CHAMPIONS LEAGUE | BAYERN - REAL MADRID

Múnich, la ciudad de los monjes cerveceros que los Alpes tiñen de verano

En 2019 la revista británica ‘Monocle’ la eligió como la ciudad con más calidad de vida del mundo

El föhn, un cálido viento procedente del norte de los Alpes que baja de la cordillera, dispara las temperaturas cada vez que aparece

La capital de Baviera es el motor económico de la región y del país, además de sede permanente de muchas empresas globales

Imagen Munich de la catedral de Múnich con los Alpes al fondo

Imagen Munich de la catedral de Múnich con los Alpes al fondo / Munich Tourism

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Aterido de frío en la madrugada madrileña en la que emerge de la oscuridad el autobús que viaja de Cibeles al aeropuerto, uno no sospecha que en Múnich el termómetro esté cómodamente instalado por encima de los 20 grados gracias a las caricias del föhn, un cálido viento procedente del norte de los Alpes que baja por el sotavento de la cordillera tiñendo de verano el inicio de la semana. Este característico viento sureño tampoco ha querido perderse el Bayern-Real Madrid este martes.

Se entiende que a su abrigo, y a los pies de las fértiles orillas del río Isar, los monjes fundasen la ciudad de Múnich. München, su nombre en alemán, deriva de Munichen, que en germano antiguo significa “el lugar de los monjes”. Fueron los benedictinos quienes pusieron la primera piedra para levantar la capital de Baviera, lo que explica que su escudo lo custodie un monje. Los colores oficiales de la ciudad son el negro y el oro, colores del Sacro Imperio Romano Germánico desde tiempos del emperador Luis de Baviera. Y presumen los muniqueses de tener “una ciudad cosmopolita con corazón”, Weltstadt mit Herz, lema hasta que en 2006 lo cambiaron por otro propio de una campaña turística: München mag Dich (¡A Múnich le gustas!).

La realidad es que esta ciudad ‘disfrutona’ rompe cualquier prejuicio sobre esa idea de ‘teutones cuadriculados’ que grabaron en nuestra retina figuras como las de Oliver Kahn o Carsten Jancker. De hecho, en 2019 la revista británica ‘Monocle’ elevó a Múnich al primer puesto mundial en la clasificación de ciudades con más calidad de vida. Sus enormes parques, sus calles limpias, sus concurridas plazas, sus abarrotadas cervecerías al aire libre y los Alpes vigilando desde la distancia la convierten en una ciudad sexy y elegante al tiempo. No extraña que Pep Guardiola eche de menos los paseos por ella o que Carlo Ancelotti, que quiso convertirse en inquilino de Pep en la casa que el de Santpedor se compró en el centro de la ciudad, describa a Múnich como "una ciudad maravillosa".

No es sencillo conseguir una mesa al sol en la terraza más codiciada de la ciudad, la del histórico café Tambosi, enclavado en pleno parque Hofgarten. Desde allí se vislumbran imponentes las dos torres de la Catedral (Frauenkirche), iconos de esta ciudad que gobiernan desde sus 99 metros de altura. Ningún edificio se acerca más al cielo porque una ley de construcción local lo impide. No muy lejos de allí, al sur, nos adentramos en el populoso Viktualienmarkt, donde desde hace siglos los campesinos ofrecen sus productos en el mercado más concurrido de la ciudad. Aquí se “bebe bien y se come mejor”, presume Ritter, tendero que nos despacha un par de Weißwurst, típicas salchichas locales, que nos llevamos a un biergarten, una de las terrazas que rodea el mercado, para acompañarla de una enorme jarra de cerveza.

"Beber bien y comer mejor"

Las wurst, nombre abreviado de estas salchichas blancas cocidas cuyo origen data de 1857, están hechas de carne de ternera picada, manteca de cerdo y especias. También hay Wollwurst y Stockwurst y se suelen cocinar de madrugada para consumirlas a la mañana como almuerzo acompañadas de mostaza dulce y cerveza de trigo. Además, también es recomendable probar el Leberkäs, embutido caliente que se acompaña de un panecillo y que resulta ser una bomba proteínica que exige ser regada convenientemente con cervezas locales.

En Múnich las cervezas siguen obligadas a cumplir en su producción la Reinheitsgebot, la llamada “ley de pureza”, que promovió el duque Guillermo IV de Baviera para fijar la composición del líquido elemento. Entre las más conocidas en estos lares aparecen la Helles, cerveza de baja fermentación, y la Weißbier, de alta fermentación con el 50% del cereal de trigo. La Helles de medio litro es muy demandada, pero la reina de las tabernas es la Maß, típica jarra de litro de Baviera. Escribía Heinrich Heine hace más de 150 años que “entre el arte y la cerveza, Múnich es como un pueblo acampado entre colinas”. Y sin duda lo es.

Imagen de la la Cervecería Hofbräuhaus, la más reconocida de Múnich

Imagen de la la Cervecería Hofbräuhaus, la más reconocida de Múnich / Hofbräuhaus

Si hablamos de cervecerías en Múnich, no podemos pasar por alto la Cervecería Hofbräuhaus, entre otras cosas por ser el lugar en el que Adolf Hitler comenzó a dar sus discursos para formar el partido nazi. A la conclusión de la Primera Guerra Mundial, Múnich se convirtió en el epicentro de las protestas a las condiciones de paz impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles, lo que provocó en 1923 el llamado “Putsch de la Cervería”, un golpe de Estado fallido entre el 8 y el 9 de noviembre de 1923 que realizaron miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP). Por aquello fueron procesados y encarcelados Adolf Hitler y Rudolf Hess, entre otros nazis ilustres. Esto provocó que durante la Segunda Guerra Mundial la Hofbräuhaus fuera destruida para años más tarde ser nuevamente levantada convirtiéndose en lo que es hoy, lugar de referencia para regar el gaznate y alimentar el cuerpo y el espíritu con algún plato típico bávaro como el schnitzel, el filete empanado.

Múnich es mucho más que una ciudad de turistas atraídos por la cerveza. Aquí no hay barrio, de los 25 que conforman la ciudad, sin museo ni parque. Entre los más visitados aparecen la Alte Pinakothek, la Neue Pinakothek, la Pinakothek der Moderne y Lenbachhaus. Nadie que haya visitado Múnich ha dejado de pasar por Marienplatz, centro geográfico y social que preside por el neogótico Neues Rathaus (Nuevo Ayuntamiento) y su renombrado carillón, que reproduce la historia de la ciudad cada día a las 11, 12 y 17 horas. Pero hay mucho más que ver, como su imponente colección de iglesias: la de San Miguel, la de Santa Cruz, la vetusta Peterskirche o la hipnotizante Theatinerkirche St. Kajetan, con torres de color dorado y una cúpula verdosa. Y no pueden olvidarse las distintas puertas de la ciudad: la puerta de Isartor, la de Karlstor y la de Sendlinger Tor.

Motor económico del país

Si Londres tiene Hyde Park, Madrid presume del Retiro y Nueva York disfruta de Central Park, en Múnich hay que pasear por el Englischer Garten (Jardín inglés), a menos de un kilómetro del casco antiguo. Decíamos, sin embargo, que Múnich es mucho más que una ciudad con aire turístico. La capital de Baviera es motor económico de la región y del país, además de sede permanente de empresas de renombre mundial como Allianz, BMW, la cervecera Paulaner, Siemens, BSH o el periódico Süddeutsche Zeitung, diario de papel con un millón de lectores diarios que cuenta con unanotable visibilidad internacional.

El Allianz Arena luce la bandera LGBT durante el Alemania - Hungría de junio de 2021.

El Allianz Arena luce la bandera LGBT durante el Alemania - Hungría de junio de 2021. / TOBIAS HASE / EFE

Si hiciéramos una lista de calles que rezuman lujo en sus escaparates aparecerían la Quinta Avenida neoyorquina, la Rue du Faubourg Saint-Honoré de París, la legendaria Bond Street londinense, quizás la madrileña Ortega y Gasset, y deberíamos incluir a la Maximilianstrasse, calle de Múnich en la que podríamos toparnos tranquilamente con Carrie Bradshaw cargada de bolsas. En estos días de apariencia veraniega se celebra en la ciudad la Frühlingsfest, la fiesta de la Primavera, que reúne a miles de personas en la pradera de Theresienwiese, la misma que recibe en octubre a millones de visitantes en la Oktoberfest para beber cervezas y entonar canciones bávaras tradicionales al ritmo de bandas como Bergluft, Sepp Folger y Högl-Funband.

Así es Múnich, contenidamente sobria y al tiempo ruidosamente hedonista. Un lugar donde el Bayern es religión. Bayern significa Baviera, por lo que el nombre del club es el Baviera de Múnich, lo que le distingue del otro club de la ciudad, el maltrecho München 1860. Un último consejo que me regaló Greta, amable anciana octogenaria con la que vine charlando en el tren desde el aeropuerto hasta Hauptbahnhof, la Estación Central, mientras mi perezoso teléfono coqueteaba con diferentes operadores: “No pongas a prueba la paciencia de un bávaro o descubrirás su carácter volcánico”. No por casualidad la expresión que les define es ‘Mia san Mia’. Expresión bávara cuya traducción podría ser “nosotros somos nosotros”. Ejercicio de singularidad que en el fondo esconde una cabezonería que el resto de alemanes tildan de arrogancia.