CRÓNICA DE LALIGA

La nueva ideología del Barça, la enmienda de Asensio y el fantasma ultra

Xavi supera las críticas del estilo con un Adama cabeza de lista que evidencia la vulnerabilidad del Atlético de Simeone

Asensio se sacude las mofas de la eliminación de Copa con un zurdazo que refuerza el liderato del Real Madrid

Pere Milla, Brais Méndez y Enes Ünal impulsan a sus equipos en LaLiga y la violencia vuelve en la previa al Celta-Rayo

Jordi Alba

Jordi Alba / EFE/Alberto Estevez

Denís Iglesias

Denís Iglesias

La política se ha "futbolizado" y el fútbol cada vez está más "politizado". Las ideologías no importan tanto como los militantes creen. Se demostró en el Camp Nou (4-2), donde se iba a producir un choque de estilos entre Simeone y Xavi que desencadenó en la proclamación de una nueva ideología azulgrana. Adama es el líder más valorado con tan solo una elección. Aunque los periodos electorales duran todo el año. Que se lo digan a Asensio, que vive en una continua contracampaña en el Real Madrid, más líder gracias a su gol. [Así va LaLiga] 

La lógica del entrenador del Barça es cruyffista por naturaleza y convicción, pero el gobierno azulgrana está asumiendo políticas diferentes. El pensamiento no importa tanto cuando se gana, ahí es fácil defender la teoría propia aunque no sea la que se plasma. Cuando se cae, y de modo reiterativo como le ocurre a Simeone, la ideología se queda vacía

Quiso en la previa el Cholo cobrar una factura guardada desde 2016 a Xavi, quien dijo que el Atlético no tenía “el estilo de los grandes”. El timonel azulgrana no se escondió y reiteró su teoría. “En el Barça no se aceptaría”. Pero uno y otro se escaparon en el verde de la performance de Menotti contra Bilardo

Menottismo o bilardismo

Los rojiblancos, que se pusieron por delante, están muy alejados del dogma que persigue Simeone, tal y como expusieron en una nueva debacle defensiva frente a un Barça que no opera solo bajo el mandato del toque y confección que exige Xavi. Ambos líderes viven en una continua contradicción y cada jornada les supone un esfuerzo descomunal. 

El Barça consiguió una mayoría absoluta en la que participaron viejos valores como Jordi Alba y Dani Alves -este terminó expulsado- y nuevas esencias como Ronald Araujo y Gavi. Todos elevados por un Adama que en 45 minutos derrumbó uno de los principales complejos que se le atribuyen: ganarse el pan si espacios. 

A Xavi le gusta Bryan Adams y Simeone prefiere Thunderstruck para motivar a los suyos. Las sintonías se cambiaron y el Barça más heavy terminó la jornada desalojando al Atlético de Europa. Aunque la conquista trae otros añadidos. El preparador culé se quita la etiqueta de ganador en sensaciones ante equipos equilibrados a su nivel. 

“Ya hemos ganado a un grande”, se liberaba del peso tras un triunfo que deja a Oblak como un muñeco de sparring, con 30 goles en contra, tres más que su peor dato en una temporada completa. Sus mayores sinsabores hasta el momento databan de Champions, contra el Bayern y el Borussia, ambos saldados con 4-0.

Aunque los barcelonistas tienen ahora un deber mayor, saber gestionar el golpe sobre la mesa y evitar las adrenalinas efímeras como ya le ha pasado. Contención de gasto emocional para una legislatura que acaba de comenzar. 

La enmienda de Asensio

El periodo electoral de LaLiga dura todo el año. Aunque a Carlo Ancelotti se le olvide, a tenor de su absoluta preferencia por los cabezas de lista. Un equipo con la identidad y los objetivos del Real Madrid no puede permitirse el lujo de no tener a los secundarios metidos en dinámica. La eliminación en Copa ante el Athletic dejó una sensación de vulnerabilidad y dependencia

En uno de los pocos en los que confía es Marco Asensio. Carletto prescindió de Jovic en San Mamés, colocando al mallorquín en punta. La diferencia entre su alineación y la nada no se apreció. Salió dolido y en su escarnio encontró la redención con un gol que fue capaz de desatascar el partido frente al Granada (1-0). Deja más líder al Real Madrid. Aunque media acción es de Militao, quien ejecutó un robo de Italian Job.

Asensio disparó hasta fundido. Lo intentó hasta en siete ocasiones. Demasiadas para un jugador que tiene un cañón por pierna. Uno entró y fue suficiente para perder la cordura en la celebración, quitándose la camiseta. Disfrutar de un tanto nunca es exagerado. Menos aún con un tanto que esculpe el liderato blanco.  

El Sadar es como el Senado y convalida a los aspirantes al título. El Sevilla lo experimentó en carne propia con un empate a nada (0-0). Los de Lopetegui tuvieron la oportunidad de acercarse a un punto del Real Madrid. Pero Sergio Herrera detuvo un penalti a Rakitic justo al límite del tiempo reglamentario. El marco perfecto para la heroica de los porteros, que pocas veces tienen la capacidad de disfrutar de su profesión como absolutos protagonistas.

“Se lo dedico a la gente que confía en mí”, dijo un meta que en 2017 atajó tres penas máximas en un Osasuna - Cádiz. En esta ocasión, le bastó uno para recordarle al Sevilla que con el pragmatismo no es suficiente. Para estar en el primer escalón del fútbol, donde quiere estar con fichajes como el de Martial, no basta con el pragmatismo. Es necesario tener una alternativa ofensiva que asegure el éxito contra, todo sea dicho, un parte de lesiones interminable.

Pere Milla, de 10

Son importantes los jugadores cuyo voto vale doble. Esta jornada Pere Milla (Elche), Brais Méndez (Celta) y Enes Ünal (Getafe) fueron bigoleadores. Los tres sobresalieron en sus complicados ministerios. El primero decantó el triunfo del Elche ante el Alavés (3-1), a pesar de que los visitantes se pusieron por delante con un tanto de Joselu. El delantero, el único que aporta oxígeno, acabó sustituido, “para mejorar las transiciones”, según Morga, el entrenador asistente del cuadro blanquiazul. 

Sí que hubo transición, pero para el régimen de Pere Milla. Lleva el 10, un dorsal que tiene una carga impositiva mayor que el resto. Lo tiene que compatibilizar con la función de mediapunta, tantas veces en cuestión en esquemas que cada vez se parecen más los unos a los otros.

Algunos políticos se arropan en banderas para demostrar que las sienten más que el resto. Apropiación. Los jugadores hacen lo mismo, con sus proclamaciones de que siempre habían soñado con estar en el equipo que les ficha. Y se besan los escudos, como Pere Milla, aunque en su caso es una demostración sincera, de un futbolista que conoce bien las rachas del bien y del mal. 

Por eso, paró la euforia en rueda de prensa, cuando asomó la idea de ser convocado por la selección: “Los goles son como el kétchup, que muchas apretamos y no salen, y otras se derrama todo”. Afirmación tan cierta como de Forrest Gump. En ambos casos, sinónimo de sabiduría. Él ya lleva siete, cinco en 2022 y tres de ellos al Barça y al Real Madrid (uno en la primera vuelta, otro en la segunda). 

Brais Méndez es una apología al talento. Lo evdenció con dos tantos que desnudaron al Rayo de Iraola (2-0), atrapado en la Copa del Rey, donde ha llegado a una semifinal tras 40 años. Lo mismo le sucedió al Betis, también clasificado para semifinales, que recibió un golpe de autoridad del Villarreal con un testarazo de Pau Torres y un antológico disparo de Capoue, quien desternillaba tras su obra: “Golazo de locos”. 

El submarino amarillo y el Celta se han confirmado como candidatos europeístas. La culpa de la aspiración continental del segundo llegó de manos de un internacional por méritos propios como Brais. Aunque todos los nombres de la lista de Luis Enrique necesitan una doble validación ante la ira más bufandera

A Brais Méndez, ídolo celeste, le costó un mundo digerir las críticas. Se borró su cuenta en Twitter y acudió a un psicólogo para trabajar la parte mental, que considera fundamental en su oficio. La cabeza hace que las piernas funcionen para fundir una volea como la de su primer tanto y un exquisito remate de tacón. Solo jugadores como él saben usar esa parte del cuerpo de tal modo que parezca una tercera puntera.

La revolución del campo. En concreto, en el del Coliseum de Getafe, donde Quique Sánchez Flores sigue avanzando en su plan. “Lo ha cambiado todo”, confesaba Enes Ünal, autor de un doblete al Levante (3-0), hundido en su ruina. El turco tardó media hora en acertar dos veces para sumar nueve dianas en 12 apariciones. 

“Antes de llegar aquí ya era bueno, ahora ha llegado su momento”, afirmaba su entrenador, que se ha convertido en el presidente de una república al sur de Madrid que ya ve la frontera del descenso a siete puntos y donde habita el Cádiz. 

“Luis Rubiales, arrégalo”

El conjunto andaluz fue incapaz de asaltar la soberanía del Mallorca en un duelo de derrotados por la Copa con el descenso en la mesa de todos los comensales. Ganaron los bermellones con dos tantos de penalti (2-1) que transformaron Salva Sevilla y Vedar Muriqi. El delantero, que llegó a Palma en el mercado de invierno, cedido por la Lazio, se convirtió en el primer jugador kosovar en anotar en LaLiga una pena máxima que señaló el VAR y que desató la ira visitante.

 “Luis (Rubiales), arréglalo”, se titula el escrito que Manuel Vizcaíno, presidente del Cádiz, le dirigió al presidente de la RFEF tras la derrota. Misiva que parece escrita por M. Rajoy, pero más trascendental. “Hazlo para que no seamos el hazmerreír del fútbol”, denunció, señalando el penalti cometido por Ledesma sobre Ángel, que pasó la noche en el hospital tras el golpe. Un jugador bermellón como Raíllo lo consideró como un lance del juego. La literatura médica y deportiva, mezcladas, para consensuar un diagnóstico que solo es favorable al Mallorca.

También fue necesaria la intervención sanitaria en el empate sin goles entre el Valencia y la Real Sociedad, que terminó con un duelo aéreo entre Hugo Guillamón y Mikel Merino, un auténtico choque de testas que acabó con ambos tendidos en el suelo derramando sangre. Debería ser la única actuación que se registre en un partido de fútbol, pero en la previa al duelo de Balaídos surgieron fantasmas del pasado, también con crismas partidas de por medio.    

Poco tienen que ver con la política aunque los autores de los disturbios quieran buscar relación. Más bien el nexo es con la irracionalidad. Los ultras del Rayo y Celta se enzarzaron en una batalla campal que que dejó la imagen de un sujeto pateándole la cabeza a otro que yacía inconsciente. 

Alguno sigue sin entender el mecanismo cerebral. Lejos de ser un hecho aislado, se une al lanzamiento del palo de PVC en el derbi sevillano o los apedreamientos de los autobuses del Real Madrid y del Atlético en Bilbao y San Sebastián. Viejos fantasmas callejeros que se retroalimentan. Como el populismo. Otro punto en común de la “futbolítica”.