COPA DEL REY (1-3)

El Real Madrid, al fin con Arda Güler, finiquita a la Arandina en un minuto

Joselu, de penalti, y Brahim dan carpetazo al compromiso copero al comienzo de la segunda mitad, en el debut del mediapunta turco con la camiseta blanca

Rodrygo marcó el tercero en el descuento y la Arandina se dio el gustazo de anotar un tanto justo al final, obra de Nacho en propia puerta

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Mediaba un abismo entre la Arandina y el Real Madrid, el colista de la cuarta categoría del fútbol español frente al club más laureado de la historia de este deporte. Debía ser un compromiso sin mácula el de los blancos en Aranda de Duero y así fue, porque la pasión y la ilusión de sus rivales y de los 10.000 aficionados que les arropaban no sirvieron para derribar el muro de realidad que tenían ante sí.

Ganó el Madrid con solvencia (1-3), avanzó de ronda y no sacó ni una sola conclusión negativa. Porque Güler debutó y dejó buenos destellos de la calidad que se le presupone y porque Camavinga regresó de su lesión con sensación de no haber perdido el ritmo, a días de la Supercopa. Y hasta porque al final lograron los blancos marcar su primer gol de penalti de la temporada. A la cuarta, al final acertó. Lo hizo Joselu. Poca historia más tuvo el partido.

Kepa ocupó la portería blanca, como había avanzado Ancelotti, a la espera de que el italiano termine de desojar la margarita y se decante definitivamente por el vasco o por Lunin como guardameta titular. A partir de ahí, se acumularon las novedades. Vinicius Tobias, tras la lesión de Lucas Vázquez, compareció en el lateral derecho, mientras que Álvaro Carrillo acompañó a Nacho en el centro de la zaga.

Los dos jugadores del Castilla eran debutantes, al igual que Arda Güler, al final de corto exactamente seis meses después de que el Madrid anunciara su fichaje relámpago. A su alrededor, destacaban también el regreso de Camavinga tras casi dos meses de baja por lesión y la titularidad de Nico Paz.

Notables ausencias en el Madrid

Sin hombres como Bellingham, Vinicius, Rodrygo, Valverde o Kroos, el Madrid encaraba un partido para la reivindicación de los secundarios. Y cumplieron de entrada la primera premisa en partidos contra rivales como la Arandina: no confiarse y afrontar el compromiso con concentración y seriedad.

Lo hacía el Madrid sin excesiva prisa, tocando y tocando, con Nico Paz y Güler muy activos, muchísimo más preciso el turco, el mejor en la primera mitad. La posesión de los blancos se situó por momentos por encima del 90%, frente a una Arandina muy bien plantada en el campo, sin dejar apenas resquicios para que los de Ancelotti le hicieran daño.

Güler gozó de las dos únicas ocasiones de peligro en la primera mitad, un libre directo que estampó en el palo y un disparo cruzado que fue repelido por Adrián Álvarez, mientras que la Arandina se emocionaba con cada saque de banda cercano al área de Kepa, pues su central Pesca los proyectaba hacia el punto de penalti con una asombrosa potencia.

Dos goles en un minuto

Es cierto que se echaba en falta que el Madrid le pusiera una marcha más al partido, pero todo parecía cuestión de tiempo. Y así fue. La mecha la prendió Zazu, capitán arandino, con un penalti absolutamente prescindible que Joselu convirtió en el primer gol del encuentro. Un minuto después, en el 55, Brahim cazaba un balón sin dueño en el área para enterrar los sueños de la Arandina.

Resuelto el compromiso en un puñado de segundos, Ancelotti realizó dos cambios que parecían previstos de antemano, pues quienes se retiraron justo a la hora de partido fueron los reaparecidos Güler y Camavinga. Entre los tantos y las sustituciones (y el frío y un césped que se iba poniendo muy áspero), el ritmo del encuentro giró hacia el tedio de manera inevitable.

Hubo minuto para el Toro Rodríguez y para Mario Martín, canteranos que ya habían asomado brevemente en los planes de Ancelotti la pasada temporada. Ni rastro de Bellingham, Modric, Rüdiger y Carvajal, ateridos de frío en el banquillo del Juan Carlos Higuero. Rodrygo, justo cuando se cumplía el minuto 90, le subió el termostato de nuevo marcando el tercer y definitivo gol del encuentro y aún hubo tiempo para que Nacho marcara en propia puerta, dando el gustazo a la afición de la Arandina de celebrar un tanto. Lo menos que merecían.