DEBATE SOBRE EL JUEGO

¿Se necesita cambiar el tamaño de los campos del fútbol femenino o mejorar la preparación física?

El debate sobre las dimensiones de los terrenos de juego o de las porterías es recurrente, sobre todo en citas como el Mundial, cuando las diferencias entre equipos quedan en evidencia

"Si los campos fueran más pequeños, los partidos ganarían en ritmo. También se necesita mejorar el entrenamiento", reflexiona Concepción Sánchez-Freire, exjugadora y entrenadora

Christiane Endler, portera del Olympique de Lyon y de Chile, una de las más altas del fútbol internacional (1,83).

Christiane Endler, portera del Olympique de Lyon y de Chile, una de las más altas del fútbol internacional (1,83). / ALBERTO LINGRIA / REUTERS

Denís Iglesias

Denís Iglesias

En el Mundial de 2019, la selección femenina de Tailandia perdió 13-0 contra EEUU. Esto rescató un viejo debate que brota cada vez que hay una gran cita, porque ahí quedan más palpables las diferencias entre los equipos consolidados y los emergentes. ¿Es necesario cambiar el tamaño de las porterías y los campos de fútbol femenino? Emma Hayes, contrastada entrenadora del Chelsea Women, afirmó que estas mudanzas podrían beneficiar mucho a este deporte practicado por mujeres.

Como sucede cada vez que se plantea esta cuestión recurrente, se desata una ola de controversia. ¿Servirían estas modificaciones para hacer más atractivo y dinámico el futfem o resulta insultante para las mujeres? "Hay que aplicar las diferencias en positivo. Si los campos fueran más pequeños, los partidos ganarían en ritmo. Es cierto que hay encuentros buenísimos, pero son ejemplos concretos en competiciones donde los dos o tres primeros clasificados están a mucha diferencia del resto", reflexiona para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Concepción Sánchez-Freire.

REGLAS EN OTROS DEPORTES

Ella fue la primera futbolista española en jugar en el extranjero y capitana de la también primera selección nacional. Una jugadora que explotó muy joven, con apenas 13 años, y que completó una extensa carrera en Italia de más de dos décadas. Se retiró en Inglaterra, su actual país de residencia, donde ha seguido formándose, siempre vinculada al fútbol femenino, desde la base hasta la élite.

En otros deportes como el baloncesto, se utiliza una pelota más pequeña; en el voleibol femenino, la red es más carta, lo mismo sucede con las vallas de las mujeres en los JJOO. Tanto es así que algunas voces consideran precisamente sexismo mantener como pauta las dimensiones y los estándares masculinos. Sin embargo, otros testimonios más pragmáticos defienden que esto implicaría más dificultades para encontrar campos adecuados, sobre todo para el fútbol base.

En 2020, la posibilidad de reducir las porterías se debatió en el Leadership Women Football E-Congress. "Yo no haría modificaciones, me preocuparía de darle todos los recursos a mi portera y no reducir el arco. Me encargaría de que el entrenador o entrenadora de porteras la preparara con todos los condicionantes", defendía María Pry, actual entrenadora del Madrid CFF.

PORTERAS MÁS PEQUEÑAS

"Hemos evolucionado mucho en la demarcación de las porteras, porque se les entrena y se les hace caso. Esto también pasó en el masculino. Hasta hace no tantos años eran los preparadores físicos o al final de los ejercicios el propio entrenador el que preparaba al portero", añadía Jorge Vilda, actual seleccionador español. "Quizá nunca lleguemos a la escuadra con la misma facilidad que un hombre, pero hay margen de mejora", sentenciaba Iraia Iturregi, técnica y leyenda del Athletic Club.

En la última Eurocopa disputada el pasado verano en Inglaterra, las porteras medían 1,75 metros de media. En Europa, la altura promedio de los cancerberos es de 1,88 metros, siendo España el país con guardametas más bajos, con 1,86 metros. La cuestión física es aquí una barrera de entrada, como lo es cada vez más para otras posiciones como la de central. "Nos entrenan de otra manera. No podemos eludir el hecho de que el tamaño es muy diferente, pero incidimos en la agilidad", explicaba a The Athletic Rachel Brown-Finnis, exportera del Liverpool y Everton, en el marco del torneo de selecciones.

CAMBIO DE ENTRENAMIENTO

"Cuando llegué a la academia del Brístol, quedé asombrada: hacían un calentamiento con ciclos de cinco minutos para después hacer carreras. En los últimos años ya han introducido entrenamientos con elásticos y de fuerza. Nosotras hacíamos muchísima carrera de fondo y ahora los entrenamientos se hacen en espacios mucho más reducidos", explica 'Conchi Amancio' -apodada así en la época por su semejanza con el jugador del Real Madrid-.

"Todavía hay que afinar el entrenamiento para la élite de las niñas. He visto muchos problemas en las sesiones, como roturas, cuando generalmente somos muscularmente más flexibles. En mis tiempos solía haber problemas de cruzados, pero se creía que era por la falta de entrenamiento de ciertas habilidades. Es en la carrera lenta donde se construye toda la musculatura", explica una futbolista que desarrolló su juego en "campos de patatas" y en clubs que no tenían la estructura actual, desde la que debe trabajarse para construir un fútbol femenino con identidad propia.