GUERRA DE UCRANIA

Los drones comerciales armados con munición improvisada proliferan en la guerra en Ucrania

Un soldado ucraniano con un dron para hacer frente a las tropas rusas.

Un soldado ucraniano con un dron para hacer frente a las tropas rusas. / MIGUEL A. LOPES

Mario Saavedra

Mario Saavedra

En la pantalla se ve tan solo un explosivo colgando, oscilando con el viento. Debajo, un vehículo militar, un edificio o un grupo de soldados. De pronto, el explosivo se suelta, y detona al entrar en contacto con el objetivo. En algunos casos, la operación se repite varias veces hasta que, finalmente, el blindado o el edificio queda en llamas, destruido. O el soldado enemigo yace sobre el suelo. Es una de las imágenes omnipresentes en el campo de batalla de Ucrania: drones comerciales con munición improvisada para realizar ataques sigilosos y baratos contra el enemigo.

En general, las aeronaves no tripuladas (UAV en su siglas en inglés) son cada vez más una parte integral de las guerras y la planificación estratégica de los ejércitos. El milmillonario proyecto de España, Francia y Alemania Sistema de Combate Aéreo Europeo del Futuro, por ejemplo, está formado por un enjambre de drones de combate que acompaña a un moderno caza. En la guerra de Ucrania, algunos modelos de dron militar, como los Bayraktar, llevan medio año demostrando su eficacia en el campo de batalla. Pero también se está generalizando el uso de otros, los llamados COTS UAV o aeronaves no tripuladas comerciales “fuera de la plataforma”, es decir, que se venden al gran público pero no en tiendas normales. A estos se les acoplan granadas u otro tipo de munición improvisada, incluso cócteles molotov.

Dron comercial DJ Mavic guerra de Ucrania

Dron comercial DJ Mavic guerra de Ucrania / NACHO GARCÍA

Uno de los drones más usados es el DJI Mavic 3, que se puede comprar por internet por cerca de 2.000 euros en España. 

Es a esa versión a la que un soldado ucraniano le acopló, por ejemplo, dos pequeños misiles caseros construidos a partir de granadas de alta velocidad estadounidenses de 40x53 mm del tipo M430A1 HEDP, según muestra un vídeo de Ukraine Weapons Tracker. 

En el campo de batalla hay miles (6.000, según fuentes ucranianas citadas por la BBC). Con pequeñas modificaciones, estos juguetes caseros se convierten, así, en armas que pueden resultar mortales o muy dañinas para el ejército enemigo. A muy bajo coste, obligan al invasor a estar siempre pendiente del cielo. 

Un ejemplo reciente muestra uno de estos drones lanzando varias granadas improvisadas sobre un vehículo blindado. Al principio no consiguen destruirlo, pero tras varias incursiones arde y queda inutilizado.

“Se trata de cuadrópteros a los que se les acoplan pequeñas municiones y con algún elemento de puntería. Las municiones suelen ser de lanzagranadas, por lo que tienen muy poco poder explosivo y no pueden penetrar un tanque”, explica a este diario Guillermo Pulido, experto en estudios estratégicos y disuasión nuclear y autor del libro "Guerra Multidominio y Mosaico". Otras veces, explica, se usan municiones de mortero, con más explosivo. En cualquier caso, si logran introducirse en el blindado, pueden detonar munición del interior y destruir el vehículo. También sirven para atacar cualquier otra cosa, como infantería parapetada.

Una de las principales claves de estos drones es que son silenciosos y pequeños y, por tanto, difíciles de detectar a simple vista, lo que les permite acercarse y tirar sus municiones, subraya Pulido.

No son estrictamente una novedad en los conflictos bélicos. “Estado Islámico (ISIS) ya usó de forma extensiva drones comerciales modificados para lanzar pequeños explosivos (a menudo, simples granadas de mano)”, apunta a este periódico Michael A. Hennessy, profesor de historia y estudios de guerra del Real Colegio Militar de Canadá. 

Sí lo es lo extensivo que está siendo su uso, según escribe el investigador Shaza Arif del Centro de Investigación para los Estudios de Seguridad y Aeroespaciales (CASS) paquistaní. Los UAV permiten, entre otras cosas, reducir las asimetrías de poder militar, como en el caso de Ucrania, en el que un ejército menor se enfrenta a un invasor mayor en número de soldados y capacidades militares. 

Hay un uso añadido de estos drones comerciales en la guerra de Ucrania. El investigador Faine Greenwood ha documentado al menos 350 incidentes en los tres primeros meses del conflicto en los que las fotografías y vídeos tomados por estos COTS UAV han sido usados para labores de propaganda y concienciación de la opinión pública, por ejemplo mostrando escenas de los ciudadanos en las ciudades sitiadas o la escala de la destrucción militar provocada por el invasor. 

“¿Tienes un dron? Dáselo a pilotos experimentados. ¿Sabes cómo manejarlo? Únete a las unidades de patrullaje 112 de la ciudad de Kiev, nuestra casa, nuestro hogar”, se leía al principio del conflicto en la página oficial de Facebook del Ejército de Ucrania, cuenta Arif, que apunta a los peligros que van asociados a este uso.

En general, no tienen mucho tiempo de autonomía de vuelo, por lo que el operador no puede estar muy alejado. Además, los drones más usados, los DJI, están fabricados en China, y Rusia podría tener acceso a la tecnología que permite detectar la posición durante el despegue o aterrizaje, convirtiendo a los voluntarios u operadores profesionales en objetivo de las tropas rusas. Para evitarlo, los informáticos ucranianos preparan formas de hackearlos, según apunta el diario New York Times en un extenso reportaje sobre el uso de estos drones.