Festival de verano de Barcelona

El 'vuelo' de Nathan Paulin a 70 metros de altura en el centro de Barcelona

El funambulista atravesó el cielo dos veces, de ida y de vuelta, recorriendo 700 metros ante la mirada de centenares de personas

El prestigioso funambulista Nathan Paulin cruza el cielo de Barcelona a 70 metros del suelo

Agencia ATLAS | Foto: ZOWY VOETEN

Este domingo, todas la miradas de quienes paseaban por plaza Catalunya de Barcelona y la zona próxima de Paseo de Gràcia iban dirigidas a las alturas. Desde primera hora del día una doble cinta que a gran altura unía por los aires las torres de Telefónica y Generali. Son 350 metros de distáncia que Nathan Paulin empezó a recorrer con calma cuando rondaban las 20.00 horas, saliendo desde el edificio situado en Plaza CatalunyaEste 'crack' del 'highline', el slackline a gran altura, confía en su enorme talento y experiencia. Lleva desde los 17 años practicando, casi la mitad de su vida.

Su performance transformó el paisaje del centro de la capital catalana. Impresionaba verle caminando en el vacío a 70 metros de altura. "Lo que me cautiva de caminar sobre una cuerda es la concentración que exige. Es como meditar", había declarado este amante de los deportes de montaña a El Periódico unos días antes. Sus pies se agarraban a una cinta de nailon de dos centímetros de ancho a la que también está sujeto su arnés de seguridad.

"Lo que me cautiva de caminar sobre una cuerda es la concentración que exige. Es como meditar"

El espectáculo poético y aéreo del Festival Grec es una inauguración popular que ha servido para conmemorar el 200º aniversario del Paseo de Gràcia. La famosa avenida que se cortó al tráfico entre las cuatro y las seis de la madrugada para poder instalar la cinta de Paulin en el centro de Barcelona. Y la circulación también se cortó en el centro de la ciudad por la tarde para que el público pudiera contemplar el escpectáculo.

Ida y vuelta

Paulin atravesó el cielo dos veces, de ida y de vuelta, recorriendo 700 metros ante la mirada alucinada de la gente mientras sus pensamientos podían escucharse. Llegaban a través de unos altavoces, traducidos y doblados al catalán por un actor, junto a una composición musical.

El funambulista considera que el objetivo de 'Les traceurs', así se llama la poética propuesta que ha realizado con dirección escénica de Rachid Ouramdane y que ya se ha visto en otros lugares, no es sólo entretener. Aspira a hacer soñar y reflexionar sobre la capacidad del ser humano. Al fin y al cabo, ¿quién no se ha encontrado alguna vez en la cuerda floja, haciendo equilibrios para llegar a fin de mes, para mantener su rumbo determinado o sus convicciones? Son muchas las metáforas aplicables a ese vacío en el que se mueve Paulin.

Abrir los ojos y cambiar la actitud hacia la disciplina que practica, un deporte nacido en las montañas de Yosemite (EEUU) en los años 80 que está prohibida en muchos lugares, es otro de sus objetivos. Como él mismo ha confesado, "lo más complicado no es caminar sobre la cinta sino obtener los permisos para poder hacerlo".

Sin traje especial

A diferencia de superhéroes como Spiderman, Batman o Superman, Paulin no necesita ni traje, ni capa. Va con los pies desnudos y viste unos sencillos tejanos y una camiseta a rayas. Ni siqueira usa una pecha para equilbrarse. Va con las manos vacías. No le hace falta nada más. Su concentración, su forma física y fe en sí mismo le bastan. Tan a gusto se siente en el vacío que hasta se sentó a meditar y se estiró en la cinta ante la sorpresa de quienes le seguían alucinados. "¡Qué pasada!", decía un chico. "Ai, ai, ai", decía una señora más mayor con el alma en vilo. "¡Qué emocionante!", decía otra persona que miraba desde una plaza Catalunya poco abarrotada.

La amplia zona vetada al tráfico en la zona permitió seguir con comodidad la acción poética de Paulin que en poco más de 35 minutos había hecho el recorrido dos veces. Cuando llegó por primera vez a la Torre Generali la gente empezó a aplaudir acompasadamente, lo mismo ocurrió cuando llegó al final del trayecto en la Torre de Telefónica, donde se quedó un rato sentado, arriba de todo del edificio, admirando Barcelona a vista de pájaro. Quienes lo vieron en directo, no lo olvidarán. Fue toda una experiencia.

Paulin, por cierto, no es el primer funambulista que surca los cielos de la Ciudad Condal. El 11 de noviembre de 1934 un equiibrista utilizó el cable del que colgaba un anuncio del último estreno de Hollywood, 'Tarzán y su compañera' para surcar los cielos atravesando la calle Pelayo por los aires.