CRÍTICA
'La niña de oro', de Pablo Maurette: desbordando los moldes del género policíaco
El autor argentino se despega del ensayo para adentrarse en la ficción con esta obra que juega con los clichés de la novela negra
Marta Marne
Una de las características de la literatura de género que suele causar rechazo en algunos sectores de la crítica es que tiene unos códigos muy marcados y unas pautas que, en ocasiones, lo encorsetan en exceso. Si en las primeras páginas de un policial la protagonista está a horas de irse de vacaciones -y se remarca este aspecto- mientras prepara su maleta, el lector tiene claro que tendrá que cancelar el viaje. Recurrir a clichés y estructuras conocidas no convierte un libro en malo o arquetípico. La clave reside en la rigidez del molde escogido: si es susceptible de roturas o desbordamientos, el autor va por buen camino.
Este es uno de los puntos de partida de La Niña de Oro de Pablo Maurette (Buenos Aires, 1979). No es su primera obra, pero su trayectoria ha estado más apegada al ensayo que a la ficción. Aquí nos hace reflexionar sobre el propio género negro para cuestionarnos cuánto hay de azar en la resolución de un caso criminal. ¿La lógica y la deducción son imprescindibles? ¿Todo se demuestra a través de las pruebas? ¿O en realidad hay un factor muy importante de suerte respecto a qué línea de investigación se decide escoger o a qué persona interrogar?
La trama para que recapacitemos sobre estos elementos es particular. Aníbal Doliner aparece asesinado en su piso en vísperas del año 2000. La víctima era profesor de biología y de entrada parece ser que llevaba una vida bastante solitaria y anodina. Poco a poco se va descubriendo que algunos de sus alumnos recibían clases de refuerzo en casa del propio Doliner y que su obsesión por las personas con albinismo es uno de los factores clave para averiguar más sobre este caso.
Si hay un tema que resuena de fondo de manera constante es el de la soledad
Complicidad
A pesar de que la investigación resulta interesante y la información está bien dosificada, diría que lo que mejor funciona con diferencia son los capítulos en los que Silvia Rey, secretaria de la fiscalía y protagonista de la novela, queda con su padre en el bar La Niña de Oro. Los retrasos de Silvia, las conversaciones, la complicidad y la comunicación no verbal convierten estos fragmentos en un oasis en el que quedarse a vivir.
Si hay un tema que resuena de fondo de manera constante es el de la soledad. Nadie parece que vaya a llorar a Aníbal. Su portero afirma que era un hombre de pocas palabras. Pero no es solo Aníbal. También tenemos a su vecina, la vieja matapalomas, una mujer que se pasa las horas mirando por la ventana con la única compañía de su rifle y liquidando a las "ratas con alas" que destruyen el barrio. Y a Copito, el albino taxi boy que frecuentaba el piso de Doliner y que tampoco parece tener a nadie más en el mundo. Una amalgama de seres que, por un motivo u otro, se encuentran aislados del entorno que los rodea.
No podemos dejar sin destacar la fluidez y la calidad de la prosa de Maurette. Su construcción de personajes es envidiable y sus diálogos hacen alarde de una sencillez nada fácil de conseguir. Con todo ello, el escritor, guionista y profesor argentino construye una obra que consigue desbordarse del molde del policial clásico con un montón de guiños a la novela clásica norteamericana; la retuerce y la actualiza. Todo un acierto para un autor al que merece la pena seguir la pista.
'La niña de oro'
Pablo Maurette
Anagrama
264 páginas
18,90 euros
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