ARTE
Cirque du Soleil, un mundo bajo la carpa
Artistas de más de 20 países se entrenan en L' Hospitalet para ofrecer lo mejor de sí en 'Luzia', espectacular propuesta inspirada en México
Marta Cervera
Trabajar en el Cirque du Soleil es el sueño de muchos artistas. La compañía con base en Montreal (Canadá) que triunfa en Barcelona con Luzia cuenta con un impresionante ejército de acróbatas bajo la gran carpa levantada en L'Hospitalet. Junto a ella, donde ofrecerán funciones hasta el 15 de mayo (la gira continuará en los meses siguientes por otras ciudades europeas y españolas, en Madrid recala en noviembre) hay una zona para que los artistas ensayen, entrenen y sigan creciendo en sus respectivas disciplinas. Cual atletas profesionales, dedican horas a prepararse y a ejercitarse para rendir al máximo bajo los focos. Es fundamental a la hora de realizar arriesgados ejercicios que combinan habilidad, belleza, fuerza y coordinación.
Lea Toran Jenner, una especialista en rueda Cyr de 29 años -también actúa con el grupo de pole dance en un número que incluye mástiles chinos- disfruta al máximo de su debut en el Cirque du Soleil con Luzia.
Siempre soñé con formar parte de esta compañía. Hasta ahora había trabajado de forma autónoma. Viajaba por todo el mundo sola
"Siempre soñé con formar parte de esta compañía. Hasta ahora había trabajado de forma autónoma. Viajaba por todo el mundo pero estaba sola. Aquí convives con una gran familia formada por gente de más de 20 países", destaca feliz. "Incluso cuando tenemos el día libre también quedamos. El otro día fuimos a la playa a jugar a vóleibol".
Ballet y pesas
El número de rueda Cyr es uno de los primeros del show en los que aparece el agua. No es fácil deslizarse y hacer equilibrios sujetando su enorme aro en esas condiciones persiguiendo el más difícil todavía. "Cuando actuamos en mojado usamos una rueda especial recubierta de un neumático como de bici pero, aún así, la fricción con el suelo no es la misma", apunta. Ensaya mucho, y no solo con ese aro enorme con el que no se cansa de girar y mover. Un día a la semana entrenan en el mismo escenario donde actúan. Allí la encontró este diario.
Toran cuenta que le gusta aprovechar de las clases de diferentes disciplinas que ofrece la compañía con los mismos protagonistas del show como profesores. Asiste tres veces por semana a lecciones de ballet que imparte Alexey Goloborodko, impresionante contorsionista, y acude a sesiones de preparación física con pesas de Yuriy Tsvirko, forzudo portor que aparece en el número del swing to swing. "El ballet es la base de todo porque ayuda a tener buena postura. Pero el mantenimiento físico también es clave", explica la artista.
Lo más difícil de mi número es hacer olvidar al público el enorme esfuerzo físico que requiere. La clave es la fluidez
Todo está organizadísimo dentro de la carpa, tanto los ensayos en la zona de entrenamiento, como los que se realizan en la pista redonda de Luzia, una maravilla de la ingeniería que permite evacuar rápidamente todo el agua que cae en forma de lluvia o cascada. La propuesta, inspirada en México y dirigida por el suizo Daniele Finzi Pasca, quien residió 10 años en la tierra de Emiliano Zapata, combina el sol y la luna así como símbolos mayas, aztecas, referencias a las tradiciones y a la variada geografía del país.
Baile aéreo
Jérome Sordillon, especialista francés en correas aéreas ejecuta un exigente número ambientado en un cenote, ese pozo o estanque natural sagrado. "En Barcelona me encanta notar la cercanía del público. Bajo la carpa ves la cara de todos los espectadores. Además, el público aquí es muy acogedor y entusiasta", señala este fornido intérprete que compitió como gimnasta durante 16 años antes de estudiar en la Escuela Nacional de Circo de Montreal por la que también pasó Toran.
"Lo más difícil de mi número es hacer olvidar al público el enorme esfuerzo físico que requiere. La clave es la fluidez. Todo ha de ser suave como si fuera ballet". Si algo ha de mimar son sus hombros y su espalda, los que más sufren durante un ejercicio en el que su cuerpo elabora una compleja coreografía que se eleva hasta lo más alto y baja ras de suelo.
Toda la familia
Sordillon debutó con el Cirque du Soleil con Crystal, un espectáculo sobre hielo. "Mi entreno varía, no siempre es igual. Si hago entre 8 y 10 funciones por semana no me interesa sobrecargar los músculos. Pero ojo, tampoco puedo pasarme de vago. Hay que hallar el equilibrio", comenta.
A sus 35 años, el Cirque du Soleil es una familia de verdad: su mujer es trapecista y trabaja en el show y el hijo de ambos, de dos años, empieza a hacer sus pinitos en los columpios del parque.
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