Joan Laporta cuadruplicó el salario de Enríquez Negreira durante su primer mandato en el Barça

El 'caso Negreira' sigue dando pasos adelante. En la investigación se confirmó el pago del Barça a la empresa de el exárbitro y exvicepresidente del comité técnico Enriquez Negreira de 33 pagos mensuales por un valor total de 1.685.142,8 euros, con especial frecuencia en los años 2016, 2017 y 2018. Aunque en las pesquisas de la Agencia Tributaria el propio Bartomeu confirmaba que era una gestión heredada porque el Barça ya pagaba ese servicio desde 2003.

Las facturas, publicadas por el periódico El Mundo, fueron entregadas por el Barcelona a la Agencia Tributaria en 2021 y siempre con los dos mismos conceptos genéricos: "elaboración y envío de vídeos técnicos al club" y "asesoramiento de vídeos técnicos". Nunca tenían el mismo importe, oscilando entre 30.250 euros y 90.750 euros. La última se pagó en 2018 y cuando Enríquez Negreira sale del Comité Técnico de Árbitros, el club prescindió de sus servicios. Y una vez que el Barcelona acabó con la vinculación, DASNIL 95 redujo su facturación hasta los 7.384 euros en el ejercicio 2019, pasando después a estar inactiva y sin facturar.

Negreira declaró que el Barça le contrató "para que todo fuera neutral"... y no le pitaron un penalti en 715 días

Llama la atención que, al llegar Joan Laporta a la presidencia del club en su primer mandato, la facturación de Negreira se incrementó considerablemente y pasó de ingresar 145.758 euros en la 2003-04 a los 573.398 euros de la 2009-10. Sandro Rosell mantuvo esas cantidades de manera prácticamente uniforme hasta el mandado de Josep María Bartomeu, que en dos años, tal y como reveló este periódico, le abonó 1,6 millones de euros por presuntas asesorías.

En total, fueron 6.659.488 los millones que Negreira cobró del Barça desde 2001. Cuatro personas fueron interrogadas por la Agencia Tributaria al respecto de las facturas que el Fútbol Club Barcelona pagó a la empresa DASNIL 95, del vicepresidente entonces del Comité Técnico de Árbitros, por servicios de asesoría. Los cuatro interrogados han sido el expresidente azulgrana, José María Bartomeu, el director ejecutivo del club Óscar Grau, el propio José María Enríquez Negreira, y su hijo, Javier Enríquez Romero. 

En busca de "la neutralidad"

El informe de la Agencia Tributaria afirma que Enríquez Negreira declaró que "el Barcelona quería asegurarse de que no se tomaban decisiones arbitrales en su contra. Es decir, que todo fuera neutral". Algo de lo que se ha desmarcado el club azulgrana, que afirmaba en su comunicado que lo que recibían del vicepresidente del CTA eran "informes técnicos referidos a jugadores de categorías inferiores del Estado español para la secretaría técnica del Club" y que luego se amplió "con informes técnicos relacionados con el arbitraje profesional a fin de complementar información requerida por el cuerpo técnico del primer equipo y del filial, una práctica habitual en los clubes de fútbol profesionales".

Esa supuesta neutralidad que el Barça pretendía asegurar acaban generando, directa o indirectamente por el pago, choca, al menos durante los años del mandato de Bartomeu, con unos datos realmente llamativos en esos tres años en los que se paga 1,6 millones a Enríquez Negreira.

Para empezar a los azulgranas no se les señaló un penalti en contra en 715 días. Entre el 14 de febrero de 2016 y el 1 de marzo de 2018, no sufrieron ningún penalti en contra, mientras le pitaban 21 a favor. En las tres temporadas en la que se produjeron los pagos, 2016, 2107 y 2018, en la que los culés ganaron dos de las tres Ligas, el balance de penaltis a favor y en contra del Barcelona es favorable a los azulgrana con unos guarismos de 33 a su favor y 3 en su contra. Mientras que en expulsiones son 23 a los rivales y 4 de jugadores culés, y por comparar en las siguientes cinco campañas, ya sin Negreira en el CTA, al Barça se le pitan otros 33 penaltis a favor (en dos cursos más), pero tiene 19 en contra. Y en el apartado de expulsiones pasa de sufrir cuatro en tres años a ver 20 tarjetas rojas en cinco. Números, cuanto menos, inquietantes.