HISTORIA

A la conquista de los imaginarios: descolonizar la mente para descolonizar los museos

Tras la propuesta del Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de revisar los museos nacionales para "superar el marco colonial", el Museo Canario y la Casa Museo Colón ofrecen su punto de vista sobre la cuestión

15 museos que hay que pisar una vez en la vida

Fachada del Museo Casa Colón en Las Palmas de Gran Canaria.

Fachada del Museo Casa Colón en Las Palmas de Gran Canaria. / ÁNGEL MEDINA

Martina Andrés

Bélgica restituyó un diente de Lumumba a su familia. Este titular del año 2022 esconde una anécdota -la devolución del diente del líder congoleño a sus descendientes- que refleja hasta qué punto llegó la apropiación y el expolio de algunos países europeos de la identidad y el patrimonio de sus antiguas colonias.

El cuerpo del anticolonialista Patrice Lumumba, asesinado en 1961, fue descuartizado y posteriormente disuelto en ácido sulfúrico, por lo que lo único que quedó de él fue eso: un diente que encarna en su solitaria existencia -y en los 60 años que han tenido que pasar para que vuelva a su tierra de origen- el modus operandi de Europa en lo que respecta a la reconstrucción de la memoria de los pueblos que colonizó.

Colonizar. Cristóbal Colón. América. África. Heroicos viajes en barco. Arriesgar la vida en busca de riquezas en otras tierras. Es la historia del mundo. La que se aprende en el colegio y a partir de la cual se configura el imaginario sobre esas tierras lejanas que están más allá de los confines del continente europeo. Una historia que, sin caer en la culpa, la fustigación o lo que se conoce como la leyenda negra, necesita una revisión que, huyendo de dicotomías simplistas y radicalismos, incluya otras perspectivas y relatos que todavía no se han contado y que en el siglo XXI comienzan a ver la luz.

Las declaraciones de Urtasun

El pasado 22 de enero, el ministro de Cultura Ernest Urtasun anunció un proceso de revisión de las colecciones de los Museos Estatales que, en sus palabras, permita "superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas que han lastrado, en muchas ocasiones la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico".

Sin ofrecer medidas concretas, Urtasun puntualizó que este punto de vista está ya presente de forma transversal en las programaciones temporales de espacios como el Museo de América o el Museo Nacional de Antropología, y recalcó que la idea principal es "visibilizar y reconocer la perspectiva de las comunidades y la memoria de los pueblos de los que proceden los bienes expuestos".

En esta línea, a lo largo de los últimos años, ya hay países como Alemania o Francia que han realizado actos simbólicos de devolución de cierta parte del patrimonio que se expolió o se sustrajo durante el periodo colonial. Ejemplos de ello son la devolución de Alemania a Namibia de una cruz de piedra del Museo de Historia de Berlín en el año 2019 o el anuncio en 2017 del presidente francés, Emmanuel Macron, para restituir el arte de determinados países africanos, lo que se tradujo cuatro años después en la devolución a Benín de 26 obras de arte que el país galo se apropió a finales del siglo XIX.

El Consejo Internacional de Museos también indica en su código deontológico la necesidad de restituir los bienes culturales expoliados y cuenta con unas directrices concretas para adquirir, incorporar o dar de baja colecciones. Y, por otro lado, la UNESCO ya reivindicó a través de la Convención de 1970 el "derecho de los pueblos de disponer de sus propias culturas", definiéndola como "un instrumento jurídico de gran importancia para contrarrestar el saqueo y el tráfico ilícito de obras de arte y objetos culturales", tal y como indican desde su página web.

La pregunta que surge de forma casi inevitable al leer estas líneas ya la planteó en su momento el anterior ministro de Cultura, Miquel Iceta: "¿Cómo se descoloniza un museo?".

Los museos canarios hablan

Atendiendo a las declaraciones de Urtasun, los dos museos históricos más relevantes de la capital grancanaria han sido consultados por este periódico para tomar el pulso a cómo perciben y aplican en sus propias exposiciones esta cuestión. Aunque las medidas que pueda adoptar el Ministerio de Cultura no van a influir en su actividad -ya que serán revisados, como se ha dicho con anterioridad, los 16 Museos Estatales- tanto el director del Museo Canario, Daniel Pérez, como la directora de la Casa Museo Colón, Carmen Gloria Rodríguez, manifiestan su interés y dedicación a esta revisión histórica.

"Lo primero que hay que hacer es descolonizar la mente". Carmen Gloria Rodríguez cita con cariño a su colega Jorge Onrubia, cuyo nombre aparece acto seguido en la pantalla de su teléfono. Lo saluda con alegría, intercambian unas palabras, y la conversación prosigue sobre el oscuro suelo de madera crujiente del museo que dirige desde el pasado 18 de diciembre la arqueóloga y conservadora que se doctoró en Geografía e Historia por la Universidad de La Laguna.

De nuevo surge la pregunta: Y eso, ¿cómo se hace?

Repasar la historia del mundo desde otras perspectivas puede ser un buen punto de partida. Rodríguez lo ilustra con un ejemplo: "En el año 2007 invitamos a [Serge] Gruzinski, que escribió mucho sobre la conquista de los imaginarios (...). Me hablaba de uno de sus libros que es una crónica islámica de la conquista americana del siglo XVI, en el que el islam se plantea cómo Alá había permitido que las monarquías católicas se hicieran con los nuevos territorios y sean las que están expandiendo el catolicismo. ¡Es que hay tantas miradas!", explica con entusiasmo.

Con nuevos relatos y "buscando piezas que sustenten estos nuevos discursos" es como los museos se pueden aproximar a esta revisión del marco colonial. "Lo que se conoce como la política de adquisiciones tienen que empezar a incorporar la posibilidad de tener piezas que nos permitan sustentar el relato. Que pueden ser desde una brújula, un globo terráqueo o hasta parte de las figurillas que tenemos por donaciones o por compras de colecciones que son precolombinas. Hay que empezar a mirar en esa política de adquisiciones y explorar los depósitos temporales y los préstamos", puntualiza la directora del Museo Casa Colón.

La doctora en Geografía e Historia también indica la importancia de no caer en la leyenda negra o en posicionamientos extremos que "tampoco son representativos en un museo público de lo que se debe contar": "La gesta ya no de Colón, también de Magallanes, adentrándose para conocer el mundo... Es verdad que son hazañas extraordinarias y que no podemos juzgar con los ojos de hoy en día. El colmo del historiador sería caer en el anacronismo, en el empezar a juzgar las cosas con la mirada de tu tiempo".

Por otro lado, Rodríguez también insiste en la necesidad de atender, desde la sociedad y desde los museos, los nuevos cambios que se están dando en los relatos alrededor del mundo: "Lo que no se puede hacer es que en casi toda Latinoamérica se estén derribando esculturas de Colón y aquí sigamos como si no pasara nada".

El caso del Museo Canario

El Museo Canario es también un ejemplo ilustrativo que responde a la pregunta que Miquel Iceta dejó sin respuesta. Su propia existencia ya lleva implícita la perspectiva descolonizadora: recupera y pone en valor la historia de los pueblos originarios del Archipiélago, buscando, en palabras de su director, Daniel Pérez Estévez, "intentar humanizar y darle vida a las personas que vivieron aquí, recrear su vida cotidiana".

Para hacerlo, uno de los mayores aliados del museo capitalino es la tecnología. A través de recreaciones en 3D y realidad virtual -a la que cualquier visitante puede acceder desde su teléfono- el público se puede hacer una idea mucho más amplia de cómo vivían los canarios antes de la conquista española, recreaciones hechas con software canario y con actores de las Islas, "para que sea más realista", en palabras de Pérez. El director del museo añade: "Con estas herramientas podemos convertirlos en protagonistas".

Mari Carmen Cruz, arqueóloga del museo, enseña rebosante de ilusión cada una de las salas del edificio. Hace una parada donde está a quien llama "el hombre de Agaete". Tras la vitrina, los huesos heridos de un poblador originario de las Islas: recibió 13 golpes, con ensañamiento, por parte de dos armas hechas con metal, material que llevaron al Archipiélago los españoles. "Su historia refleja la desigualdad de la conquista, del metal contra la madera. Es un resto que nos revela cómo fue este proceso y que representa la desigualdad de una época", cuenta Cruz.

La respuesta a la pregunta planteada al comienzo de estas líneas se bosqueja entre sugerencias, propuestas de acción y la propia realidad museística de la Isla. Ejemplos a seguir para abrir miradas y que la historia, con todos sus matices, se cuente de una forma cada vez más rica y completa pero siempre dejando el interrogante sobre la mesa. Como colofón, la reflexión final de Rodríguez: "Lo que hay que hacer desde los museos es dejar ventanas abiertas y que la gente salga con preguntas. De eso se trata. A veces el público quiere que le den todo como un relato terminado, pero yo creo que lo interesante es dejar relatos abiertos para que cada persona se documente y busque en su interior".