BRASIL

Lula cumple 100 días en el poder tratando de neutralizar las políticas de Bolsonaro

El presidente brasileño critica al Banco Central, comandado por un afín al expresidente, por mantener muy altos los tipos de interés en perjuicio del desarrollo económico

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. / EFE

"Brasil vuelve a tener futuro y esto es sólo el principio", dijo este lunes Luiz Inácio Lula da Silva al cumplir 100 días como presidente. Lula 3, lo llaman los medios brasileños, como si se tratara de una saga cinematográfica. A una semana de haber iniciado su tercer mandato, el país se estremeció por un intento de golpe de Estado. Aquella jornada del 8 de enero parece haber quedado lejos en el tiempo y el líder del Partido de los Trabajadores (PT) es evaluado por lo que había prometido en la campaña electoral. Una encuesta de la consultora Datafolha da cuenta de que un 33% de los brasileños aprueba la gestión y un 30% la rechaza. "Este es un Gobierno de reconstrucción", volvió a repetir.

Lula sabe que se espera mucho de él. Pero Brasil está partido en dos. Como si el 8-E no hubiera ocurrido, la ultraderecha exhibe su musculatura en las redes, la calle y el propio Parlamento, donde tiene una fuerza considerable. Para neutralizar al bolsonarismo, Lula se encargado personalmente de negociar con los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senado, Arthur Lira y Rodrigo Pacheco, respectivamente. "Tenemos que sacar el odio de la cabeza de la gente". Además de soñar con un país de concordias, Lula tiene urgencias cotidianas, desde las reiteradas expresiones de racismo, que no deja de repudiar, a la economía.

"El Banco Central (BC) está jugando con el pueblo", se quejó. La institución monetaria es independiente de los poderes del Estado y, además, la maneja un técnico cercano a Jair Bolsonaro. El BC es, por lo tanto, un dolor de cabeza para Lula porque ha fijado el tipo básico de interés en un 13,75% que limita las posibilidades de una economía que crecerá un 1,2% este año. "Hay personas que toman préstamos en el mercado al 30% anual para concretar inversiones. Esto no puede seguir así". El mercado no simpatiza con el retorno de las históricas políticas financieras del PT, entre ellas los subsidios del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), al que Lula considera un agente del desarrollo interno.

Los tiempos del cambio

De acuerdo con el diario paulista Folha, Lula completa sus primeros 100 días en el Palacio Planalto en medio de la crítica de los aliados de centroderecha, que se quejan de los obstáculos que existen para lanzar proyectos. El Gobierno, señalan, se ha centrado en promover medidas aplicadas durante las anteriores administraciones (2003-10), como los programas sociales "Mi casa" y "Bolsa familia". Alrededor del presidente insisten en que se ha heredado un país con 33 millones de personas con hambre.

La agenda ambiental, que el exsindicalista ubicó en el centro de su programa de acción, todavía no ha dado los resultados esperados. "Brasil volverá a ser una referencia mundial en sostenibilidad. Tenemos el compromiso", dijo al respecto Lula. Recordó en ese sentido que la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, aún está "en la fase de montar lo que se ha desmontado". El Gobierno sabe que una política contra la tala en la Amazonía y otras regiones la enfrentará con el poder agropecuario. También se escuchan reparos sobre la exploración de petróleo en la desembocadura del Amazonas. El Gobierno tiene además que lidiar con un Parlamento donde predomina el discurso antiambiental. "Las cosas no son fáciles, pero cumpliremos", subrayó Lula. Hasta el momento, el Gobierno ha logrado desbloquear el Fondo Amazonia, lo que le permitirá recibir el apoyo de la UE que había sido puesto entre paréntesis durante la era de Bolsonaro. A su vez, Lula ha creado el Ministerio de Asuntos Indígenas, encabezado por Sonia Guajajara, y ha llevado a cabo una operación para expulsar a los mineros ilegales de la tierra originaria Yanomami.

Viaje a China

Las dos gestiones anteriores de Lula han destacado por su alto protagonismo internacional. Como era de esperar, el presidente quiere volver a tener un papel importante más allá de Brasil. Como parte de esa hoja de ruta, este martes parte con destino a China, donde se encontrará con Xi Jinping. Brasil y China tienen fuertes lazos económicos. La visita contribuirá a fortalecerlos. Otro asunto lleva a Lula a Pekín: su deseo de contribuir a una solución pacífica de la guerra que lanzó Rusia contra Ucrania. "Estoy convencido que tanto Kiev como Moscú esperan alguien de afuera para sentarse a conversar", llegó a decir sobre el papel que se ha autoimpuesto y lo llevó a conversar con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski.