DIARIO CÓRDOBA

Los inmigrantes impulsan el emprendimiento en Córdoba

Mientras el número de autónomos nacionales cae, crece la cifra de extranjeros que optan por emprender en Córdoba, rozando ya el millar

Tratando de buscar una alternativa digna a la falta de oportunidades, instituciones como Cruz Roja o Cic Batá atienden a cientos de personas para orientarlas en ese camino

Los inmigrantes impulsan el emprendimiento en Córdoba

Los inmigrantes impulsan el emprendimiento en Córdoba / VÍCTOR CASTRO DIARIO CÓRDOBA

Manuel A. Larrea

Aris se siente una hormiga. Esa hormiga que es capaz de levantar 50 veces su peso y que camina junto al resto con un propósito común. De ahí que para su primer emprendimiento, una cooperativa de cinco mujeres inmigrantes, usara este insecto como logo. Enfemenino, que fue probablemente el primer lavadero de coches gestionado exclusivamente por mujeres en la ciudad, la liberó de la explotación laboral. “En el momento que salí embarazada (estaba ya de seis meses), me desecharon. El mundo se me vino abajo, pero me hizo ser muy fuerte, saber mis derechos y crear una empresa para que a mis empleadas se les trate bien”, cuenta esta dominicana, una de las tantas inmigrantes que -cada vez más- deciden emprender en Córdoba.

Ella, Arisleyda Guerrero, supo reponerse de la adversidad. Trabajaba más de lo que cotizaba, no cobraba las horas extra y desconocía su convenio. Pero, por necesidad, agradecía cualquier trabajo. Ese primer proyecto, que salió adelante con ayuda de Mujeres en Zonas de Conflicto y Faecta, le abrió los ojos. “No soy de aquí, pero sí se puede”, le dice a chicas que, como ella, llegan a España sin oportunidades. Aris empezó 2024 con un nuevo reto: sacar adelante su nuevo negocio de limpieza, pero no pierde el sueño de volver a montar una cooperativa de mujeres.

Aris, que gestiona la empresa Limpieza Aris, en uno de sus trabajos VÍCTOR CASTRO

Aris, que gestiona la empresa Limpieza Aris, en uno de sus trabajos / VÍCTOR CASTRO

Más autónomos extranjeros

Cada vez son más las personas extranjeras que se atreven a convertirse en autónomos y a emprender. Al contrario que sucede con los nacionales. La Cámara de Comercio de Córdoba constata en su último análisis de actividades económicas, dado a conocer en 2023, que el número de trabajadores por cuenta propia españoles cayó en 112 en la provincia. Sin embargo, se registró un crecimiento de 54 (6,3%) del número de inmigrantes autónomos.

La tendencia es clara: desde 2019, la cifra ha aumentado un 25,3%. Córdoba cerró 2022 con 906 autónomos extranjeros, un 1,6% del total de 31.233. Se detectaron, además, 1.243 actividades económicas de estos profesionales, 111 más que un año antes y 432 más que cinco años atrás. Desde 2017, esa cifra se ha incrementado un 53,3%.

Teresa León, de Cic Batá, en las oficinas de El Algarrobo

Teresa León, de Cic Batá, en las oficinas de El Algarrobo / VÍCTOR CASTRO

Las razones para Teresa León, técnica de autoempleo y emprendimiento de Cic Batá, son evidentes: “No les dan oportunidades, por eso muchos se animan a emprender”. Llegan con “mucha desinformación”, sufren la “falta de financiación” y conviven con la frustración, muchos de ellos, de tener una gran preparación y no poder acreditarla u homologarla. Una vez que llegan, se enfrentan a trabajos precarios y, muchas veces, en negro.

Tras los sueños

La valentía guió a Mohamed, un joven ghanés de 26 años que abrirá en mayo su propio gimnasio en Avenida del Aeropuerto 6F, a dejar duros trabajos físicos para perseguir el sueño de ser entrenador personal. Se formó, obtuvo el título y, tras conseguir algunos clientes, ha decidido tener su propio centro. “En mi caso ha sido complicado, he vivido una vida muy complicada, pero uno tiene que ser valiente y ser capaz de tirar para adelante”, explica.

Moha entró a España por Granada en 2015. Vivió de centro en centro, pasando de asociación en asociación y ganándose la vida como pudo hasta obtener sus papeles. “Aquí en España hay mucha gente buena y siempre vas a contar con ayuda”, cuenta agradecido. Un ejemplo es su novia y la familia de ella, o su gran amigo Oumare, que le han ayudado “en todo lo que han podido”.

Es también lo que encontró en todas las entidades sociales. En Cic Batá consiguió, gracias a Teresa, la forma de hacer viable su proyecto. Y, ahora, no hay quien lo pare: “Si tengo un objetivo marcado, hasta que no lo hago no me siento libre; mi consejo es que si tienes un sueño, seas de donde seas, lo hagas, que no lo dejes”.

Moha, dueño del gimnasio Moha Fitness Córdoba, durante un entrenamiento

Moha, dueño del gimnasio Moha Fitness Córdoba, durante un entrenamiento / CÓRDOBA

Espíritu emprendedor

Cuenta Teresa que hay algo en quienes llegan, en las personas a las que ayuda, que los impulsa. Es un espíritu emprendedor. Y Jesús Ríos lo lleva dentro. Hace cinco años dejó atrás su Venezuela natal y los mejores años de su vida. Abogado de profesión, especializado en propiedad intelectual, Jesús tenía su hogar, con tres hijos, y una vida próspera en un paraíso -aquel rincón del Caribe- en la tierra. Sin embargo, el destino de la nación se truncó, relata, y emergió la inseguridad y la falta de servicios y de libertad de expresión. Jesús buscó en España el consuelo y la dignidad. En Córdoba, en contra su hogar: “Córdoba es hermosa, estratégica, tiene todo lo que yo necesito para vivir”.

“Lamentablemente, en el tema trabajo, hay muy pocas opciones”, apostilla Jesús. Tras pasar por variados empleos, comenzó a plantearse abrir un negocio propio. El venezolano celebra, mientras habla, que ha formalizado la adquisición de un supermercado en Escultor Fernández Márquez 3. Al negocio se dedicarán de pleno él y su mujer, con la ayuda de sus hijos. Un proyecto familiar que puede cambiarles la vida.

La familia de Jesús Ríos (1i) en su nuevo supermercado

La familia de Jesús Ríos (1i) en su nuevo supermercado / CÓRDOBA

“Los venezolanos somos muy emprendedores, siempre intentamos tratar de no quedarnos en la parcela que tenemos de conocimiento o de trabajo, sino que tratamos de impulsar otras cosas”, señala. Jesús Rivas recuerda a los españoles, portugueses, italianos o árabes que llegaban en busca de la prosperidad venezolana y montaban empresas para ganarse la vida. Ahora le toca a él. Sabe de lo que habla, pues, en su país, trabajó también como asesor de emprendedores. Eso le capacita para aconsejar, si uno se plantea la posibilidad, hacer autoevaluación, buscar asesoría y conocer las opciones de los bancos. "La idea es tratar, primer, de analizar cuáles son tus competencias, qué cosas te gustan, hay que verle la parte divertida”, destaca.

Dicho y hecho. Ana Paula y Shanazia provienen del epicentro mundial de la estética. Y, aprovechándolo, las dos han abierto recientemente un centro de estética en la calle Santa Rosa número 3. Un sueño unió a las dos brasileñas, que se conocieron a través de sus parejas y no dudaron en seguir el camino que creían suyo. Buscaron información y la encontraron en Cic Batá.

“Hoy en día, nuestro centro está abierto y todo va muy bien”, se congratulan. Shanazia es la manicurista y Ana Paula se ocupa del resto de estética. “Trabajamos con mucha ilusión para hacer funcionar un negocio en un país que no conocíamos. No es fácil, pero cuando uno quiere, siempre busca el mejor camino", concluyen ambas.

Ana Paula y Shanazia, dos brasileñas que tienen un centro de estética en Santa Rosa

Ana Paula y Shanazia, dos brasileñas que tienen un centro de estética en Santa Rosa / VÍCTOR CASTRO

No ha sido un camino fácil para las dos emprendedoras: "Ha sido duro estar un tiempo irregular por no saber hablar bien el idioma, pero poco a poco las cosas se van arreglando y nosotras, con mucha determinación, vamos construyendo nuestro nombre". Desde su experiencia, animan a atreverse, aconsejando a todos los que lleguen y deseen empezar una nueva vida en España "que se preparen para enfrentar desafíos, pero que no pierda la esperanza". Ellas son todo un ejemplo.

El impulso de las instituciones sociales

La asesoría de la que hablan los emprendedores llega, de forma gratuita, de algunas instituciones sociales como Cic Batá o Cruz Roja, que cuentan con especialistas en la materia. De hecho, en los últimos cuatro años han asistido a 364 inmigrantes a través del proyecto Impulsa, de fomento del autoempleo. El año pasado fueron 74. De éstos, 14 acabaron constituyendo una empresa. “En este contexto laboral tan complejo, cada vez son más las personas que sopesan la idea de crear su empresa como salida para su situación”, explica Manuela Zamora, técnica de Cruz Roja.

En Cic Batá observan una tendencia creciente. Desde que impulsaron su programa de autoempleo -ahora tiene sus oficinas en calle El Algarrobo 5- en 2017, las cifras de demandantes de ayuda se han multiplicado. Aquel primer año atendieron a tres inmigrantes. En 2023, recibieron a 19, pasando de un 19% a un 43% respecto al total de personas atendidas. Desde entonces han ayudado a 66 personas extranjeras y han impulsado la creación de 225 empresas en general. Este año, son nueve los inmigrantes a los que prestan asesoría y esperan superar las cifras de años anteriores.

Quienes llegan de otros países a asociaciones como Cic Batá son personas “muy necesitadas de mucha información: legislativa, fiscal, de marketing, sobre Córdoba…”, precisa Teresa León. Ella les echa una mano en el trámite, los pone al día en fiscalidad, les ayuda con el plan de empresa, el informe de viabilidad y el estudio financiero, y trata de conseguirles, si es necesario, un préstamo. Aunque lo primero, recuerda, es que obtengan su documentación.

Sin miedo a los sueños

Galas Bal atravesó el mar y desembarcó de una patera en Canarias para mejorar su vida. Es el único de su familia que vive en España, pero eso no le ha impedido desenvolverse. A los 13 años, aprendió a coser trabajando con un amigo de su padre en Senegal, su país de origen. Ese aprendizaje le ha servido para ganarse la vida ahora. Aunque estuvo cinco años sin coser, el oficio no se olvida. Y, tras pasar por un centro de menores y varios trabajos, decidió hacerse autónomo y emprender en noviembre de 2023.

El veinteañero ofrece sus servicios de arreglos y costura en uno de los puestos del Paseo de la Victoria. Galas teje todo tipo de ropa y fabrica bisutería artesana, especialmente de su cultura, pero también prendas generales que le compran clientes de todo tipo. Lo hace de forma tradicional, con sus máquinas y vendiendo físicamente. “Hay algunos que me explican como funciona en internet, pero me cuesta leer y escribir; algún día lo intentaré”, asegura.

Galas Bal tejiendo ropa en su puesto del Paseo de la Victoria

Galas Bal tejiendo ropa en su puesto del Paseo de la Victoria / VÍCTOR CASTRO

El joven se maneja bien hablando, las ventas en la calle le han dado soltura. Y, sin duda, su actitud juega a su favor: “No hay que tener miedo ni nada”. Se considera un chico responsable y, a su parecer, lo más importante es la buena educación: “Si tienes buena educación, la gente va a estar bien contigo”. A él le ha servido y le gustaría que quienes llegan en su situación tengan presente que hay que “respetar a la gente”, “aprender español y cómo vivir en España”, aprender “cómo trabajar”, pero, sobre todo, “no tener miedo”.

Galas ahora se enfrenta a algunos problemas como la falta de un espacio para seguir con su negocio. El dueño de su puesto quiere recuperarlo y está “buscando otro lugar”, pero “es un poco difícil si no tienes dinero”. Aun así, sabe que si pudo una vez, podrá de nuevo tejer su sueño.

Galas con algunas de sus prendas

Galas con algunas de sus prendas / VÍCTOR CASTRO

Estar lejos de todo

Pero “estar lejos de todo es duro, dejar todo y empezar de cero…”, dice Betsy Muñoz. Pese a eso, en dos años en Córdoba, la colombiana, original de Bucaramanga, un municipio del departamento de Santander, ha conseguido poner en marcha su proyecto de cosmética natural, mientras termina el doctorado en Biomedicina.

Betsy diseña cosmética personalizada, con una formulación adaptada a los parámetros de la piel del cliente y sin disruptores endocrinos, lo que hace que sus productos, que pronto empezará a comercializar en su web, sean aptos para inmunodeprimidos o pacientes oncológicos. Tras finalizar su beca, la colombiana tuvo que buscarse la vida en trabajos poco cualificados hasta que encontró Impulsa, de Cruz Roja. Su proyecto, ahora, está amparado por la incubadora Córdoba BioTech y cuenta con un espacio en uno de los viveros del Imdeec. Antes de constituir su empresa, Betsy ya había empezado a comercializar un producto (Cacaoff), que elimina olores del baño aplicándose antes de entrar y ayuda a quienes padecen una de las fobias más extendidas.

Betsy Muñoz, en su laboratorio de cosmética

Betsy Muñoz, en su laboratorio de cosmética / CÓRDOBA

Granitos de arena

"Ahora el que me ve piensa que todo ha sido color de rosa; vine con una maleta de un país en el que hice toda mi vida, llena de sueños y ganas de salir para adelante", continúa relatando Aris. Sus primeros pasos en un país totalmente desconocido para ella le hicieron creer con más confianza en valores envidiables: "Venía, llora-llora y, al día siguiente, me paraba con más fuerza". Ella reconoce que "hay muchas puertas que se te cierran", pero también "muchas puertas que se te abren".

Esta emprendedora dominicana revela su secreto: "Poniendo de tu parte, con buena educación y buena responsabilidad, con responsabilidad, con claridad por delante siempre hay oportunidades". Ahora, al mando de una empresa de limpieza que brinda sus servicios a apartamentos turísticos, oficinas, casas y comunidades, empresas o, incluso, en lugares municipales, da empleo a mujeres que considera sus compañeras. "Me gusta aportar mi granito de arena por las puertas que me han abierto; si ellas están bien, yo también estoy bien", dice orgullosa.