COMUNIDAD VALENCIANA

El abandono del campo y el cambio climático disparan el riesgo de incendios

Las predicciones estacionales apuntan a un verano marcado por temperaturas altas y persistencia de la sequía

Imagen de archivo de un incendio forestal.

Imagen de archivo de un incendio forestal. / EFE

M. Armelles

 El abandono del campo y el cambio climático intensifican el riesgo de incendios. Así lo constatan los expertos ante el inicio de un verano que se prevé cálido y seco y en un mes de junio que ha comenzado con temperaturas propias de finales de julio y principios de agosto.

En ese sentido, Fernando Kindelán, jefe de la sección forestal del Consorcio de Bomberos de Castellón, explicó que con el cambio climático se producen fenómenos extremos más abundantes y, además, el monte ha perdido valor económico como escenario de extracción de productos de los que se obtiene un dinero. “El monte está en una situación de muy escasos tratamientos selvícolas para aligerar su carga de manera que tenemos unos bosques espesísimos provenientes de regeneración natural de los incendios de los 90 con masas muy densas que compiten mucho por el agua y están más secas y esto junto a fenómenos de calor extremo y condiciones climatológicas extremas puede ser una bomba de relojería. Podemos tener un escenario muy malo en un mal día meteorológicamente hablando que puede dar lugar a incendios de gran magnitud”.

La superficie forestal se ha incrementado en un 35% desde 1966 en la provincia de Castellón. Según el Plan de Acción Territorial de la Comunitat Valenciana, en el conjunto de la Comunitat, la tendencia es a ganar unas 3.300 hectáreas al año. Un aumento que obedece al abandono de superficies de cultivos agrícolas y a la colonización de éstas por especies forestales. Si bien respecto a una década atrás el número de incendios ha tendido a disminuir, se eleva el riesgo de que se produzcan siniestros más grandes.

Cambio climático

Por su parte, el jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), José Ángel Núñez, señaló que los índices de ignición están muy relacionados con las temperaturas altas y vaticina que, a lo largo del siglo, el ascenso térmico continuará, dando lugar a un mayor número de días con índices de ignición adversos. Además, el periodo en el que se producen los índices altos se ampliará hacia el otoño y, sobre todo, hacia la primavera, manifestó.

De hecho, la consellera de Justicia de la Generalitat, Gabriela Bravo, resaltaba, en la presentación de la campaña de prevención de incendios estival en Castelló, que con el incremento de 1,5 grados en las temperaturas por el cambio climático, los incendios forestales se van a disparar un 40%.

Es cierto, no obstante, que también entran en juego otros factores, como la humedad de la vegetación, o el viento, pues el poniente facilita la propagación de fuegos, pero esta situación no se puede prever hasta unos pocos días antes.

A priori, no obstante, las predicciones estacionales apuntan a un verano marcado por temperaturas altas y persistencia de la sequía, como explicaba el catedrático de Climatología de la Universitat Jaume I, José Quereda, por ejemplo, recordaba que en Castellón no se han registrado lluvias en los últimos 40 días, lo que corresponde a una configuración del escenario del cambio climático. “La intensificación del ciclo hidrológico como consecuencia del aumento en las evapotranspiraciones es un factor de primer orden en la potenciación de los incendios», avisó.

En ese sentido, la consellera Gabriela Bravo explicó que, «desde 2015 hemos orientado todas nuestras políticas de gestión de las emergencias a adecuar nuestros dispositivos a los retos que impone el cambio climático, como la nueva tipología de incendios, más virulenta e imprevisible, como estamos viendo ahora con el de Sierra Bermeja en Málaga».

Un factor favorable, no obstante, está siendo la primavera muy lluviosa que venimos atravesando, como también pasó en 2021, lo que ha aportado humedad a los montes y los ha hecho más resistentes al fuego. Aun así, dijo Bravo, «no podemos bajar la guardia», recordando el incendio ocurrido en Azuébar, el pasado verano, el más grave en 2021.

Otro aspecto que eleva el riesgo es la urbanización progresiva en entornos de montaña. Así en zonas de interfaz urbano forestal, en que confluye monte y casas, se produce un incremento del riesgo sobre las personas y sus casas enorme en caso de incendio. “Es uno de los mayores riesgos en los que nos encontramos”, señala Kindelan. El Consorcio de Bomberos, la Diputación y Agencia Valenciana de Seguridad y Emergencias tienen un proyecto conjunto a través de brigadas y maquinaria para realizar una especie de cinturón de seguridad para facilitar la distancia entre las casas y la vegetación, para, a la vez, poder tener una zona perimetral los bomberos donde actuar e incrementar la seguridad y reducir el riesgo a los habitantes.

Además, este año la afluencia a los parajes naturales crecerá este verano tras 2 años de restricciones derivadas de la pandemia y por tanto a mayores visitas también se incrementa el riesgo de este tipo de siniestros.

Por ello, el presidente de la Diputación, José Martí, hizo un llamamiento a «la responsabilidad individual y colectiva, que juegan un papel muy importante en la prevención»: «Disfrutemos con responsabilidad y hagamos de este un verano libre de incendios» apeló. Bravo también utilizó esa palabra, apelando a la responsabilidad de la ciudadanía si se realizan actividades en espacios naturales y a la colaboración con los servicios de emergencias si somos testigos de un fuego.