ENTREVISTA | Susana Malón Física y especialista en contaminación lumínica

“España aún no tiene ninguna ley para evitar la contaminación lumínica”

La experta destaca el caso de Zaragoza, que impulsa una reforma de todo su alumbrado público para evitar la sobreiluminación

“Lo que causa inseguridad ciudadana es que haya mucho deslumbramiento, más que falta de luz”

Susana Malón afirma que la tecnología permite iluminar sin deslumbrar

Susana Malón afirma que la tecnología permite iluminar sin deslumbrar / JLF

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Los científicos no paran de alertar sobre los riesgos que supone el exceso de iluminación tanto para las especies silvestres como para la propia salud de las personas. La contaminación lumínica no era hasta hace pocas décadas un problema apreciable, pero con la expansión de los LED empieza a ser difícil ver las estrellas del cielo y muchas especies que dependen de la noche (como el ser humano, para descansar) ven perturbados sus hábitos y su propia salud. Susana Malón, física y directora de la empresa Lumínica Ambiental, es experta en esta materia y asesora a administraciones públicas para implantar sistemas de alumbrado respetuosos con la oscuridad de cielo.

¿Cuáles son los principales perjuicios que causa la contaminación lumínica?

Donde hay luz, hay fotones, y a través de la atmósfera se propagan por todos sitios, son casi imposibles de controlar. Por eso hay que ser bastante cautelosos a la hora de diseñar instalaciones de iluminación, porque esos fotones se dispersan por la atmósfera y eso genera contaminación lumínica a distancias de decenas e incluso centenares de kilómetros desde el foco de luz. Antes, íbamos por la carretera y se veía el resplandor de las ciudades, pero ahora ya también sucede lo mismo con los pueblos, que tienen su propia contaminación lumínica.

"El exceso de luz nos roba las estrellas, pero también tiene repercusiones en la salud humana y sobre la biodiversidad"

Susana Malón

Es un fenómeno que impide que podamos disfrutar del cielo estrellado. De hecho, los primeros que pusieron el grito en el cielo fueron los astrónomos, que veían limitada la posibilidad de hacer sus trabajos, pero con el paso del tiempo hay cada vez más informes científicos que de forma continuada confirman que la contaminación lumínica no solo afecta a cielo estrellado, sino a la propia salud humana, la biodiversidad, al patrimonio cultural, el cambio climático… El exceso de luz nos roba las estrellas, es cierto, pero tiene muchas más repercusiones. Sobre todo, lo que preocupa es el tema de la salud y la biodiversidad.

La experta asesora a administraciones en sistemas de alumbrado respetuoso

La experta asesora a administraciones en sistemas de alumbrado respetuoso / JLF

¿Cómo afecta a la biodiversidad y a la salud humana?

El premio Nobel de Medicina de 2017 recayó sobre los descubridores de los mecanismos que regulan los ritmos circadianos de las personas y se vio que el incremento de luz artificial en horas nocturnas tiene un efecto brutal sobre nuestro bienestar y calidad de vida. Contribuye a desencadenar determinadas enfermedades en el ser humano, que necesita la oscuridad para descansar. Y a nivel de biodiversidad, si partimos de la base de que el 65% de las especies animales viven de noche y necesitan la oscuridad para sobrevivir, si luego estamos iluminando carreteras y lugares donde nunca ha habido iluminación, les estamos generando un problema, concretamente deslumbramiento, problemas en el papel depredado-depredador, orientación, reproducción, alimentación… Todos los seres vivos hemos de estar en la tierra porque formamos parte de la misma cadena, y no le puede faltar ningún eslabón. El efecto que tiene ese exceso de luz artificial está contrastadísimo.

Es un problema que aumenta con gran rapidez…

Hay varios informes científicos que hablan de un incremento del 2% anual en cuanto al brillo del fondo del cielo, pero, más allá de datos empíricos, en el momento en que se pone un punto de luz, genera contaminación lumínica. Ahora bien, en función de qué tecnología se use y cómo se diseñe el proyecto y cómo se use, se puede generar más o menos contaminación lumínica. La tecnología ha ido evolucionando de forma espectacular para revertir o minimizar ese efecto contaminante de la luz artificial. Hoy en día podemos hacer instalaciones sostenibles.

"Las ayudas públicas a ayuntamientos para alumbrado exterior ya puntúan que la iluminación proyectada no sea excesiva"

De hecho, España se está empezando a tomar en serio este tema, sobre todo desde administraciones como IDEA (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía). Su última línea de ayudas para proyectos de alumbrado exterior para municipios ya no valora los proyectos por orden de llegada, como antes, sino que se valora que la luz sea lo más cálida posible: a instalaciones con LED de 3.000 grados les dan 0 puntos, mientras que a otros con LED de 2.200 grados les dan 20 puntos, y según vas bajando la temperatura de color o la radiancia espectral, mejor se puntúa. El que municipios que quieran presentarse a esas ayudas ya se vean obligados a cumplir esos objetivos, es importante. Pero, al margen de la tecnología, también influye el sentido común: cómo usamos esa iluminación, cuándo la usamos, qué nivel de iluminación utilizamos, cuando a veces incluso es mejor apagar las luces si no hay nadie o reducirlas al mínimo.

¿Qué normativas hay en España para luchar contra la contaminación lumínica actualmente?

A nivel nacional tenemos el reglamento 1890 del año 2008 de eficiencia energética y alumbrado exterior, que habla de resplandor luminoso y luz intrusa. Tiene parámetros técnicos que están bien, aunque a veces sean permisivos. Es una normativa bastante laxa en cuanto a resplandor luminoso nocturno. No da valores límites, no los hay. Y en cuanto a una normativa propiamente dicha sobre contaminación lumínica, directamente no la hay en España. A nivel autonómico, sí hay algunas. Canarias fue pionera, aunque su ámbito solo es la isla de La Palma y la parte de Tenerife que da hacia La Palma. Cataluña también fue pionera en su día y, más recientemente, Menorca. Ibiza ahora ha aprobado inicialmente su reglamento insular. En Baleares, en 2005 el Parlament balear aprobó una ley de protección del cielo nocturno que obligaba a hacer reglamentos y zonificaciones por cada isla, pero de momento solo ha hecho Menorca, e Ibiza que está a punto de hacerlo.

Ejemplo de contaminación lumínica

Ejemplo de contaminación lumínica / J.A.R./Diario de Ibiza

¿Sería, por tanto, necesaria una ley contra la contaminación lumínica de carácter nacional, y tal vez europeo?

Por supuesto. Yo creo que cuanto más arriba vayamos, mejor. Yo lo comparo con el tema del ruido. La ley estatal de ruido y su decreto provienen de la transposición de una normativa europea. Ojalá eso pase en el futuro con la contaminación lumínica: que surja una directiva europea y que se pueda trasponer como ley española.

A veces se dice que cuanta más luz, más seguridad pública.

La tecnología actual nos permite iluminar muy bien sin tener nada de deslumbramiento, que es una de las problemáticas del LED y que es lo que realmente genera inseguridad, no que haya poca luz, sino que haya mucho deslumbramiento. Hay que cambiar de concepto. Ahora, por ejemplo, en Zaragoza se va a poner en marcha un proyecto concedido por IDAE, donde todo el alumbrado será muy adecuado, con bajas temperaturas de color. Estas nuevas tecnologías se pueden usar en pleno centro de Zaragoza e incluso en zonas de máxima protección. ¿Qué sucede? Que más allá del alumbrado exterior, donde la tecnología ya está, hace falta el sentido común para saber usar la luz de forma que corresponde. 

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es