LA NUEVA ESPAÑA

Santa María del Naranco fue concebido como el mausoleo del rey Ramiro I

El arqueólogo César García de Castro certifica que la pieza es original y afirma que habría servido como base del sarcófago del monarca

La identificación de la lápida, realizada en caliza de Laspra, refuerza la tesis de los usos religiosos frente a los residenciales

Montaje del rey Ramiro I y la Iglesia de Santa María del Naranco, en Asturias.

Montaje del rey Ramiro I y la Iglesia de Santa María del Naranco, en Asturias. / Irma Collín

Chus Neira

Los más de 25 fragmentos en los que está fracturada la losa del vestíbulo de entrada a Santa María del Naranco, cerca de Oviedo, identificada ahora en el transcurso de una obra de saneamiento del templo como pieza original y soporte de un hipotético sarcófago del Rey Ramiro I, son una buena metáfora del complejo puzle histórico que es el conjunto prerrománico y al que ahora este hallazgo viene a arrojar nueva luz. La principal, según las conclusiones del arqueólogo César García de Castro, es que el monarca asturiano mandó construir Santa María para enterrarse allí, que el templo prerrománico fue concebido como un mausoleo.

Una parte de los fragmentos de la caliza se alteraron en la intervención de 1697 de Pablo de Cubas

Para García de Castro, que dirigió la campaña arqueológica vinculada a los trabajos de saneamiento, la ubicación de la enorme losa, presidiendo la entrada de la fachada norte, y sus características permiten concluir que la función de esa pieza era soportar un sarcófago a la entrada del templo.

El hallazgo que cambia la historia oficial de los monumentos del Naranco o, al menos, inclina la balanza hacia hipótesis no del todo aceptadas hasta la fecha, fue adelantado en exclusiva por LA NUEVA ESPAÑA este lunes y el Principado de Asturias confirmó la noticia por la tarde con una visita a las obras presidida por la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, y el Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli. Les acompañaron el director general de Cultura, Pablo León, la responsable de Patrimonio de la Iglesia asturiana, Otilia Requejo, el párroco de Santa María, José Emilio Díaz, la arqueóloga Alicia García Fernández que también ha participado en la campaña, y la guía del templo, Mónica García.

Visita institucional a la lápida de Santa María del Naranco

Visita institucional a la lápida de Santa María del Naranco / Irma Collín

García de Castro ofreció una minuciosa explicación de los pasos dados, no ya desde que empezaron las obras de saneamiento, sino desde mucho antes, cuando en su tesis doctoral, de 1995, llamó por primera vez la atención sobre esa piedra encastrada en el pavimento del vestíbulo del templo. Pasaron treinta años y el arqueólogo del Principado vio en la obra de saneamiento y reacondicionamiento del entorno de Santa María una oportunidad para poder extraer la losa y analizarla. La primera pregunta que se hicieron era si la pieza, una caliza de Laspra extraída de las canteras del Cristo, estaba en su sitio o había sido movida en el transcurso de los siglos. Al sacarla y darle la vuelta pudieron comprobar que la presencia de mortero primitivo sellándola confirmaba que la losa no se había movido. No, al menos, en su mayor parte. Se podía atestiguar que una mitad, la menos fragmentada, había sido encastrada durante las construcción del edificio, que era un elemento estructural original. La otra mitad, ya muy fracturada, habría sido removida, quizá para ver si había algo debajo, aventura García de Castro, durante las obras de 1697 en que se añadió una sacristía anexa al edificio. Dato curioso detectado ahora es que en aquella intervención del XVIII realizada por Pablo de Cubas Ceballos, al volver a montar las piezas de la losa dejaron una de ellas dada la vuelta y por eso hoy se aprecia que uno de esos trozos no tiene el mismo desgaste que los otros. Le faltan más de trescientos años de exposición al paso de los visitantes.

Pero si la losa no se había movido nunca, cabía preguntarse quién, en el siglo IX, tenía capacidad para hacerse con una pieza de caliza de ese calibre y transportarla hasta allí. Solo podría haber sido el propio Ramiro I. García de Castro encuentra la última de las pistas en una de las jambas que soportan el arco del vestíbulo. En su base, justo en el punto exacto donde se sitúa uno de los extremos de la losa hay un rebaje de cantería, una ranura original de 45 centímetros de alto que coincide con esa horquilla de entre 39 y 55 centímetros que tienen los sarcófagos conocidos en Asturias entre los siglos IX y XIII. "¡Blanco y en botella!", exclama el arqueólogo. La losa y la ranura en la jamba solo puede indicar que aquel lugar se diseñó para poner una caja encima, no cualquier caja, el sepulcro del rey.

Un rebaje en una de la jambas del vestíbulo, donde estaba la losa, tiene el mismo tamaño que los sarcófagos de la época: "Blanco y en botella", dice el arqueólogo

Ramiro I habría proyectado, pues, el edificio como un mausoleo, rematado en el lado norte con su sepulcro y en el lado sur con el altar que hoy se custodia en el Arqueológico y que habría estado encima del vestíbulo gemelo hoy semiderruido. Pero los planes del monarca asturiano no habrían durado mucho. Su reinado había sido la consecuencia de un golpe de estado frente a Nepociano, de la familia de Alfonso II, y en su deseo de apartarse de sus enemigos Ramiro se habría trasladado al Naranco y habría decidido enterrarse allí, lejos del panteón real de la monarquía asturiana, en Santa María del Rey Casto, la capilla anexa a la Catedral. Su hijo cambió esos planes. Ordoño I reconcilió el linaje con el tradicional de los monarcas asturianos y trasladó los restos de su padre a Oviedo. Al menos en el 883, 43 años después de la muerte de Ramiro, las crónicas ya sitúan allí su sepulcro, y no en Liño, donde se sabe que falleció. Ordoño murió antes de esa fecha, en 866, con lo que el traslado del cadáver del rey que dejó para la ciudad los maravillosos monumentos del prerrománico ramirense tuvo que producirse a los pocos años de su muerte. En conclusión, el mausoleo, con esa función primigenia, lo habría sido durante muy poco tiempo, convirtiéndose después en la iglesia rural que todavía hoy es en la actualidad.

García de Castro considera que la tesis del pabellón de recreo, de caza, lugar de fiestas de la monarquía, es inverosímil dada la cantidad de ventanas, su posición a los cuatro vientos, como un lugar inhóspito y nada preparado para los usos residenciales. Ayer el arqueólogo resumió que considera la planta inferior una cripta que cumple solo la función de salvar las humedades y que en el piso principal los miradores están claramente diseñados para la contemplación del paisaje. Presidido por símbolos religiosos, con un altar en el Sur que tiene inscrita una oración penitenciaria y el sarcófago en el lado Norte, considera que el mausoleo es el destino más evidente. "Aunque no excluye otros", matiza.

Vanessa Gutiérrez anuncia que el hallazgo se expondrá al público dentro del edificio

La consejera de Cultura del Principado, Vanessa Gutiérrez, se mostró ayer visiblemente "emocionada" ante un hallazgo que calificó de sumo "interés". Gutiérrez confió en que ahora los investigadores sigan avanzando en las "incógnitas" que abre la hipótesis de la capilla-mausoleo palatina.

Por otra parte, explicó que la losa será expuesta al público, posiblemente en un lugar dentro del templo pero todavía por determinar. No será, en todo caso, en el lugar original que ocupó hasta ahora y donde el posible soporte del sarcófago real ha sido pisado por cientos de miles de fieles y visitantes durante casi 1200 años. En su lugar, otra piedra servirá para reponer el suelo del vestíbulo de entrada.

Con las obras de saneamiento ya finalizadas o pendientes de pequeños remates, Vanessa Guitérrez también indicó que los dos templos del Naranco, Santa María y San Miguel, cerrados durante toda esta campaña, abrirán cuanto antes.