ANUARIO DEL DEPORTE (OCTUBRE)

Alexia Putellas se vuelve imprescindible con un segundo Balón de Oro y Max Verstappen reina con comodidad

La jugadora española ganó su segundo Balón de Oro consecutivo, que recogió emocionada tras la lesión que le privó de jugar la Eurocopa y le rompió todos los esquemas tras un buen curso

Verstappen también hizo doblete al conquistar la Fórmula 1, aunque con un margen mucho más cómodo que el de su primer campeonato y que le concede el favoritismo para 2023

La jugadora española Alexia Putellas recoge su segundo Balón de Oro.

La jugadora española Alexia Putellas recoge su segundo Balón de Oro. / MOHAMMED BADRA / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Alexia Putellas (Molet del Vallès, 1994) carga a sus espaldas, completamente consciente, con el peso de las 100.000 licencias federativas con las que el fútbol femenino cerró 2022 (hace apenas seis años eran 44.000). Una denominación que no le gusta, porque lo que ella y sus compañeras practican es “fútbol sin más”. Aunque la definición implica una resta, en realidad es una gran suma, debido a que Putellas ha aplicado desde el inicio una ecuación en la que talento y reivindicación se han fundido. 

La jugadora del FC Barcelona ha conseguido llevar su deporte a un nuevo nivel de reconocimiento. Es la indiscutible líder deportiva y también es la referente social que el futfem necesitaba. Por eso, a pesar de la grave lesión (en el ligamento cruzado anterior) que sufrió antes de la Eurocopa, y de la que todavía se está recuperando, fue merecedora en octubre de su segundo Balón de Oro consecutivo

SIN EUROCOPA

“Hace un año, cuando gané el primero, me propuse mejorar para ponerme al servicio del equipo. El esfuerzo se ha visto recompensado otra vez, pero sé que sin mis compañeras no estaría aquí. Las aprecio mucho”, aseguró en un discurso más emocionante si cabe que el del primer galardón, porque todavía estaba fresca aquella maldita jugada que, en un entrenamiento previo al debut con España, le dejó completamente fuera de la partida cuando estaba en un pico absoluto de forma.

Alexia ya se había recuperado del trauma que supuso perder su segunda final de Champions contra el Olympique de Lyon, aunque esto no entraba en sus planes, a pesar de que las francesas son las grandes dominadoras del torneo (ocho títulos y dos subcampeonatos). Putellas quería, con apenas 28 años, cerrar el círculo virtuoso anotándose su segundo cetro continental de clubs y firmando una gran actuación con la selección española, que dependía más aún de ella que el Barça, a pesar de ser dos plantillas muy semejantes. 

Esto era así porque internamente el cuadro nacional era un polvorín que terminó por explotar con la carta de protesta y de las ‘15 rebeldes’ contra el seleccionador Vilda. Pero realidad demuestra que la figura de Alexia trasciende estos cismas y aglutina a su alrededor un sentimiento de identificación mucho más potente. No es solo un ejemplo para las que vendrán, también es el eje de las que juegan con ella. 

PRIMERA CARRERA

De ahí que haya sido muy larga la espera tras ese julio maldito que quebró la evolución de la mejor jugadora del mundo y de la historia. La capitana azulgrana concluyó 2022 con una foto de “la primera carrera en el campo”, su hábitat natural del que ha estado alejada como nunca lo había hecho. Fue tanto el dolor que sufrió, que nunca ha sido capaz de marcar un plazo fijo de regreso. 

“Será una nueva Alexia, con otra rodilla”, desveló en el documental de Amazon donde confesó que barajó hasta en dejar el fútbol, porque para ella el ejercicio de su profesión solo tiene sentido si es líder en su categoría. El segundo Balón de Oro no fue un aguinaldo, significó la recompensa a una extraordinaria temporada en la que anotó 34 goles y 21 asistencias, superando en todos los registros individuales a cualquier otra futbolista.

Pero una “jugada hecha mil veces” -como la de su gol en el Clásico femenino donde se batió el récord de asistencia- le hizo resetear hasta el punto de privarle del gimnasio y del verde, donde ha trabajado sin descanso para ser la mejor. Un hito que, lejos de ser privilegio, se ha convertido en auténtico deber moral. Porque la responsabilidad de Alexia es la de todo el fútbol femenino, que tiene la fortuna de tenerla en sus filas. Es ya imprescindible.

EL BICAMPEONATO DE 'MAD MAX'

Cuando se alcanza la cumbre, lo normal es sentir vértigo. No si tu apellido es Verstappen y tu nombre Max. Después del agónico triunfo en el Mundial de 2021, año de su primera victoria absoluta en la Fórmula 1, el piloto de Red Bull firmó el bicampeonato en el GP de Japón, cuando todavía faltaban cuatro pruebas por disputarse. Fue un hito celebrado con suspense debido a un episodio del tribunal en el que se convierte a veces esta competición.

En Suzuka, casa de Honda, Verstappen voló, sacando más de un segundo por vuelta a sus perseguidores. Sin embargo, fue la sanción a Leclerc (Ferrari) después de la carrera la que le otorgó a Max una ventaja superior a 100 puntos, suficiente para coronarse. La decisión se hizo oficial en las entrevistas previas a la ceremonia del podio. 

Hubo dudas, no solo por la sanción, también por la cantidad de puntos que se deberían otorgar, puesto que solo se habían completado 27 vueltas en bandera verde. Esto podría provocar una reducción del botín, sin embargo, esta solo aplica en caso de que la carrera se suspenda. Así, el champán se descorchó y Verstappen se puso la segunda estrella cuando ni siquiera había pasado una década desde su debut en la F1: el 3 de octubre de 2014. Fue en una sesión de entrenamientos libres, con 17 años recién cumplidos, sin edad legal para sacarse el carné de conducir. 

A los pocos meses, el hijo de Jos, que en 107 grandes premios solo fue capaz de conquistar 17 puntos y dos podios, ya era piloto titular de Toro Rosso. Esta loca curva de aprendizaje causó revuelo en el paddock. Mad Max nunca ha dejado lugar para la indiferencia con un desempeño que le ha convertido en uno de los bicampeones más jóvenes, siguiendo la estela de Sebastian Vettel o Fernando Alonso.

SOBREPONERSE A LOS ERRORES

El neerlandés ha ganado sus dos títulos con Red Bull, pero con dos normativas técnicas muy diferentes. Es el primer vencedor de la generación de los vehículos híbridos. La segunda corona de Max, aunque cómoda en el desenlace, se forjó a base de resistencia. La temporada comenzó con dos abandonos en las tres primeras carreras y con Ferrari alzando el vuelo para terminar con el imperio de la escudería austríaca.

No obstante, la evolución de la temporada demostró que la Scuderia no ejerció de cavallino ganador, desmontándose en las estrategias y lejos de la regularidad que exige ganar el Mundial, algo que logró Red Bull con un ritmo más alto de carrera en casi todos los escenarios. Verstappen tiró de la cuerda y cosió las diferencias con el resto en dos grandes rachas: la primera, de tres victorias consecutivas en Imola, Miami y Barcelona; la segunda, con cinco triunfos alcanzados en Francia, Hungría, Bélgica, Países Bajos e Italia.

Una temporada prácticamente inmaculada para el campeón, que se reajustó ante los errores, como cuando se salió en Barcelona, donde terminó ganando. Mismo guión en Hungría, donde se fue de la pista, pero también acabó triunfando. Simplemente el fallo de Singapur rompió el saco de unos puntos que ha ido llenando con un ansia irrefrenable por ganar, la misma que, junto al rendimiento de Red Bull, le convierten en el gran favorito para 2023.