HISTORIA

La funesta primavera del 36: los meses que decidieron el futuro

Los historiadores Fernando del Rey y Manuel Álvarez Tardío realizan una investigación sin precedentes sobre ese tiempo que supuso el periodo más convulso y decisivo durante la República y que fue determinante para resolver el futuro de la misma y de España

La funesta primavera del 36

La funesta primavera del 36

Francisco Millet Alcoba

La larga primavera de 1936, los cinco meses que van del 19 de febrero, en que se ponía en marcha el gobierno del Frente Popular, y el 17 de julio, constituye el periodo más complejo y decisivo de España durante la Segunda República. Fueron cinco meses, los que van entre las elecciones de febrero y el golpe de Estado de julio, en los que se decidió el futuro de la República. Nada estaba escrito o determinado en 1936; ni la guerra, ni la violencia, ni el éxito o el fracaso de la República. Nada estaba determinado, tampoco el comportamiento de los que optaron voluntariamente por la violencia que fue lo que hizo fracasar a la República.

Con una investigación exhaustiva y científica, un estudio riguroso de los hechos, sin posicionamiento ideológico alguno, los historiadores Fernando del Rey y Manuel Álvarez Tardío analizan en ‘Fuego Cruzado. La primavera de 1936’ las causas de una violencia que en sólo cinco meses se llevó la vida de 484 personas y dejó más de 2.000 heridos.

Este libro y su estudio riguroso pretende un acercamiento a esa primavera desde la misma perspectiva que ha permitido explicar a los mejores historiadores de la República, explicar los cinco primero años, gracias a la luz y la exploración de numerosas fuentes primarias hasta hoy inexploradas. Y partiendo de una cuestión única, hasta ahora ignorada que es analizar la primavera del 36 como si la guerra civil nunca se hubiera producido, evitando así la lectura de que fue el prólogo de la guerra civil, mutilada por la propaganda de cada bando. Es decir procurando colocar el punto de mira en esos meses y obviando conscientemente el hecho de conocer su desenlace

La larga primavera de 1936 constituye el periodo más complejo y decisivo de España durante la Segunda República. Fueron los cinco meses más importantes para comprender la historia de la democracia en la España de entreguerras. La existencia de una elevada conflictividad política y laboral, junto a una ineficaz gestión del orden público y una grave crisis de autoridad con un enfoque equivocado de los riesgos que acechaban a la sociedad quebraron la fortaleza del Estado de derecho.

En el análisis singularizado de este periodo, el libro de Fernando del Rey y Manuel Álvarez ofrece un trabajo exhaustivo y único hasta la fecha sobre la violencia política y de orden público que se constituyó como un desafío de primera magnitud en ese periodo. Supone la exposición más completa hasta ahora de los hechos violentos de naturaleza política de esos meses, identificando a sus autores, sus víctimas y multitud de aspectos relacionados con los mismos, a través de un gran trabajo empírico.

La violencia fue un factor determinante de esos meses, pero no tuvo una dimensión aislada, por ello e libro analiza también la vida política de esos meses. Se analiza a fondo y se reconstruye la secuencia cronológica de la política de orden público, el papel de los gobernadores civiles, de los ayuntamientos, de jueces y policías, también el papel de los protagonistas de los principales hechos violentos, especialmente la izquierda revolucionaria y los falangistas.

Los datos de la violencia política en 1936 confirman que después de las elecciones de febrero se vivió uno de los periodos más violentos de la corta vida de la República. Los casi mil episodios de violencia (977) constatados, con 2.143 víctimas graves en cinco meses, son un dato significativo.

Una primera conclusión es que los gobiernos de Azaña y Casares Quiroga fueron incapaces de garantizar a todos los ciudadanos los derechos y libertades recogidos en la Constitución. Al no tener un discurso coherente y crítico contra la violencia, debilitaron la autoridad de sus gobernadores civiles. Peor aún, al considerar que solo era peligrosa la violencia falangista y no la de la izquierda quedaron maniatados pues aunque se empleaban a fondo contra la violencia derechista, esta no cesaba e incluso se estimulaba a la izquierdista.

El libro analiza la primavera del 36 como una entidad diferenciada, derivada de la compleja situación política y la especial correlación de fuerzas dibujada tras las elecciones de febrero y el cambio de gobierno que hicieron los republicanos de izquierdas. La singularidad vino también del ímpetu y variedad de la movilización y conflictividad desarrolladas desde que se formó el Gobierno de Azaña. Ningún otro periodo republicano es comparable a este por el volumen de la agitación desplegada.

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