FESTIVAL IN-EDIT

Poly Styrene, la artista punk que quiso que las chicas fueran vistas y escuchadas

La edición 2021 del festival especializado en documentales musicales incluye en su programación I’m a cliche, la cinta sobre la líder del grupo punk X-Ray Spex rodado por su hija Celeste Bell. Una historia de conciertos desbocados, consignas feministas e instituciones psiquiátricas que merecía su película.

Poly Styrene en concierto.

Poly Styrene en concierto. / Falcon Stuart

Eduardo Bravo

"Daba un poco de miedo porque tenía una confianza increíble. Además, a diferencia de la mayoría de nosotros, parecía tener el talento necesario y saber realmente lo que hacía", afirmaba Viv Albertine, guitarrista de The Slits, al recordar su primer encuentro con Poly Styrene. Aunque también formaba parte de la ola punk londinense, la arrolladora y compleja personalidad de Styrene parecía no encajar en ese ambiente de amateurismo, hedonismo y superficialidad de la que hacían gala los demás grupos de esa escena.

Nacida en 1957 en Bromley, municipio al sudeste de Londres, Poly Styrene —cuyo nombre real era Marianne Elliot-Said— era hija de un matrimonio formado por un somalí y una irlandesa. Tras la separación de la pareja, su madre se desvivió para criar a Marianne y su hermana, en una época en la que ser madre soltera y expareja de un hombre negro no era sencillo. De hecho, la infancia de la niña transcurrió en casas de protección oficial de barrios populares, en los que blancos y negros la rechazaban por no ser ni una cosa ni la otra.

Harta de esa situación, Marianne decidió marcharse de casa con tan solo quince años y pasarse todo un verano asistiendo a conciertos de bandas de rock como Led Zeppelin o Deep Purple que, en pleno ecuador de la década de 1970, no era precisamente la vanguardia creativa, sino más bien grupos pasados de moda. De hecho, aunque la industria musical seguía anclada en esos referentes, Marianne había empezado a percibir cambios en los gustos de los jóvenes londinenses, muchos de los cuales solían comprar en el puesto de ropa vintage y accesorios kitsch que había montado en un mercado cercano a la zona de King’s Road. Una actividad que Marianne compaginaba con una carrera como cantante, que ya había empezado a dar sus frutos: un single para el sello GTO con su nombre real, Mari Elliot.

Ese zeitgeist se confirmó en 1976, cuando asistió a un concierto de The Sex Pistols. Ese día decidió formar su propia banda punk, para lo cual insertó dos anuncios en Melody Maker y New Musical Express en los que buscaba: "Young Punx Who Want To Stick It Together" ("Jóvenes punks que quieran juntarse"). Poco después, nacían X-Ray Spex y Poly Styrene.

La forja de una rebelde

"Elegí el nombre de Poly Styrene porque es un producto desechable y ligero", explicaba la artista en Who’s Poly Styrene?, documental para la BBC rodado en 1978 y emitido el 20 de enero 1979. Para entonces, X-Ray Spex estaban a punto de separarse desbordados por la fama y devastados por los problemas emocionales.

Habían bastado dos años y un solo disco, Germ Free Adolescents, para que el grupo revolucionase la escena punk de la época. A diferencia de otras bandas, su líder, Poly Styrene, era mujer, negra, llevaba brackets, vestía con colores llamativos y aunque no era excesivamente alta ni esbelta como Siouxsie Sioux de los Banshees o Wendy O. Williams de Plasmatics, su presencia en el escenario era arrolladora. Además, la formación de X-Ray Spex contaba entre sus músicos con una saxofonista —instrumento inusual en el punk— y sus canciones contenían ácidas críticas a la sociedad de consumo, a los medios de comunicación y consignas feministas como "Some people think little girls should be seen and not heard" ("Hay gente que piensa que las niñas pequeñas deben ser vistas, pero no escuchadas"). Por si eso no fuera suficiente, con su flamante disco bajo el brazo, X-Ray Spex habían sido uno de los primeros grupos punk en hacer una gira por Estados Unidos, que incluyó ciudades como Los Ángeles y locales míticos como el CBGB de Nueva York.

"X‐Ray Spex no es una suerte de power pop o pseudo-punk. El grupo toca punk rock en su forma más simple y cruda. Guitarra, bajo y batería configuran un implacable ritmo rugiente, mientras el saxofón tenor toca las líneas solistas, la mayoría de las cuales usan figuras sencillas que se repiten sin ninguna improvisación. No hay solos y las canciones se basan en eslóganes un tanto a la manera de los Ramones […]. La señorita Styrene se plantó ante la audiencia gritando letras como 'Soy un cliché, soy un cliché', que proyectan una especie de energía joplinesca y fuerza pulmonar", destacaba Robert Palmer en su crítica para el New York Times, que concluía con un demoledor, "no es para que lo compren los fans de Farrah Fawcett-Majors o Travolta".

Ante el asombro de todo su entorno, la cantante comenzó a tener problemas emocionales que se manifestaban en forma de cambios bruscos de humor o transformaciones radicales de su aspecto, como la que mostró en el concierto Rock Against Racism celebrado en el Victoria Park de Londres en abril de 1978. Ese día, Poly Styrene apareció en el escenario con un turbante que se quitó en mitad de la canción Identity, descubriendo así su cabeza completamente rapada. "Desde el primer momento le dije a la prensa que, si me convertía en un símbolo sexual, me afeitaría la cabeza. No era un símbolo sexual, pero tuve una crisis nerviosa, fui a la casa de John Lydon y me afeité la cabeza. Todos allí pensaron que estaba loca, pero era solo una especie de cosa simbólica. Simplemente sentí que quería afeitarme la cabeza", explicó la artista que, pocos meses después, afirmaría haber visto pasar delante de la ventana de su hotel una extraña bola de luz de color naranja.

Desde el primer momento le dije a la prensa que, si me convertía en un símbolo sexual, me afeitaría la cabeza"

«Vi un ovni y tuve una crisis nerviosa, lo cual es normal cuando has visto un ovni», comentaba Poly Styrene en el libro England’s Dreaming: Sex Pistols and Punk Rock, de Jon Savage. Sin embargo, lo que parecía una anécdota sin más trascendencia, se convirtió en el principio de una pesadilla. Cuando los médicos que la atendieron de la crisis de ansiedad escucharon la historia del ovni, le diagnosticaron una esquizofrenia cuando, en realidad, se trataba de un trastorno bipolar. "Me dijeron, 'eres una jovencita que está con el agua al cuello y nunca podrás volver a trabajar'. Eso resulta muy duro cuando tienes 21 años", recordaba Poly Styrene que, ante semejante diagnóstico, decidió disolver X-Ray Spex. A continuación, fue internada en una institución psiquiátrica y comenzó a usar la música como método terapéutico. "Empecé a hacer un álbum en solitario, Translucence, que era muy diferente a lo que había hecho con X-Ray Spex. Supongo que la razón era que estaba en el hospital, tomaba grandes cantidades de tranquilizantes y, como resultado, la música se había suavizado", explicaría posteriormente en una entrevista para la revista británica Penny Black Music.

My mind is like a plastic bag

En 1980, Poly Styrene tuvo una hija, Celeste Bell. Desde muy pequeña, la niña tuvo que convivir con los problemas emocionales de su madre. Cuando todavía era un bebé, Poly Styrene decidió viajar a la India como parte de su recuperación personal, quedando la niña al cuidado de su padre y su abuela. Cuando regresó a Inglaterra, la madre fue a buscar a la niña y se la llevó a vivir con ella a un templo Hare Krishna. Rodeadas de naturaleza y tranquilidad, su vida resultó bastante armoniosa, al menos hasta que la bipolaridad volvió a manifestarse. Cuando eso sucedió, Poly Styrene abandonó la congregación y se instaló en un piso del que se marchaba con frecuencia, dejando sola a Celeste durante semanas. Ante semejante situación, los trabajadores sociales intervinieron y Celeste fue a vivir con su abuela, a la que le fue concedida la custodia de su nieta.

Estas duras vivencias se narran por primera vez en I’m a cliche, el documental dirigido por Celeste Bell en colaboración con Paul Sng que se podrá ver en Barcelona presencialmente, pero también online, dentro de la programación del festival InEdit 2021. "El proyecto comenzó en 2016. En esa época empecé a hacer un libro sobre mi madre junto a Zoe Howe partiendo de sus diarios personales. Luego conocí a Paul Sng y decidimos hacer la película", explica Celeste Bell en conversación telefónica. "Para mí era muy importante estar involucrada en el proyecto. No para controlarlo, sino porque tenía una idea muy clara de lo que quería hacer".

I’m a cliche descubre esa faceta vulnerable de Poly Styrene, que contrasta con su arrolladora personalidad en el escenario. "Hay mucha gente que es aparentemente fuerte por fuera, pero muy sensible por dentro. Mi madre era de ese tipo. Además, ser famosa y estar bajo el escrutinio de todo el mundo la hizo aún más vulnerable. Muchos fans la ven en el escenario pero no se dan cuenta de que eso es, justamente, actuar. Creo que son muchos los artistas que tienen ese conflicto entre la persona que está sobre el escenario y la persona real". Esa fragilidad y su faceta espiritual hacen pensar que, aunque fue la escena punk la que le hizo famosa, Poly Styrene pertenecía a la época hippie. «Mi madre nació en 1957. Durante los años 60 era una niña, pero es verdad que estuvo muy influenciada por ese movimiento. Escuchaba a Joni Mitchell y otros grupos de esa época pero se hizo punk porque era su momento. Iba vestida con plástico, pero tenía más cosas en común con el pensamiento hippie».

Celeste Bell.

Celeste Bell. /

Durante los años 90 y principio de los 2000, X-Ray Spex volvió a reunirse para dar algunos conciertos. El último de ellos tuvo lugar en 2008 en la sala The Roundhouse de Londres con las entradas completamente agotadas. Poco después, En febrero de 2011, Poly Styrene reveló que tenía un cáncer de mama que le acabaría provocando la muerte en abril de ese mismo año. Aunque en sus últimas entrevistas afirmó que le hubiera gustado ser recordada por algo más espiritual que liderar un grupo punk, también reconoció que se sentía agradecida de haber estado sobre un escenario, sencillamente porque, como mujer, "me habían dicho que nunca podría hacerlo". De hecho, fue al final de su vida cuando fue consciente de su influencia en colectivos como Riot Grrrl: "Empiezo a pensar que tal vez lo que hice esté empezando a funcionar. Que no perdí el tiempo y que no malgasté mi juventud".