ANDALUCÍA

El milagro americano en Málaga: Pepe Rivera triunfa a los 76 tras toda una vida sin vacaciones

El fundador de la conocida empresa de distribución Hijos de Rivera, Pepe Rivera, comenzó ayudando a su padre en el campo a los 5 años y luego se hizo panadero en su pueblo natal, Villanueva del Trabuco, donde nació hace 76 años

El empresario jubilado, en el interior de la nave de Distribuciones Hijos de Rivera, hace unos días.

El empresario jubilado, en el interior de la nave de Distribuciones Hijos de Rivera, hace unos días. / A.V.

Alfonso Vázquez

A Pepe Rivera (Villanueva del Trabuco, 1946), popularmente conocido en Málaga como Pepe ‘el del Agua’, no le hizo falta hacer las américas para triunfar en la vida. El éxito le vino trabajando muy duro en la misma Málaga y hoy, ya jubilado, ve con satisfacción como sus hijos continúan con el negocio que fundó, Distribuciones Hijos de Rivera, además de con otras cuatro empresas familiares. 

"Esto me ha costado a mí la vida. Nunca cogí unas vacaciones y los fines de semana me los empecé a tomar hace 12 ó 14 años", explica, al tiempo que resalta: "A mí no me pesa el trabajo".

Nacido en 1946 en Villanueva del Trabuco, desde los 5 a los 16 años ayudó a su padre en el campo, así que al colegio "fui pero creo que se pueden contar con los dedos de las manos los días". 

A los 16 decidió marchar a Barcelona a trabajar en una fábrica de azulejos, "de 2 de la mañana a 6 de la tarde" pero al ver el escuálido sueldo, se pasó a la construcción, aunque casi pierde la vida al resbalar por una escalera: "Caí de un tejado y me partí las dos manos; las pasé canutas pero tenía 16 años", resume. Sus padres fueron a recogerlo, volvió a su pueblo y se hizo panadero "repartiendo con dos caballos por los cortijos". 

Hizo la mili de voluntario en Sevilla y en 1967 se casó en su pueblo con su novia, Emilia Morales, "vecina mía puerta con puerta", cuenta. Recién casado, encontró una buena oferta de panadero en Ibiza -en el Trabuco ganaba 3.000 al mes y en Ibiza, 2.500 a la semana- pero la nostalgia de su mujer, que se quedó embarazada, hizo que la pareja volviera a su pueblo natal. 

Y estaba Pepe de nuevo con el horno y los panes cuando un día un familiar le animó a buscarse la vida en Torremolinos, entonces tan en boga. Por entonces, consiguió comprarse un piso en Churriana gracias a la ayuda del concejal Francisco Muñoz Cárdenas, primo de su mujer. 

Poco después, su cuñado, que estaba de delegado de Vinos Avilés, le propuso irse de repartidor de bebidas con Cruz Conde para ganar mucho más que como panadero, "y al día siguiente que me presenté", sonríe. 

Pepe Rivera recuerda que el delegado le mostró una montaña de facturas, "todo estaba por repartir". El trabuqueño aceptó el reto y hasta el de embarcarse en la compra de una furgoneta, pese a las estrecheces económicas, "con tres niños que tenía entonces". 

Entró así en contacto con el mundo de la distribución aunque como subraya con una sonrisa, "el primer mes no se me olvidará en la vida", pues el joven no conocía Málaga ni el resto de pueblos en los que debía repartir, pese a que debía callejear por ellos de arriba abajo. Pero preguntando y con la ayuda de la furgoneta y la carretilla, ‘se llega a Roma’ y a los tres meses ya había despachado la montaña de trabajos pendientes. 

Pepe siguió trabajando en la distribución y decidió quedarse, primero con su cuñado y luego en solitario, con la delegación de Vinos Avilés. Era hacia el año 77 y como explica, la delegación incluía el agua mineral Fontvella, "que entonces no se vendía una caja» porque había otra más potente que se usaba «para los biberones de los niños". 

El auge del agua mineral

Pero esa marca que copaba el mercado cayó y las ventas del agua Fontvella comenzaron a subir. En esos años el negocio de Pepe Rivera estuvo en puntos de Málaga como El Viso, frente a los almacenes del Corte Inglés o en el polígono Guadalhorce. El negocio del agua continuaba subiendo: "El agua, que venía de Barcelona, entraba en mi almacén y yo la tenía que repartir", explica. 

En 1988, decidió crear la sociedad anónima Distribuciones Hijos de Rivera, una denominación, explica, que eligió "porque ya tenía a mis hijos grandecitos y pensando en que algún día sería de ellos".

Y un año más tarde, compró una gran nave de cerca de 2.500 m2, que le construyeron para él en la entonces Carretera de Intelhorce. Como detalla, fue la primera de lo que luego se llamaría el Polígono Industrial Santa Cruz. Hoy, su negocio de distribución continúa en esta gran instalación, en el Camino de la Huerta Santa Cruz.

En 1993 introdujo la Cerveza Damm, al ver que el éxito del agua mineral había llevado a la empresa a enviar "camiones directos a los grandes almacenes". 

En todos los años que ha estado al frente de los negocios familiares, hasta su jubilación con 67, cuenta que "seguía repartiendo, dirigiendo, cargando y descargando hasta el último día".

El trabajo duro de Pepe Rivera ha dado lugar a cinco empresas, pues también cuenta con aparcamiento de autocaravanas y alquiler de estos transportes, así como un parque empresarial con alquiler para camiones en las antiguas instalaciones de Cervezas Victoria, además de una segunda empresa de distribución.

Con más de mil clientes en la distribución, Hijos de Rivera es una empresa muy conocida en la hostelería de Málaga capital, Cártama y hasta el Arroyo de la Miel y ha ido al compás del auge de la hostelería en Málaga. 

Y aunque está jubilado, Pepe Rivera, Pepe ‘el del Agua’, no deja de visitar la empresa matriz siempre que puede. El ‘sueño americano’ lo hizo realidad en Málaga.