'Donde se queman los hombres', de Carmen Clara Balmaseda: sobre la culpa y la hipocresía

Carmen Clara Balmaseda (Badajoz, 1995) encontró el germen de Donde se queman los hombres en las historias que "desde pequeña escuchaba contar a los mayores". "Unas historias –añade– que, al ir creciendo, comencé a apreciar porque me di cuenta de que tras ellas se escondía una realidad histórica dura y que no debe caer en el olvido (la posguerra, la Transición, el mundo del Ejército y la mili...). Además, es curioso que en mi familia las versiones sobre estos episodios fueran tan dispares. Mi abuela paterna perteneció al bando ganador y para ella la guerra fue como un juego, algo divertido, y tiene el recuerdo de que en la posguerra se vivía muy bien: las fiestas en los casinos, los meses en el sanatorio –pudo curarse la tuberculosis en un sanatorio de lujo–, que su casa siempre estaba atendida por el servicio... Recuerda el conflicto de una forma un poco frívola. Mi abuela materna perteneció al bando perdedor y tanto ella como su familia vivieron penurias y tuvo que subsistir trabajando de costurera desde muy joven. Lo mismo pasaba con la mili, hay quienes la tienen romantizada y quienes la recuerdan como un suplicio. Es el ejemplo de cómo la realidad puede ser objeto de múltiples lecturas".

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Y se planteó cómo sería la vida de una persona de carácter que "se rebelara contra todo lo establecido en una época en la que hacer eso era especialmente peligroso: un chico que prefiriera los libros a las armas o los hombres a las mujeres". "Es importante recordar a estas figuras que se arriesgaron y se sacrificaron en pos del progreso. A partir de él empecé a construir la trama: las dos familias unidas por un incidente acontecido durante la Guerra Civil, la homosexualidad y posterior asesinato de Julián, así como su relación con Gonzalo Vegas... Pero no fue hasta el último momento cuando decidí que ambientaría mi ciudad y utilizaría el episodio de la conocida Matanza de Badajoz como principio que servía para recuperar la memoria histórica de mi tierra, tan olvidada en nuestro país", detalla. 

Escribir supone "liberar todas las ideas" que pasan por su cabeza, subraya. Y añade: "A veces pueden convertirse en una obsesión. Sabía que sobre la Guerra Civil se habían escrito ríos de tinta, así que decidí dar un enfoque distinto y servirme de unos protagonistas que, en su mayoría, pertenecieran o simpatizaran con el bando sublevado, para ver cómo les afectó a ellos el conflicto, si realmente sentían remordimientos u orgullo, si pudo afectarles cuando, en los 40, sus vecinos y amigos estaban obligados a callar. Quería plantear cómo afecta un conflicto así no de un modo tan partidista, sino individual".

A Carmen Clara Balmaseda le gusta hacerse preguntas, cuestionarse "todo aquello que damos por verdad absoluta e invitar a que los lectores hagan lo mismo". Un reto: que los lectores reflexionen "sobre la culpa y sobre la hipocresía".

'Donde se queman los hombres'

Carmen Clara Balmaseda

AdN

416 páginas

20,95 euros