Atlético de Madrid

Los números rojos de Oblak en Liga

 Oblak ha encajado ya más goles en 21 encuentros esta temporada (26) que en todo el campeonato liguero anterior (25)

 La afición atlética no está viendo al esloveno de otras temporadas, donde este se mostraba imperial por alto y por bajo, llegaba a balones imposibles y salvaba uno tras otro remates a bocajarro

Juanjo Talavante

Juanjo Talavante

El meta esloveno del Atlético de Madrid, Jan Oblak, ha encajado ya más goles (26) en los 21 partidos de Liga disputados esta temporada que en los 38 que jugó la pasada campaña (25), cuando los rojiblancos se proclamaron campeones. Las estadísticas del portero colchonero han sufrido un notable empeoramiento este campeonato liguero, lo que explica en parte las escasas opciones de repetir título para el equipo, muy alejado del Real Madrid en la clasificación.

Considerando los excelentes antecedentes de los que partía, con el equipo como actual campeón del torneo y con su portero habiendo sido el que menos tantos encajaba en cinco de las últimas seis ligas, esta temporada está resultando especialmente dolorosa para el Atlético de Madrid por el número de goles que recibe el equipo. El portero esloveno Jan Oblak ha visto empeorar todos sus datos estadísticos que, hasta la fecha, desde que llegó al conjunto colchonero, habían resultado espectaculares y lo habían confirmado como uno de los mejores cancerberos del mundo.

Esta temporada, sin embargo, el bajón que indican sus números es alarmante para un equipo acostumbrado a dejar su portería a cero, para un entrenador obsesionado con la eficacia y actitud defensiva y para un portero al que marcarle un gol representaba todo un reto para los delanteros rivales. Ningún otro guardameta conseguía ser tan seguro bajo palos.

No hace falta retrotraerse demasiado para evidenciarlo. En la temporada 2015-2016, Oblak mantuvo su portería imbatida en 24 de los 38 partidos ligueros. Esa seguridad y regularidad defensiva constituía una de las claves y señas de identidad del equipo de Simeone. Hacerle un gol fue misión imposible, año tras año, para muchos equipos. La pasada temporada concluyó con Oblak sin encajar ningún gol en 18 partidos de Liga. Esta campaña, sin embargo, tan solo lo ha logrado en 6 de los 21 partidos disputados hasta la fecha.

Fragilidad defensiva

Y lo cierto es que los rojiblancos no tienen excesivos problemas para marcar. Solamente el Real Madrid y el Betis tienen en su casillero más goles que los atléticos, pero el descosido llega por su inusual fragilidad defensiva. En seis de las últimas siete jornadas ligueras el Atlético de Simeone ha encajado exactamente dos goles en cada partido (Valencia, Villarreal, Granada, Sevilla, Real Madrid, Mallorca). El dos ha sido también un número ‘maldito’ en otras competiciones. Los de Simeone recibieron ese número de goles para quedar fuera de la Copa del Rey ante la Real Sociedad, y frente al Athletic para despedirse de la Supercopa de España). Y un ‘dos’ pesa mucho cuando estás acostumbrado a ver un cero en el marcador del rival.

En los 21 partidos del Atlético esta Liga uno de cada dos balones que llegan entre los palos de su portería acaban en gol. Este es quizá el más significativo de los números rojos de Oblak en Liga, y un dato que analiza con preocupación el equipo técnico rojiblanco. No puede decirse que esa sea una responsabilidad exclusiva del guardameta esloveno, con una trayectoria y unos datos sensacionales desde que llegó al fútbol español. La vulnerabilidad defensiva es una responsabilidad colectiva, aunque sea al cancerbero al que le toque recoger el balón del fondo de su portería tras cada gol recibido.

Que el engranaje defensivo rojiblanco no está funcionando como de costumbre es una realidad que constatan sus aficionados cada jornada. Esta temporada la parroquia atlética no está presenciando las paradas salvadoras que se repetían prácticamente cada jornada, con el esloveno mostrándose imperial por alto y por bajo, llegando a balones imposibles y salvando uno tras otro remates a bocajarro. Estaban acostumbrados a ver parar a Oblak casi el 80% de los lanzamientos a puerta que recibía su equipo, y ahora ese porcentaje ha caído hasta el 50%.

Los datos están ahí y señalan cuál es el gran problema del Atlético en esta Liga. Oblak, que disputó el pasado sábado su partido liguero número 250 con el Atlético (siempre titular), lleva en los 21 partidos de esta temporada un gol encajado más (26) que en todo el campeonato de la pasada temporada (25). Muy lejos de los 18 que encajó en la campaña 2015/16. En esta Liga, Oblak recibe un promedio de 1,24 goles por cada 90 minutos. En la citada campaña 2015/16 el promedio era de 0,47. Y la última, 2020/21, fue de 0,66 goles por partido. Su promedio histórico defendiendo la meta atlética es de 0,69. Sus guantes interceptan menos remates rivales que nunca desde que llegó al club rojiblanco.

Y eso a pesar de que el equipo recibe menos disparos a puerta que en campañas anteriores. Este campeonato, por ahora, solamente 44. En la temporada 2017/18 los disparos recibidos entre los tres palos fueron 126, y solo encajó 22 goles, lo que puede explicar en parte dónde residen algunos de los problema de la zaga rojiblanca, que permite ocasiones más francas y claras para los equipos rivales.

La sangría de goles le llega al Atlético en mayor medida en las segundas partes de los encuentros. 15 de los 26 goles recibidos los ha encajado a partir del minuto 45. Siete de esos tantos, además, llegaron en las postrimerías de los encuentros, a partir del minuto 80 de juego.

La noche del pasado sábado, el Atleti se marchó al descanso perdiendo 0-2 con el Valencia. Otra vez el dos ‘maldito’ para Oblak y los rojiblancos. Pero los de Simeone lograron culminar una épica remontada en el minuto 93, cuando el empate ya parecía suficiente premio y recompensa para amortiguar un partido que se había puesto muy cuesta arriba. Los colchoneros celebraron la victoria, el Wanda Metropolitano volvió a ser el escenario del éxtasis colectivo y las redes sociales se llenaron de mensajes que recordaban a los de la pasada temporada.

Puede que sea un punto de partida para reencontrar las sensaciones perdidas, la seguridad en la zaga, que era un auténtico sello distintivo, y la confianza y eficacia para que uno de los mejores porteros del mundo salga de los números rojos en Liga.