ARTE

Las siete esculturas que reimaginarán la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia

El escultor uruguayo Pablo Atchugarry inaugura su primera exposición pública en España

El escultor uruguayo Pablo Atchugarry, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

El escultor uruguayo Pablo Atchugarry, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. / GERMÁN CABALLERO

Begoña Jorques

La Ciudad de las Artes y las Ciencias es el enclave de una "exposición histórica" para el escultor uruguayo Pablo Atchugarry. El artista exhibe en València siete piezas de grandes dimensiones en la que es su primera exposición pública en València. Bajo el sugerente título Hacia el futuro, Atchugarry propone un diálogo entre arte y arquitectura. Comisariada por el que fuera director del IVAM Kosme de Barañano, Atchugarry inaugura este jueves esta selección de grandes piezas, algunas de las cuales han sido realizadas ex profeso para ser mostradas a lo largo del paseo exterior del complejo, desde el Museo de las Ciencias hasta el Palau de les Arts, pasando por el Hemisfèric

"Es un momento histórico de mi vida, es mi primera exposición pública en España", explica el artista. "El espíritu de estas obras es la relación con la luz y con el espacio, que es la misma problemática que tiene la arquitectura". "Es una gran ocasión de diálogo. Podemos ver los detalles de una extraordinaria arquitectura a través de las esculturas", dice.

Las piezas que el escultor ha trasladado a València comparte también materiales con la arquitectura, materiales típicos como el mármol -de Carrara o rosa de Portugal-, el bronce o el acero, en el que emplea "colores de automóviles, colores contemporáneos, del diseño, y priorizo los colores primarios, como el azul o el rojo", explica.

Atchugarry recuerda que hace 45 años que trabaja el mármol de Carrara. "Mi primera obra es de 1979, La lumière. Luego he continuado con este material, he agregado otros, porque la idea es justamente de diálogo". Se muestra entusiasmado con la Ciudad de las Artes y las Ciencias ya que "con esta extraordinaria arquitectura, con sus colores claros, puedo contrastar con los colores primarios como el rojo y el azul".

Optimista con el futuro

Sobre el título escogido, Hacia el futuro, señala que "el ser humano tiene que pensar en el futuro, en un futuro de mayor comprensión, de mayor diálogo y de mayor paz". En cuanto a lo que está por venir asegura que "yo soy siempre optimista, pero creo que el ser humano tiene primero que hacer las paces con la naturaleza. El ser humano la ha agredido mucho y tiene que, de alguna manera, devolver lo que ha tomado de ella y volverse a reencontrar con la naturaleza. Yo tengo un proyecto en Uruguay, que son 159 hectáreas, donde hemos plantado 17.000 árboles y plantas nativas como restitución de la naturaleza. Y pienso que justamente mirando hacia el futuro, son estos gestos los que tenemos que hacer como humanos, como gran familia; tenemos que volver a abrazarnos entre todos y a caminar juntos"

Atchugarry es hombre de conversación pausada y tranquila, reflexivo, como su obra. "Muchas veces mi obra no tiene título, como es en este caso. Es muy lindo que el espectador encuentre y descubra, que pueda desarrollar su imaginación".

Respecto al arte que se expone en la calle, más allá de lo "sagrado" de un museo, defiende que "el arte público tiene esa gran función de ser más accesible, sobre todo para los más jóvenes, los niños y los adolescentes, que empiezan a encontrar que el arte es parte de la vida. He fundado un museo en Uruguay, el Maca, que está en un parque de 40 hectáreas, donde hay esculturas monumentales. Entonces, esa experiencia del público que va descubriendo las obras en un entorno, en ese caso natural y en este caso, un entorno de arquitectura, me parece que es muy positivo". 

Si Atchugarry pudiera viajar en el tiempo y a lo largo de la Historia del Arte asegura que su sueño sería llegar "al Renacimiento para encontrarme con Miguel Ángel". El artista renacentista "es para mí una fuente constante de inspiración. Y un artista que tuvo la suerte de poder trabajar hasta cuatro días antes de morir y tuvo una vida muy longeva; 89 años en el pleno Renacimiento era una cifra realmente muy longeva. Y poder hacer lo que quería hasta el último momento. Es un gran augurio para todos los creadores", dice entre risas.

12 horas al día de trabajo

Él, a sus 69 años, trabaja 12 horas al día. "Ahora estoy aquí en València, y es extraordinario, me tratan muy bien, es una ciudad que me encanta, y sin embargo extraño mi taller, tengo que estar cerca de mis mármoles, de mis bronces, de mis maderas, o sea, del trabajo. Creo que es una especie de misión interior que tiene el artista. Yo creo que la obra es muy importante que pase por ese circuito virtuoso que es la imaginación, el sentimiento y las manos". En ese proceso asegura que "hablo con la obra y ella me habla, y ella me dice por dónde ir. Por dónde es el camino. Yo trabajo personalmente en la escultura y eso hace que cada detalle haya pasado por mis manos y por mi sensibilidad".

Sobre el papel del artista, el escultor uruguayo señala que no piensa en él como transformador social, "pero sí como una antena que capta las necesidades de la sociedad, y eso dándose cuenta que todavía la gran maestra es la naturaleza y que la belleza y la armonía están en la naturaleza".

La naturaleza es un elemento fijo en su conversación. Por eso, Atchugarry asegura que en su búsqueda de la belleza "una puesta de sol, un amanecer, el mar, la luz, el cielo, las estrellas, la luna, nos acompañan en cualquier parte del mundo. Tenemos que refugiarnos un poco más en la naturaleza y en el arte. El arte es lo que va quedando, los signos de la humanidad que permanecen en el tiempo".