EMPRESAS

Benito, de las tapas para alcantarillas a liderar la movilidad urbana

La empresa familiar catalana Benito ultima dos adquisiciones con las que espera elevar el volumen de negocio hasta los 100 millones de euros

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Andrea Carandell, CEO de la empresa Benito.

Andrea Carandell, CEO de la empresa Benito. / 'activos'

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Pones en marcha una empresa de equipamiento urbano y la llevas a lo más alto. En tiempos de crisis, la vendes ante una buena oportunidad. Y cuatro años más tarde la recompra tu hija para volver a convertirla en un referente del sector. Lo que podría convertirse en un buen guion cinematográfico es la historia de Benito, compañía familiar que facturó 80 millones de euros en 2022 y que espera llegar a los 100 millones este año, cuando acabe de cerrar un par de adquisiciones sobre las que negocia.

Joaquim Carandell formaba parte de una familia de industriales del hierro que habían fundado una empresa en Fraguas del Ter (Manlleu) y que fabricaban piezas y maquinaria para el sector textil. Con la crisis de los 90 la compañía cerró, pero con el conocimiento adquirido emprendió un nuevo negocio de fundición y producción de tapas y rejas para la vía pública incorporando la fundición Benito Bonells. Nació entonces Fundició Dúctil Benito. Era el añ0 1992. Enseguida incorporaron el mobiliario urbano a la producción y comercializaron su primer banco: Barcino, en honor a que Barcelona celebraba los Juegos Olímpicos. En 1993, la facturación se situaba en los 531.000 euros. Y cinco años más tarde, en 1997, en 7,1 millones de euros.

Relaciones con China

Empezaron a crecer. Ante la falta de fundiciones en España, se convirtieron en una de las primeras empresas en establecer relaciones con proveedores en China para producir en Asia. Incorporaron nuevas divisiones como la iluminación y los juegos infantiles. Pero, como tantas otras, la empresa quedó muy afectada por la crisis de 2008 y en 2011, con el objetivo de internacionalizarla, decidieron venderla a la sociedad de capital riesgo Ergon Capital Partners, que cambió el nombre de Fundició Ductil Benito por Benito Urban.

La familia Carandell se desvinculó del todo de la parte comercial de la compañía en 2014. No así de las unidades productivas que tenían en China, que carecían de interés para el fondo de inversión. Mientras tanto, Andrea Carandell, hija de Joaquim, crecía absorbiendo la pasión empresarial que le transmitía su padre y tenía claro "desde siempre" que en algún momento de su vida "quería ser empresaria". Estudió Administración y Dirección de Empresas en el IQS de Barcelona y al acabar se metió en el mundo de la auditoria pensando que le permitiría "ver muchas empresas diferentes en poco tiempo".

Con presencia enunos 150 países y 6.081 referencias, la firma realiza el 30% de las ventas fuera de España 

"Cuando empecé a trabajar ya estábamos fuera del accionariado de Benito", recuerda Andrea. En 2014 se le presentó una oportunidad para volver al mercado y, "aprovechando la parte productiva que la familia tenía todavía de iluminación en China", creó Novatilu, que quiere decir "nueva tecnología en iluminación".

De casta le viene al galgo

Con 25 años, Andrea Carandell se había convertido en empresaria. Empezó con el diseño, producción y comercialización de iluminación led, pero tanto proveedores como clientes le reclamaban que sumara más divisiones de negocio que complementaran lo que ya hacía. "Tenía mucho sentido. Entrábamos en proyectos donde se nos pedía que los asumiéramos al 100%". Y así empezaron a crecer. Cuando creó Novatilu, eran solo cinco trabajadores, pero llegaron a convertirse en una plantilla de 50 personas y facturaban 20 millones de euros.

Hasta que en 2018 "la vida" le puso delante de nuevo la posibilidad de adquirir Benito, que estaba en preconcurso de acreedores. "Entendí que era un disparate que no actuásemos", añade. La compró por un importe que prefiere no desvelar. "En su día no comunicamos por cuánto vendimos y tampoco ahora diremos por cuánto compramos", aclara. Estuvieron un año "reestructurando todo lo que se consideró necesario" y en 2020, con la pausa obligada que impuso el covid, decidieron "fusionar Novatilu y Benito, con Benito como marca de referencia". Su hermano, Joaquim Carandell hijo, dirige el área de operaciones.

Cuatro líneas de negocio

Con presencia en 150 países y 6.081 referencias, en estos momentos están a punto de cerrar dos nuevas adquisiciones que permitirán "incrementar el volumen de negocio hasta los 100 millones de euros". "Creemos en el crecimiento tanto orgánico como inorgánico. Escuchamos cualquier oportunidad, la valoramos y decidimos", prosigue. Actualmente el 30% de su facturación se produce fuera de España.

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Benito cuenta en cuatro líneas de negocio: iluminación, mobiliario urbano, juegos infantiles y las tapas y rejas de alcantarillado con las que empezaron. Invierte en I+D el 10% de su facturación anual. "Constantemente creamos nuevos productos sostenibles y eficientes". Han trabajado con diseñadores y arquitectos como Eugeni Quillet y Rafael Moneo, y tienen un proyecto entre manos con Martí Franch.

En los últimos meses, además, han intensificado su trabajo en la gama de la movilidad, han incorporado sensores y telegestión a la iluminación y fabrican con un nuevo material que llaman REVNew, que es plástico 100% reciclado. "Las ciudades están cambiando y nosotros queremos liderar esa transformación", concluye la empresaria.