PACTO FINANCIERO MUNDIAL

Cumbre en París para aportar soluciones financieras a la amenaza climática en los países del Sur global

La reunión tiene un objetivo tan ambicioso como difícil de conseguir: refundar el sistema Bretton Woods para dar una respuesta a la pobreza y las catástrofes medioambientales

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, habla con su homólogo de Benin, Patrice Talon, en París.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, habla con su homólogo de Benin, Patrice Talon, en París. / EFE

Ayudar a los países del Sur global en un momento en que se acentúan las diferencias con el Norte debido a la crisis del covid-19 y la guerra de Ucrania. Aportarles mecanismos financieros para que puedan combatir la pobreza, pero también afrontar la urgencia climática. Para ello, reformar las instituciones resultantes del sistema Bretton Woods (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional…). Son unos objetivos tan nobles como difíciles de conseguir. Y aún más en apenas 48 horas. 

El presidente francés, Emmanuel Macron, encabeza este jueves y el viernes en París una cumbre para avanzar en estos desafíos. Más de una cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno se han reunido en la capital francesa en el marco de este encuentro para “un nuevo pacto financiero mundial”. El primer ministro de China, Li Qiang, el presidente de Brasil, Lula da Silva, el de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, el canciller alemán Olaf Scholz, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen… Todos ellos han acudido al encuentro. Pese a su carácter pomposo —no deja de ser una especialidad francesa—, no está previsto que salgan decisiones concretas. Sus organizadores confían, sin embargo, avanzar en algunas medidas, como un impuesto internacional en el sector marítimo.

“Debemos asumir un salto en la financiación pública”, ha asegurado Macron en el Palacio Brongniart, la antigua sede de la bolsa parisina, donde se celebra la cumbre. En el discurso de apertura, ha recordado que “ya hay mucho dinero” en circulación, pero no suele destinarse “al servicio del progreso del planeta”. “Disponemos de un sistema financiero resultante de un consenso del pasado”, que “no es lo suficientemente rápido y que no está adaptado a nuestros objetivos”, ha añadido refiriéndose a instituciones internacionales, como el FMI o el Banco Mundial.

Países vulnerables a nivel financiero y climático

Creados después de la Segunda Guerra Mundial, estos organismos no surgieron para responder a la urgencia climática. Desde el Elíseo, han defendido su objetivo de crear “un nuevo consenso de París que reemplace al de Bretton Wood. Pese a sus buenas intenciones, Macron probablemente deberá conformarse con logros mucho más terrenales. Estados Unidos se opone, de hecho, a una reforma profunda de estas instituciones. 

Las autoridades estadounidenses “presionarán” a los tenedores de deuda de los países pobres para que acepten negociar la reestructuración de su deuda, ha asegurado Yellen en la cumbre. Otra medida examinada consistiría en utilizar los derechos especiales de giro del FMI para poner a disposición de países del Sur unos 100.000 millones de dólares. La primera ministra de Barbados, Mia Mottley, —la idea de esta cumbre surgió a raíz de una reunión de ella con Macron el año pasado— también defiende una suspensión del pago de la deuda en el caso de aquellos países que sufran catástrofes naturales.

“Los países más vulnerables desde el punto de vista financiero son también los más vulnerables al impacto del cambio climático y por tanto tenemos que reforzar este marco multilateral”, ha defendido la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, que representa a España en la cita. El 93% de los países más vulnerables a la desregulación climática se encuentran en una situación de endeudamiento excesivo o pronto lo sufrirán, según un informe de la oenegé Action Aid. Durante las últimas tres décadas, el 97% de las víctimas de catástrofes climáticas vivían en países del Sur. Ellos destinan el 10% de su PIB a adaptarse a la desregulación climática, mientras que solo son los responsables del 4% de las emisiones de CO2 en el mundo.

Resentimiento creciente en países del Sur

Después de que la pasada década resultara sinónima de prosperidad para muchos Estados africanos y latinoamericanos —beneficiándose especialmente del crecimiento de China y sufriendo poco las consecuencias de la crisis de 2008—, estos años 20 del siglo XXI están siendo especialmente difíciles para estos países. No solo no dispusieron del músculo financiero de Occidente para responder al impacto económico de la pandemia, sino que ahora también sufren las consecuencias de las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal estadounidense y del Banco Central Europeo. Y se teme el estallido una crisis de la deuda.

Todo ello ha favorecido un resentimiento creciente del Sur hacia el Norte, acentuado por la guerra de Ucrania. Mientras los Gobiernos europeos y norteamericanos han destinado grandes cantidades de dinero en la ayuda militar y humanitaria a Kiev, además de un buen trato a los refugiados ucranianos (nada que ver con la xenofobia sufrida por otro tipo de refugiados), los dirigentes africanos, asiáticos o latinoamericanos les reprochan las promesas incumplidas. 

Actualmente, la ayuda pública al desarrollo apenas representa el 0,36% del PIB mundial, a pesar de haber prometido en 1970 una subida hasta el 0,7%. En 2009, los países más ricos aseguraron que destinarían 100.000 millones de dólares cada año a los más pobres para ayudarles a afrontar el cambio climático. Les dijeron que llegarían a esa cifra antes de 2020, aunque al final no la alcanzarán hasta este año. Todas estas decepciones favorecieron la posición equidistante de muchos países del Sur respecto a la guerra de Ucrania. Ninguno de ellos aplicó sanciones económicas contra Rusia. Y ahora son los que más presionan para que Moscú y Kiev lleguen a un acuerdo de paz.

Macron mostró desde el año pasado su preocupación por este distanciamiento de los países del Sur respecto a Occidente. De hecho, Francia lo sufre con su pérdida de influencia en África. Pero si el dirigente centrista no obtiene resultados palpables, difícilmente logrará revertir esta tendencia con cumbres. Por muy pomposas que sean.