Opinión | EL MALECÓN

El Madrid de los imposibles

Con el equipo en cuadro y sin refuerzos a la vista, el Real se ha propuesto desafiar al Real y a la propia naturaleza del fútbol

El entrenador del Real Madrid Carlo Ancelotti durante el partido de la jornada 19 de LaLiga disputado entre el Real Madrid y el RCD Mallorca

El entrenador del Real Madrid Carlo Ancelotti durante el partido de la jornada 19 de LaLiga disputado entre el Real Madrid y el RCD Mallorca / EFE / Kiko Huesca

El Madrid no se explica, estúpido. Ni siquiera con una mesa redonda universal sería uno capaz de elucidar a este club tantas veces pasmoso. El Real, al que solo le valida vencer y vencer, ha decidido desafiar al Real y a la propia naturaleza del fútbol. Sin el portero titular, sin sus dos principales centrales, sin un ariete posBenzema y con un salpicón de lesionados, ha hecho pleno en Europa y lidera la Liga, solo acogotado por el colosal Girona. Este Real no es un equipo canónico, pero se rebela contra un posible año de garrafón.

Remontadas aparte, el Madrid ignora otras lógicas. Roto Courtois, resulta que Lunin y Kepa compiten al alza. Sin Militão y Alaba, su pareja de centrales fetén las últimas temporadas, Rüdiger es el futbolista con más minutos. Pese a tener una defensa en tanga, con el corsario alemán como divisa y el apaño de turno, el Real solo ha encajado 11 goles en 19 partidos ligueros, su mejor promedio desde 1961. Ninguna pesadumbre. No habrá fichajes inmediatos para la trinchera. Si se acentúan las urgencias Carlo Ancelotti improvisará con Tchouameni y Carvajal.

Por el medio campo tampoco han faltado quebraderos. Ante las fatalidades de Tchouameni y Camavinga, en contra de su previsión, Ancelotti ha tenido que exprimir como limones a Kroos y Modric. Para alivio de ambos, Valverde ha debido cambiar de posición -hoy, gregario del alemán en el eje y menos expansivo-. Por el camino, el técnico ha tenido que abrochar a “otro” Bellingham, visto que no hay mejor bomba de racimo en el área rival.

El peritaje de la delantera ha tenido miga. Frente a la nostalgia por Cristiano y Benzema, solo Joselu y Brahim para reforzar un chasis limitado a Vinicius y Rodrygo. Pero el Madrid es tan misterioso que afeitado su ataque lo mismo cabecean el triunfo Lucas Vázquez -que en la última milésima de Vitoria fue Santillana- o Rüdiger -un Ramos contra el puñetero Mallorca-. Dos goles de safari, con un pelotón de cocodrilos y pirañas alrededor para definir al mejor productor de la Liga a balón parado. Otro arcano de este Madrid en apariencia descabezado.

Contra ese sacamuelas que suele ser el Mallorca (nueve porterías a cero en los 18 encuentros anteriores), el Real concluyó con apenas cuatro titulares. Según los planes de la familia Ancelotti en agosto: Carvajal, Tchouameni, Valverde y Bellingham. Para nada transita un Madrid cegador, pero sí un Real en el que ante lo que parece un objetivo himalayesco la mayoría absoluta ha gritado al estilo mosquetero: ¡Presente! Veremos hasta dónde le alcanza, pero el equipo sigue con ese empeño que hace siglos metabolizó hasta el hueso. Se trata de ganar con quien sea, como sea, al que sea y el día que sea.

¿Lo sabrá el todavía indeciso Mbappé?