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Albert Lladó, escritor y periodista cultural: "El problema no es Abascal sino por qué tanta gente le vota, ¿qué heridas denota esto?"

Albert Lladó.

Albert Lladó. / Jordi Otix

De la filosofía (duda y pregunta) llegó al periodismo, al teatro, a la novela y al ensayo. En Contra la actualidad (Galaxia) advierte del peligro que supone dejar de lado el presente, porque conduce a la indiferencia, y hace una autocrítica al periodismo de actualidad, que ha adoptado la retórica de las redes sociales, basada en la adicción al impacto. Para Lladó (Barcelona, 1980) la clave está en cómo interpretamos el tiempo.

Actualidad ‘versus’ reflexión, ¿eso sugiere?

Diferencio entre actualidad y presente. La actualidad está muy enganchada a las trampas de lo inmediato. El presente tiene en cuenta el pasado y el futuro posible. 

Son ya legión quienes se niegan a seguir la actualidad en los medios y, sin embargo, bucean el presente en las redes. ¿Tiene sentido?

En absoluto. No es bueno engancharse a la actualidad, pero el peligro de dejar de lado el presente es que caigamos en la indiferencia. Nos falta reflexión y este es un trabajo de todos, aunque el periodismo ha de hacer una autocrítica: ha copiado la retórica de las redes sociales, que viene dada por el culto adictivo al impacto, cuando por tradición siempre ha tenido su propia gramática diferenciada.

"La lucidez -ser consciente de que no siempre se tiene la razón- es un compromiso", sostiene. ¿Compromiso con el presente?

Sí, pero no me invento nada. Para los griegos, el presente acoge tres temporalidades: Cronos o el tiempo lineal del reloj; Aión, circular, y Kairós, el tiempo oportuno. Una sociedad sana ha de nutrirse de los tres, y nosotros estamos inmersos en lo inmediato o cronos, que es la retórica del scroll [navegación online]. 

Vivimos en una sociedad de juicios y proclamaciones. ¿Cuándo y dónde se nos extravió la duda?

Cuando olvidamos qué quiere decir diálogo y lo equiparamos a negociación, cuya lógica busca el máximo rédito. Dialogar es dejarse atravesar por la palabra del otro y su razonamiento; el que dialoga no quiere tener la razón. 

¿Las redes nos han enganchado al monólogo?

Exacto. En la inmediatez del Whatsapp no hay diálogo, sino solo intercambio de información, lo que no implica conocimiento, porque no permite la duda ni la repregunta.

No es bueno engancharse a la actualidad, pero el peligro de dejar de lado el presente es que caigamos en la indiferencia

Si nuestra respuesta es la indiferencia, ¿estamos renunciando al presente?

Sí, el presente nos tiene que afectar, asombrándonos. Presente quiere decir regalo. Entre los dos y los cinco años un niño hace un promedio de 40.000 preguntas: ¿cuándo hemos dejado de jugar, desear, preguntar? Ahí puede estar la clave de nuestra impotencia ante la actualidad. ¿Por qué solo nos quedamos con el histrionismo de Trump en lugar de buscar las raíces de ese voto huérfano en la transición del capitalismo fordista (de fábrica) al cognitivo (de plataforma), lo que está suponiendo la disolución del imperio americano? ¿Y la sequía, no la vimos venir? Ver la urgencia no es analizar la emergencia.

"El algoritmo lo ve todo, por eso padece una ceguera incorregible". ¿Quiere usted decir que solo ve la evidencia y nos confunde con autómatas, por eso se equivoca?

Su conocimiento se basa en el dato, es un saber de causa-efecto, pero hay otro saber cuya clave es ir del significado al sentido, cambiar la pregunta ¿qué significa esto? por ¿qué sentido tiene? Cualquier hecho tiene un sentido diferente para cada uno, y ese sentido es lo que nos constituye, y ahí nunca podrá llegar el algoritmo.

El buen periodismo, según Leila Guerriero, "supone vivir en promiscuidad con la inocencia y la sospecha". ¿Qué es el buen periodismo?

El intento de captar el sentido más allá de los hechos y los datos, sabiendo que esa narración es siempre incompleta y revisable. Una combinación de ambición y humildad, incompatible con la soberbia, y también con la idolatría. 

Recoge la visión de Karl Kraus: el periodismo es una patología. ¿Es así porque puede conducir a un perverso narcisismo?

Balzac ya alertaba de la confusión entre cuarto poder y contrapoder. Se da en el periodismo un intento constante de ocupar un espacio de poder que no le pertenece, como hicieron Mussolini o Göbbels. El periodismo ha de vigilar el poder, no ocuparlo.

¿El periodismo se habría inventado la polarización social y la radicalización política?

Vive cómodo con la polarización y la radicalización, porque le permite no entrar en la complejidad. El problema no es Abascal, sino por qué tanta gente, incluso procedente de la izquierda, le vota. ¿Qué heridas denota esto?

Lladó, ¿cuándo una respuesta supera la capacidad de análisis de una pregunta?

Cuando genera una buena repregunta, porque aporta un nuevo matiz o perspectiva o duda. Una buena pregunta jamás se concluye, es como un diálogo. Lo vemos en Platón.

Va la pregunta: ¿qué diferencia a Tsunami Democràtic de Jarrai (a propósito del auto del juez García-Castellón)?

Tsunami nace con una conciencia clara de desobediencia civil, y no creo que exista una democracia digna que no acoja la desobediencia civil como parte integrante de su sociedad. Los diferentes tipos de independentismo catalán se explican con los arquetipos griegos: el de la astucia o Ulises, que serían Puigdemont (me escondo en un coche, soy más listo que el Estado) o Mas (en su discurso se repetían constantemente astucia e Ítaca); y el de la desobediencia civil de Antígona: no me escondo y tu castigo será lo que demuestre tu injusticia y abuso, y ahí estarían Junqueras o Cuixart. El juez debería leer a Sófocles. Y ambos arquetipos (nacionalismos) son irreconciliables. 

¿La culpa existe?

Por desgracia, sí: todos estamos atravesados por esa mirada de la culpa.

¿Y si la ignoras?

Vuelve, siempre. Llamémosle como quieras. Hay que aprender a convivir con ella y narrarla de otro modo, adelgazándola al máximo.

Una buena pregunta jamás se concluye, es como un diálogo

¿Qué quiere decir cuando advierte de que “el suicidio es el verdadero problema filosófico”?

Esto es de Albert Camus, preguntándose sobre el mito de Sísifo. Es uno de los grandes problemas de sentido que no abordamos, nos limitamos al dato. Pero si en lugar de silenciarlo, por miedo a provocar el efecto Werther o emulación, lo miramos de frente y lo cantamos, como hizo Papageno, tal vez salvemos a muchos jóvenes de esta tragedia.

Escribir, sostiene, es un acto chamánico y de meiumnidad: ¿el escritor es profético o no es?

Más que profético yo diría performático, constituyente de nuevas realidades a través de la palabra. Es importante salir de la literalidad e imaginar otros mundos posibles.

¿Es per se la elegancia contraria a la moda?

Es contraria a la tendencia, huye de la mera actualidad. El estilo o la elegancia del dandi por ejemplo beben de otra temporalidad, por eso son presa imposible para el algoritmo.

¿Usted se considera un dandi?

Noooo, un dandi no puede considerarse como tal a sí mismo, porque se convierte en una caricatura. Es como si un filósofo se considerara sabio, pasaría a ser un gurú. A mí me gustaría llegar a ser un dandi, pero es sólo una tentativa. Y lo fundamental para ser dandi o filósofo es la ironía: reírse de la careta que uno se va poniendo y jamás confundirla con una identidad. Es algo que también nace en los diálogos plantónicos.