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¿Quiénes eran tus padres antes de que tú nacieras?

El escritor colombiano Andrés Felipe Solano se adentra en los años de juventud de su madre, para conocer las ilusiones de una mujer de veinte años a la que la vida fue sumiendo en el desencanto

Una de las fotografías de Gloria, la protagonista de la última novela de Andrés Felipe Solano.

Una de las fotografías de Gloria, la protagonista de la última novela de Andrés Felipe Solano. / SEXTO PISO

La infancia es el territorio mítico por excelencia. Una Arcadia a la que muchos quisieran volver y que otros no han conseguido abandonar. Sin embargo, hay otro ámbito atravesado por la idealización y el misterio: los padres. Muchos de los atributos que poseen el padre y la madre son una ficción construida con la información que aportan los propios interesados. Como figuras de referencia que son para sus hijos, muchos progenitores prefieren obviar o edulcorar determinados momentos de su vida, bien para no dar un mal ejemplo, bien por no sentirse orgullosos de determinadas decisiones.

Salvo que se trate de personajes mediáticos o históricos, en cuyo caso la información es abundante y accesible, un hijo o una hija difícilmente sabrá, salvo que se lo cuente su entorno cercano, lo que vivieron sus padres antes de que ellos nacieran. Por ejemplo, si sus progenitores participaron en una guerra, si colaboraron con una dictadura, si cometieron algún delito, si fueron detenidos y llevados a prisión, si traicionaron a alguien, si tuvieron muchas o pocas parejas, si tuvieron problemas de adicciones, si fueron maltratados, si sufrieron de desamor o si esperaban más de la vida de lo que la vida les dio.

Cuando tenía 10 años, el escritor colombiano Andrés Felipe Solano descubrió que su madre, una mujer que aparentemente no se diferenciaba de las demás madres de sus compañeros de colegio o del barrio, tenía un pasado: durante la década de los 70, con tan solo 20 años, había vivido en Nueva York, ciudad en la que trabajó en un laboratorio de revelado fotográfico y en la cual mantuvo una relación sentimental con un joven del que, de repente, no volvió a tener noticias.

"Con el tiempo apareció la necesidad de saber quién era esa persona antes de convertirse en mi madre y responder a esa pregunta, que es precisamente la misma de un famoso Koan, esos acertijos que un maestro zen le da a su discípulo para propiciar el ensanchamiento de la realidad mientras medita: '¿Cómo era la cara de tus padres antes de nacer?'", explica Andrés Felipe Solano, cuya curiosidad sobre el pasado de su madre ha acabado dando lugar a Gloria, novela recién publicada por la editorial Sexto Piso en la que el escritor reconstruye un día en la vida de esa mujer.

"El libro cuenta un día en la vida de Gloria, el 11 de abril de 1970, para ser exactos, cuando tenía 20 años y vivía en una ciudad que no era la suya. Además, hay dos saltos temporales importantes que, sin interrumpir el flujo narrativo, al menos eso espero, cuentan la vida de la Gloria de 43 años ya casada, y la de 65. Mi idea era que el lector pensara conmigo que nuestras vidas caben en un solo día, un día de juventud", comenta Andrés Felipe Solano, que llegó a considerar como título para el libro una frase del poeta Charles Simic, recientemente fallecido: "Nunca seremos tan jóvenes como esta noche".

A pesar de ese halo de infalibilidad que despliegan ante sus hijos, los padres y las madres también han sido jóvenes con todo lo que esa turbulenta etapa vital supone. En ese sentido, la Gloria a la que le gusta el cantante argentino Sandro, a quien va a ver en el mítico Madison Square Garden, no es diferente de esas adolescentes que acudirían hoy en día a ver a Bad Bunny o a Rosalía. De hecho, es esa universalidad, esas vivencias compartidas independiente del momento histórico en el que se producen, lo que convierte la vida de Gloria en un fascinante material literario.

"Walter Benjamin pensó todo eso mucho mejor que yo en este fragmento de su libro Dirección única", recuerda Andrés Felipe Solano que, a continuación, cita al escritor alemán: "Como alguien que en la barra fija hace la rueda, así también, de adolescente, uno mismo hace girar la rueda de la fortuna de la que tarde o temprano saldrá el número premiado. Pues sólo aquello que ya sabíamos o practicábamos a los 15 años constituirá algún día nuestra attrattiva. Por eso hay algo que ya nunca se podrá remediar: el no haberse escapado de la casa paterna. A esa edad, en 48 horas de estar abandonado a sí mismo toma cuerpo, como en una solución alcalina, el cristal de la felicidad de toda la vida".

11 de abril del 70

Si bien es cierto que el día en el que se desarrolla la acción de la novela, Gloria acudió a su trabajo en un laboratorio fotográfico y, posteriormente, asistió al concierto de Sandro acompañada de El Tigre, el joven con el que mantenía una relación sentimental, Gloria es, como confirma el propio Andrés Felipe Solano, "una novela con todas las posibilidades que tiene una novela".

En ese sentido, aunque en el libro se incluye una fotografía de Gloria junto al mítico músico ciego Moondog para que el lector tenga la certeza de que se encuentra ante una historia real, siempre queda la duda de que el narrador pueda haberse inventado todo. Como reconoce Andrés Felipe Solano, "me gusta generar esa tensión en medio de un mundo ansioso hasta la desesperación por saber si esto es o no verdad. La literatura es lo contrario a ese sentimiento de certeza. La literatura es la ambigüedad, el claroscuro, el lugar donde el misterio todavía tiene cabida. Por eso descarté la otra forma que tenía este libro, era algo más confesional y por eso mismo convencional".

A pesar de su carácter novelesco, Gloria no deja de ser un viaje a ese territorio mítico de la vida de los padres, con todas las implicaciones emocionales que eso supone cuando el escritor es, además de autor, hijo.

"Una vez asumí que se trataba de una novela me liberé de cualquier constricción moral. Entendí que esa libertad de creación era la misma libertad con que la Gloria de carne y hueso ha vivido su vida –reconoce Solano–. Por otro lado, cuando me enteré de que en su trabajo había visto unas fotos muy extremas cuyo recuerdo la persiguió durante todo ese día del concierto de Sandro, obviamente no fue algo muy grato. Sin embargo, inmediatamente pensé que ese hecho era una mina de oro como tirón dramático para la novela. En ese sentido, ahí primó el escritor sobre el hijo, como debe ser si uno decide meterse en esto de verdad-verdad".

'Gloria'

Andrés Felipe Solano

Sexto Piso

132 páginas | 16,90 euros

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