LA VIDA POR AQUÍ (Y 5)

Mircea Cărtărescu: “Soy infeliz cuando no escribo”

El autor rumano, candidato recurrente al Nobel, escribe diarios desde hace 50 años, llegó a la literatura por medio de la poesía y lee sobre todo a los mismos clásicos que le formaron y que siguen impregnando su obra, construida sobre el sueño y de memoria

El escritor rumano Mircea Cărtărescu, fotografiado el año pasado en Santander.

El escritor rumano Mircea Cărtărescu, fotografiado el año pasado en Santander. / Juan Manuel Serrano Arce

Juan Cruz

Juan Cruz

¿Qué le hizo escritor, y tan sólo escritor, un escritor rabioso e insatisfecho que está siempre a punto de escribir y que escribe, obsesivamente, como si escribir fuera como respirar o una fe de vida? Se lo preguntamos antes de que irrumpiera el verano en Santo Domingo, al amparo de las actividades de Centroamérica Cuenta, entre recitales de su poesía y de la de su mujer, Ioana Nicolaie, que estuvo presente y ausente, escuchando desde otra mesa, durante esta entrevista. Ella es también una poeta, muy importante y conocida en su país y fuera, y él es alguien que aspira oficialmente al Premio Nobel, según las encuestas que vienen de Estocolmo. Casi toda su obra está en Impedimenta, que lo publica con un mimo emocionante.

A la entrevista viene deportivo, sonriente; su prosa, y su poesía, lo presentan como un hombre que vive los tormentos de la vida y de la época, en su país y en el mundo, y de ello ha de hablar, pero nada más sentarse ese Cărtărescu que vemos en las fotos, circunspecto, algo aislado de la conversación lateral, se presenta risueño y alegre, como la atmósfera dominicana, a la que asiste como si estuviera en algún lugar con el que había soñado antes de visitarlo. durante el verano irá, por cierto, al Puerto de la Cruz, en Tenerife, en busca de un solaz para seguir escribiendo, siempre, obsesivamente. Por esa pasión empezamos.

P. ¿Qué le hizo escritor?

R. Hay una escena al principio de Solenoid en la que un joven poeta está leyendo por primera vez un poema largo en un círculo literario delante del crítico más importante de nuestro país. Era yo, por supuesto. Hice esto cuando tenía 21 años y el crítico y todos quedaron asombrados con el poema. Pero, ¿y si hubieran dicho que era una basura? Me hubiera decepcionado tanto que hubiera renunciado a la literatura. Y entonces me pregunté qué hubiera sido de mi vida si no me hubiera convertido en escritor, y para mi sorpresa la respuesta es que mi vida hubiera sido mucho mejor, más significativa y más relacionada con la literatura de verdad, la literatura profunda, la literatura que realmente dice algo de mí y de mi mundo interior. Un artista puro, un escritor puro que escribe solo para sí mismo. Me di cuenta de que esta hubiera sido mi verdadera felicidad literaria. ¡Pero he demostrado que no soy digno de tal martirio!

P. ¿Y cuál es su mayor felicidad, en qué consiste?

R. Puedo decirle cuándo soy muy infeliz: cuando no escribo. No sé si la literatura me hace feliz, la mía propia, pero estoy muy deprimido en los periodos en los que no escribo. Hay temporadas secas, meses, un año, o dos, en los que no consigo escribir y en esos tiempos soy desgraciado. Pero cuando empiezo a escribir, me meto en la oficina y estoy delante de la página y cambio mucho, tengo otra personalidad, me concentro en lo que hago y me olvido de lo demás. Pero por la tarde, porque yo solo escribo por las mañanas, soy como los demás. Disfruto de la vida y de la literatura de los demás también.

P. ¿Esos periodos de tristeza y sequía coinciden con algo especial o son por algo que ocurra en el mundo?

R. Los hechos que ocurren, como la pandemia o la guerra en Ucrania, nos deprimen a todos. La larga lista de calamidades a las que tiene que enfrentarse la humanidad, la Inteligencia Artificial, el cambio climático, todo eso nos deprime a todos. Pero mis depresiones como escritor son diferentes. Me siento abandonado por el Dios de la literatura, digamos, como un niño abandonado, cuando no puedo escribir.

P. En esos momentos, ¿le alivia leer a otros?

R. Toda mi vida he tenido libros alrededor, y los periodos de mi vida coinciden con mi desarrollo como lector, como intelectual. De joven aprendí a escribir de muchos escritores y mis escritores preferidos son mi panteón personal de dioses. Mi sueño más loco es que algún día me reuniré con ellos en una especie de panteón universal, pero no puedo todavía, y no creo que llegue nunca a su grandeza.

P. ¿Pero quiénes son?

R. Muchos, muchos. Puedo hacerle corta una lista muy larga. En poesía, mi influencia más importante fue Rilke, a quien considero uno de los mayores poetas de siempre, pero también Lorca. Me encanta Lorca. De los jóvenes, me encanta Frank O’Hara y algunos anglosajones, como John Berger. Y de ficción leo muchos clásicos, desde la tradición griega y latina, y luego Dante Alligheri, y Goethe, y Shakespeare y todos estos grandes escritores. Y luego los clásicos modernos, claro: Joyce, Virginia Woolf, y también Kafka y Musil, esa gente a la que todo el mundo elogia. Una de mis influencias más profundas son los clásicos latinoamericanos, los argentinos, los colombianos, los mexicanos…

Siempre he dicho que Rumanía, mi país, es como un país latinoamericano que se perdió en Europa. Hablamos un lenguaje latino, y tenemos el mismo tipo de historia, llena de dictaduras, de golpes de estado"

P. ¿Cómo explica el hecho de que mucha gente en Latinoamérica y en España se sienta tan identificada con su literatura?

R. Siempre he dicho que Rumanía, mi país, es como un país latinoamericano que se perdió en Europa, nadie sabe por qué. Hablamos un lenguaje latino, como los españoles, como los franceses, como los italianos. Y tenemos el mismo tipo de historia, llena de dictaduras, de golpes de estado, acontecimientos muy sangrientos. Por ejemplo, nuestra revolución del 89 fue la única sangrienta de toda Europa del Este, murieron mil personas con mucha violencia. Y tenemos la misma discrepancia entre los pobres y los ricos: como en América latina, los ricos son muy ricos y los pobres son muy pobres. Además la literatura rumana siempre ha sido una literatura de fantasía, esa es otra similitud. Nuestros mejores escritores, empezando por nuestro clásico, por Eminescu, hasta hoy, eran escritores de fantasía, igual que Mario Vargas Llosa, García Márquez… Nuestros grandes escritores no eran realistas, se fijaban en la vida irónica de las personas, tenían una tendencia grotesca y satírica, eran surrealistas, eran dadaístas… Así que hay muchas similitudes entre la literatura rumana y la latinoamericana. Aprendí mucho de Ernesto Sábato, por ejemplo, Sobre héroes y tumbas era uno de mis evangelios cuando era joven. Y aprendí mucho de Carlos Fuentes, leyendo Terra Nostra, por ejemplo. De algunas páginas suyas aprendí cómo hacer creíble lo increíble. Así que soy similar en cierto modo a los latinoamericanos, y me siento bien en este mundo. En los últimos años he tenido la oportunidad de visitar algunos países de esta parte del mundo y lo sentí. He estado varias veces en México, en Colombia, ahora estoy en Santo Domingo, viajo a Argentina, a Uruguay, a Chile, y me siento en casa en este mundo tan colorido y maravilloso.

P. Sólo le queda aprender a hablar español.

R. Debería ponerme a estudiarlo, sí. Me gustaría mucho poder hablar español.

P. Ustedes tuvieron una guerra terrible y una posguerra terrible, igual que nosotros ¿Cómo ve esa similitud entre España y Rumanía?

R. La dictadura española tiene muchas cosas en común con la dictadura de Ceaucescu. Y aunque no tuvimos la experiencia de una guerra civil, que tiene que haber sido terrible, por lo que sé y me han contado mis amigos españoles, es una herida que nunca se ha curado. A mí me resulta bastante familiar el espacio español, tengo familiares que trabajan allí y que están felices.

P. Ha mencionado escritores clásicos. Pero asombra ver que a usted también le gusta Lezama Lima. ¿Cómo llegó a él?

R. Muchos de mis amigos escritores del espacio hispánico me hablaron de él en términos muy elogiosos. Supe de su leyenda antes de llegar a Paradiso, pero después de eso leí algunos extractos de sus libros en inglés y me sorprendió bastante, porque es único, no se parece a nadie. Escribía en soledad y tuvo una vida extraña. Es el tipo de escritor que me gusta de verdad, aislado, diría que persona rara, una persona que al tiempo escribe como un maestro y como un ingenuo, en cierta manera, no un escritor con estudios, que fue a universidades.

Soy un escritor de la memoria, de la vida interior, de la vida onírica. Siempre he sido así"

P. ¿Cuál diría que es la línea central de su estilo?

R. ¿Sabe? La mayoría de los críticos que han escrito sobre mis libros me sitúan en algún lugar entre Marcel Proust y Kafka. Y quizá Musil. Soy un escritor de la memoria, de la vida interior, de la vida onírica. Siempre he sido así. Soy un escritor de diarios, escribo diarios todos los días, desde hace 50 años. Escribo a mano y sin editar. Y una vez más debo subrayar que esto no viene del cielo sino que viene de los escritores que amo. He aprendido de todos. Aprendí de Catulo a escribir poesía, por ejemplo. Y simplemente quiero expresar mis sentimientos, lo que pienso de las cosas, crear palabras que son más parecidas a mí que el mundo real que nos rodea.

P. Me asombra que usted encontrara en el año 1989 el fin del mundo y que fuera en Rumanía y lo hiciera parte principal de un libro.

R. Ahora soy más positivo en mi pensamiento. En mi última novela, que publiqué hace unos meses y que aún no ha sido traducida, empujé ese día final al 4 de febrero de 2041, así que tenemos algún tiempo para vivir y ver si eso ha pasado o no.

P. ¿Pero por qué ha escrito sobre el fin del mundo en ese libro, y qué final imagina?

R. Porque muchos de mis libros son sobre el mundo y tienen un principio y un final. Escribo un libro, imagino un mundo y me preocupo de que esté completo. Y un mundo que no tenga una fecha de caducidad no está completo en mi mente. Así que debo saber cuándo empieza y cuándo acaba.

P. ¿Cómo se siente como europeo, en un continente donde pensábamos que la guerra era un pasado desgraciado?

R. Primero debo decirle que creo que Putin ya ha perdido la guerra. Fue una jugada muy mala empezar esta guerra y Rusia va a tener que pagar por ello. Pero además la guerra en Ucrania fue un gran shock para nosotros porque tenemos una larga frontera con Ucrania y si Ucrania cae, nosotros somos los siguientes. Cada uno de nosotros hizo lo que pudo por ayudar a estas personas que sufren sin ninguna razón.

La literatura es una herramienta para transformar el caos en orden, lo que nos rodea, los problemas, los desastres, las guerras, el amor, el odio, y hacerlos coherentes y comprenderles y dotarles de sentido"

P. ¿Cuando está escribiendo busca una metáfora para contar el mundo?

R. Toda la literatura es una metáfora del mundo. Es poner lo que pasa en el mundo sobre el papel, en palabras. Por supuesto, la literatura lo refleja todo, pero no literalmente. Es como poner orden en el caos que nos rodea. Así que la literatura es una herramienta para transformar el caos en orden, lo que nos rodea, los problemas, los desastres, las guerras, el amor, el odio, y hacerlos coherentes y comprenderles y dotarles de sentido. Ese es el sentido de la literatura.

P. La literatura nos salva.

R. La literatura somos nosotros, sin ella no sabemos quiénes somos. Y también sin las demás artes, sin la música, sin la pintura, sin el arte que nos rodea. Somos lo que creamos. Sin el arte, los humanos no tendrían cultura, no tendrían forma de sobrevivir. Sin la literatura, sin la poesía, a la que considero la más elevada de las artes… Porque no son adornos, son la esencia de la vida.

P. Cuando usted escribe poesía ¿siente que es un arte diferente a la prosa?

R. Por supuesto. La gente piensa que como están escritas con palabras son parecidas, pero no lo son. Es como jugar al tenis o jugar al pingpong. Son dos deportes diferentes. Lo mismo con la novela o el relato y la poesía. Pero al mismo tiempo llevan a cabo transformaciones de sustancia. Por ejemplo, las novelas que yo amo son novelas poéticas. Si una novela es solo una imagen del mundo, como vemos en los grandes escritores realistas, a mí no me gustan mucho, me gusta ver la poesía, como en Musil, como en Kafka, como en Dostoievski o Lezama Lima. Cuanto más poética es una novela, mejor.

P. ¿Usted cómo consigue ser poético hasta el final en sus novelas?

R. Escribir una novela, incluso una novela larga, la mía más larga tiene 1400 páginas, es como escribir un poema largo. Escribo en la misma clave de la primera a la última página, sin borrar ni romper una página. Nunca edito nada, siempre escribo desde la primera a la última página en un único movimiento. Esto significa que cualquier página que escriba puede cambiar la novela completamente. De verdad que no sé lo que voy a escribir mañana, de verdad que no lo sé. Incluso aunque haya escrito 500 páginas. Me encanta sorprenderme ante lo que escribo. Si conociera el plan no me sorprendería. Me preparo para escribir sin plan alguno. Todos mis libros están escritos así.

Una persona feliz no necesita escribir. Uno escribe para expresar sus pesares, sus miedos, sus frustraciones y demás"

P. ¿Hay periodos de tristeza en los que no puede escribir, o esos periodos también son buenos para escribir?

R. La literatura tiene sus reglas dentro de la infelicidad. Una persona feliz no necesita escribir. Uno escribe para expresar sus pesares, sus miedos, sus frustraciones y demás. Los periodos en los que no escribes y estás tristísimo, y a veces incluso suicida, son buenos para la literatura, son tierra buena como para una planta. No escribir es la mejor escritura, porque te proporciona tu dosis de infelicidad necesaria para los próximos libros.

P. Menciona elementos importantes para su inspiración para la vida y la literatura: su madre, sus diarios, sus sueños.

R. Sí, sí, son todos parte de mi vida. Creo que he heredado este don de soñar mucho de mi madre, que era una gran soñadora. Lo sigue siendo, tiene 94 años. Cuando nos despertábamos mi hermana y yo nos contaba lo que había soñado.

P. Tengo dos frases suyas: “escribir es un proceso interno” y “mi cuerpo es una gran mano al servicio de la mano que escribe.”

R. Sí, me siento como un instrumento en manos de otra cosa, como una pluma estilográfica o algo así. Alguien más sabio y más grande me usa para expresar algo de lo que solo soy medio consciente. Es una buena manera de contarlo porque así no te sientes completamente solo en lo que haces. Sabes que hay alguien detrás de ti. Como en esas alegorías en las que el escritor tiene una pluma pero las musas que están a su alrededor y le dictan.

P. Otra frase: “no solo leo libros, también leo personas.”

R. Sí, leer es descifrar. Es un acto semiótico. No se aplica solo a los libros, al texto escrito, todo lo que te rodea lo lees. Es como la frase esa: “te he leído”, me he hecho una imagen de quién eres. Leer es ver, observar, apreciar, comprender. Todo el mundo, no solo los escritores, pero sobre todo los escritores, leen todo lo que les rodea.

P. ¿Siente que estamos en un mundo en el que va a empezar algo muy, muy importante?

R. Creo que estamos en el momento más importante en la historia de nuestra especie, un umbral que nunca habíamos vivido antes. Es sobre la supervivencia de nuestra especie. En unas décadas sabremos si nuestros hijos y nietos tendrán un futuro.