RUGBY | OBITUARIO

El rugby llora la muerte de JPR Williams, el hombre que no temía a nada

El legendario zaguero del rugby galés, que nunca perdió ante Inglaterra y siempre fue muy reconocible por sus patillas, ha fallecido a la edad de 74 años

Imagen de JPR Williams en un partido con los British Lions

Imagen de JPR Williams en un partido con los British Lions / BCN

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

El rugby es un deporte mental, en el que uno empieza a ganar partidos cuando mira a su alrededor y ve que tiene a los mejores de su parte. Y en la Gales de los 70 todos sabían que iban a ganar porque tenían a JPR Williams a su lado. El hombre que no temía a nada. Era Lomu antes de existir Lomu. Gareth Edwards y a Barry John eran jugadores técnicamente diferenciales, JJ Williams y Gerald Davies dos de los mejores alas del mundo, pero si estaban confiados era porque en su equipo estaba el zaguero más determinante de la historia (hasta entonces al menos), John Peter Rhys Williams.

JPR era el hombre con más carisma de aquel equipo junto a John Taylor, aquel tercera que pateaba a palos. El zaguero era un jugador feroz, tanto en ataque como en defensa, con un extraordinario sentido táctico del juego. Solo había que desafiarle para sacar lo mejor de él. En la gira del 71 con los Lions clavó un drop desde 40 metros, un drop que resultó decisivo para empatar el cuarto partido y consecuentemente ganar la serie por primera vez en Nueva Zelanda. Y lo hizo porque un compañero bromeó sobre sus problemas para pasar drops. El problema no es que no patease bien, “es que pudiendo correr con la pelota en la mano, JPR era poco amigo de deshacerse de ella”, contó años después Gareth Edwards.

Era duro y leal. Tan duro que llegó a jugar de flanker algún partido ante rivales de primer nivel como los wallabies. Y tan leal que en cierta ocasión le abrieron una brecha en la cara y salió a coserse para regresar y seguir ayudando a sus compañeros.

El médico, un competidor feroz

En la segunda mitad de los 60, en pleno boom de los Beatles, los London Welsh recibieron en Londres a una remesa de entusiastas profesores veinteañeros atraídos por la capital cosmopolita con la inmejorable excusa de jugar al rugby. Sólo uno de ellos no era profesor, un médico de nombre John Peter Rhys Williams. Cirujano ortopédico de profesión, las patillas de JPR le convirtieron en uno de los jugadores más icónicos de la historia del rugby. Williams siempre llegaba a los partidos de los Exiles, allá en el coqueto Old Deer Park, el Parque de los ciervos sabios, con su maleta de médico para partir rumbo al Hospital después de tomar, eso sí, al menos una cerveza con los rivales en el tercer tiempo. Más de una vez casi llega tarde a la guardia... Entre 1966 y 1973 Old Deer Park se convirtió en una suerte de Royal Albert Hall del rugby. De aquel equipo, columna vertebral de la selección más majestuosa que jamás pisó un campo de rugby, la Gales de los 70, escribieron los pragmáticos cronistas ingleses “despliegan poesía en nuestro prosaico rugby”.

Para JPR el rugby era un desafío y un servicio. Un desafío porque fue capaz de enfrentarse a los rivales más fieros de la historia del rugby. Aquella Sudáfrica de los 70, los All Blacks en su época más dura, la odiada Inglaterra o la Francia de los boxeadores. Y en todos esos partidos, JPR daba siempre un paso adelante y lideraba a su equipo. El servicio era el que hacía a sus compañeros, a los que guardaba las espaldas y ofrecía apoyo en los despliegues ofensivos. Gareth Edwards, otra leyenda del rugby galés, apuntó en su día que “si tuviera que elegir a alguien para guardarme las espaldas, no podría pensar en nadie mejor. Era el tipo más competitivo que he conocido. Ferozmente competitivo. Un jugador que inspiró a muchas generaciones en Gales, Gran Bretaña y en todo el mundo”.

JPR Williams patea en un partido ante los All Blacks

JPR Williams patea en un partido ante los All Blacks / BCN

Campeón de Wimbledon y pesadilla de Inglaterra

JPR era, además de un privilegiado deportista (ganó Wimbledon en edad juvenil), una persona sumamente educada y un tipo didáctico, de lo que dejó muestra con sus acertados análisis y en algunas entrevistas, aunque no se prodigaba mucho. Y además de todo eso era un tipo duro. Muy duro. En la gira de los Lions por Sudáfrica en el 74 hubo varios intercambios de opiniones con delanteros sudafricanos de los clubes y selecciones provinciales a los que se enfrentaban. “Y cuando la cosa se ponía fea el único tres cuartos al que los delanteros rivales temían era a JPR. Nunca se arrugó ante nadie”, recordaba John Taylor.

JPR fue un profesional del rugby en plena era amateur. El primero en llegar al campo de entrenamiento y el último en marcharse. ‘Patillas’, como también se le conocía porque las lució con prominencia hasta el final de sus días, elevó todos los estándares competitivos de cualquier equipo en el que jugó. Desde los legendarios British & Irish Lions, con los que ganó las dos series en territorio hostil ante los dos gigantes de la época, hasta los lúdicos Barbarians, en los que participó en la jugada del denominado "mejor ensayo de la historia del rugby". Ganador de tres Grand Slams y seis Triple Coronas con Gales, camiseta que vistió en 55 ocasiones, JPR fue el zaguero titular en los ocho partidos más importantes de la historia de los Lions, los de las giras por Nueva Zelanda y Sudáfrica, en 1971 y 1974.

Hay un dato que revela su carácter competitivo. Su rivalidad con los ingleses era tal que siempre salía extramotivado a jugar ante el XV de la rosa. Diez partidos jugó contra Inglaterra, anotando cinco ensayos (muchos para un zaguero de la época) ¡y no perdiendo ni uno solo ante sus odiados vecinos!

Williams decidió no acudir a la gira de los Lions del 1977 por Nueva Zelanda para centrarse en su carrera médica. Y se retiró del rugby internacional en 1981, pero su amor por el oval era tal que continuó jugando durante las décadas de 80 y 90 para Bridgend y con Tondu Thirds hasta los cincuenta, jubilándose en marzo de 2003. Un alivio para sus rivales que seguían sufriendo sus placajes devastadores. Alternó esos partidos con el cricket, otro de sus deportes preferidos, y el montañismo. JPR, una de las figuras elegidas para inaugurar el Salón de la Fama del rugby en 1997, fue para mitos de la talla del neozelandés Sean Fitzpatrick o el escocés Ian McGeechan, “el mejor zaguero de todos los tiempos”.

Se ha ido una figura referencial del rugby. Un jugador excelso, un competidor irreductible y un caballero del rugby cuya leyenda ha inspirado a muchos que nos acercamos al rugby hipnotizados por la valentía de aquel galés con patillas, que en mi caso me descubrió mi padre. Descanse en paz John Peter Rhys Williams.