con saqueos de numerosas tiendas. Así sucede en Marsella desde el jueves y donde este fin de semana un grupo de jóvenes destrozó un concesionario de Volkswagen y se llevó numerosos vehículos. 

"Vamos a rebentar las cuentas de Snpachat", que se utilizan para organizar los disturbios, aseguró el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti. También advirtió de las posibles penas de cárcel y multas de 20.000 euros para los padres de los adolescentes que cometen las violencias callejeras. El presidente francés, Emmanuel Macron

, condenó, primero, con contundencia el "homicidio voluntario" de Nahel, cuyas imágenes escalofriantes muestran que el adolescente no representaba ninguna amenaza para el agente que lo mató. Pero ante la espiral de violencia urbana, ha endurecido su discurso e intentado despolitizar la revuelta.

No parece que la muerte de Nahel vaya a suponer un punto de inflexión respecto a los abusos policiales en las 'banlieues', acentuados por el recurso al gatillo fácil de los agentes en los últimos años. La ONU pidió el viernes a las autoridades francesas que "se confronten de manera seria a los profundos problemas de racismo y discriminación racial de las fuerzas de seguridad". "No hay racismo en la policía. Solo luchamos contra la delincuencia", le ha respondido este domingo el prefecto policial de París, Laurent Nuñez, en declaraciones a la cadena 'BFM TV'. Una negación del problema que amenaza con enquistarlo. Y que estos estallidos sociales se reproduzcan en el futuro.