EL PERIÓDICO EXTREMADURA

La Junta de Extremadura tratará por primera vez a los familiares que sufren duelo por suicidio

Cada cuatro días una persona decide quitarse la vida en la región

Grafiti en una pared en la ciudad de Alicante, en una fotografía de archivo

Grafiti en una pared en la ciudad de Alicante, en una fotografía de archivo / EL PERIÓDICO

Cada cuatro días se suicida una persona en Extremadura. En 2022, último dato disponible, 96 extremeños decidieron que la mejor solución a sus problemas era quitarse la vida, lo que supone un repunte del 15,6% con respecto el año anterior. La mayoría tenía entre 21 y 50 años y más de 70. En concreto, en Badajoz se registró además la cifra más alta de la serie, con 63 suicidios en un año, 13 más que en 2021, lo que supone un incremento del 36,2%. Y en Cáceres hubo 33, dos más que el año anterior. En el conjunto nacional es ya la primera causa de muerte entre los jóvenes de 12 a 19 años.

Ellos desaparecieron, pero el dolor continúa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), detrás de cada suicidio hay entre seis y ocho vidas truncadas porque su muerte deja huella en una red formada tanto por familiares, amigos o incluso profesionales que han trabajado con el fallecido, que se convierten en personas vulnerables. El duelo por suicidio no es cualquier duelo: «Es tan intenso que los llamamos supervivientes del suicidio, realmente sobreviven al suicidio de un familiar», apunta el psiquiatra Ignacio Torres.

Dolor y culpa

Junto al dolor por la pérdida, experimentan otros sentimientos sobrevenidos por lo que, todavía en la actualidad, supone el suicidio: «Experimentan dos emociones muy aumentadas, como son la vergüenza y la culpa», agrega este especialista, que actualmente trabaja en la unidad de psiquiatría del hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Y es que, a pesar de que en los últimos tiempos se intenta visibilizar el problema, todavía a día de hoy suele esconderse, se evita hablarlo en público, por eso la vergüenza que sienten los supervivientes. A lo que se une, como dice Torres, la culpabilidad, al responsabilizarse de lo ocurrido, de no haberlo podido evitar, a pesar de que no estaba en sus manos.

En Extremadura murieron de esta forma 96 personas en el año 2022, un repunte del 15,6%

Todo ello hace que se sientan como «un bicho raro», así lo definía en una entrevista a este diario Míriam Barroso, cuyo padre decidió quitarse la vida por problemas médicos a los que no conseguían darle solución. La encontró él, marcharse. No podía más. No podía seguir sufriendo. Cuando aquello ocurrió Míriam no sabía a dónde dirigirse, pues Extremadura no cuenta con ningún colectivo que atienda de manera especializada a estos supervivientes. Sí existen asociaciones que trabajan en el conjunto nacional y que ofrecen terapias online. Fue la opción por la que optó esta joven. Compartir sus sentimientos con otras personas que habían pasado por la misma situación le ayudó para comprender que realmente no era un «bicho raro», sino que lo que estaba viviendo era algo dentro de lo normal entre los supervivientes.

Dado el vacío que existe en la región en cuanto a este tipo de atenciones (solo hay entidades que ayudan a personas que quieren suicidarse), el Servicio Extremeño de Salud (SES) prepara un plan que ha denominado ‘posvención’ del suicidio; o lo que es lo mismo: «La intervención después del suicidio, es decir, aquellas intervenciones dirigidas a prestar asistencia, cuidados y acompañamiento a las personas supervivientes de un suicidio», según aclara la Consejería de Salud y Servicios Sociales. El objetivo es reducir el impacto que provocan estas situaciones en familiares y amistades de la persona que se ha quitado la vida.

El proyecto, que acaba de sacar a licitación, llevará por nombre ‘Extremadura acompaña’ y se enmarca dentro del Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, impulsado y financiado por el Ministerio de Sanidad. «En la comunidad se tiene una amplia trayectoria y formación en cuanto a prevención y abordaje de las conductas suicidas, por eso, este es el momento ideal para comenzar a trabajar en posvención y plantear una estrategia, con el objetivo de ofrecer a las personas supervivientes una atención y acompañamiento de máxima calidad», indican desde el departamento que dirige Sara García Espada.

Se les llama supervivientes de un suicidio porque «sobreviven al de un familiar»

 El SES incide además en que actualmente el tratamiento de estas personas no está sujeto a ningún protocolo o atención específica, sino que los afectados son tratados de forma individual, cuando ellos lo demandan. «Nos planteamos, por ello, la necesidad de definir una estrategia de posvención en Extremadura que recoja no solo el análisis de situación actual de supervivientes y profesionales, sino las propuestas a implantar que mejoren la calidad de la asistencia a las personas en duelo por suicidio y la satisfacción de los profesionales que las realizan».

Se pondrá en marcha a lo largo de este año y para ello el Ejecutivo autonómico formará primero a los profesionales de la red de salud mental; entre otras cosas porque este duelo es, a juicio de los especialistas, mucho más duro que cualquier otro. «El duelo es un proceso normal, pero si ese duelo se prolonga, nosotros lo definimos como un duelo complicado. El normal no es susceptible de tratamiento, pero el complicado sí y el duelo por suicidio es considerado un duelo complicado. Desde el principio sabemos que va a ser patológico», subraya Ignacio Torres. Los síntomas son intensos y entre ellos están la impotencia y falta de control, la ansiedad o el miedo. La formación a los profesionales costará 41.048 euros.

Fases más intensas

Como en todos, se experimentan las mismas fases: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Lo que ocurre es que, en el caso del suicidio, estas son mucho más intensas. «Es un duelo con unas características muy especiales. Son muy frecuentes las rumiaciones cognitivas con preguntas que empiezan por ‘y si’ o ‘por qué», especifica el psiquiatra.

Por lo general, la intervención con este tipo de pacientes es psicoterapéutica y, si lo requiere, también farmacológica. «Se centra en intentar tratar la sintomatología. Los fármacos se prescriben si se observa un cuadro de depresión o de ansiedad mayor», agrega. Y la recomendación es que cualquier persona cercana al suicidio sea evaluada para comprobar si es necesaria o no una intervención. «Deben ser acompañadas y cuidadas desde el inicio», puntualiza la Consejería de Salud, pues de esta forma se previene también el suicidio, ya que ser superviviente es también un factor de riesgo para querer quitarse la vida . 

«Tratar el duelo por suicidio es también prevenir el suicidio»

La intervención en las personas que sufren duelo por suicidio es también prevenir el suicidio. Lo dice el psiquiatra extremeño Ignacio Torres, ya que haber sobrevivido al suicidio de un familiar es un factor de riesgo de intentar quitarse la vida. Es lo que se conoce como prevención secundaria o selectiva. «El factor de riesgo más importante es haberlo intentado previamente, pero también hay otros como haber vivido el suicidio de un familiar, sufrir un trastorno mental, el uso de sustancias estupefacientes o ser varón de una determinada edad», indica.

«Debemos ser red de apoyo, no hace falta hablar de lo ocurrido, pero sí estar ahí»

Pero además de esta atención profesional, cualquier persona puede ayudar a los supervivientes de un suicidio. «Debemos ponernos en la tesitura de que esa persona está en riesgo de suicidio. Cuando una persona se mata genera dolor, desesperanza y después desvinculación. Es en esa desvinculación cuando tiene la idea de suicidarse», agrega.

Lo más importante es «ofrecer disponibilidad»: «Debemos ser red de apoyo. No hace falta hablar de lo ocurrido si la persona no quiere, pero sí estar ahí. A lo mejor la persona no necesita hablar de lo que pasó pero sí ayuda para renovarse el DNI porque está bloqueada y en eso debe consistir nuestra ayuda», apunta. Además de recordarle los recursos a los que puede acudir, como llamar al 024, al Teléfono de la Esperanza, al 112 o al médico. «Hay que decirle y recordarle que si lo necesita, pida ayuda».