REPORTAJE

Literatura ectópica, la escritura nacida del desarraigo

A diferencia de los escritores de libros de viajes, los autores migrantes no son simples turistas. El hecho de tener que enfrentarse a un nuevo espacio de creación, a una nueva cultura, a pérdidas emocionales y a un nuevo idioma origina cambios en su escritura hasta el punto de dar lugar a una suerte de inédito género literario.

Adultos y niños migrantes hacen fila en Bajo Chiquito (Panamá) para ser trasladados a la Estación de Recepción Migratoria

Adultos y niños migrantes hacen fila en Bajo Chiquito (Panamá) para ser trasladados a la Estación de Recepción Migratoria / EFE

Por mucho que los gobiernos y las instituciones intenten poner puertas al campo –nunca mejor dicho–, el fenómeno migratorio es, por consustancial al ser humano, inevitable. Tan solo en el siglo XX se pueden citar numerosos movimientos migratorios voluntarios –si es que se puede llamar así a la decisión que motiva que familias, como la que retrataba José Antonio Nieves Conde en la película Surcos (1951), abandonen el entorno rural en el que viven para mejorar sus condiciones de vida en la gran ciudad– y traslados forzosos, como los causados por las hambrunas, los pogromos del Este de Europa, las dos guerras mundiales y los numerosos conflictos bélicos locales.

La trascendencia del fenómeno migratorio es tal que sus efectos en el lugar de acogida son incluso apreciables en campos tan diferentes como la demografía, la economía, la gastronomía, el urbanismo, la filosofía, la pintura, la música y la literatura, disciplina esta última en la que ha dado lugar a una particular forma de escribir denominada literatura ectópica.

Difícil catalogación

"La literatura ectópica es aquella escrita por autores desplazados, fuera del que fue su lugar propio e inmersos en un nuevo espacio literario, cultural o sociopolítico. Además, es una literatura profundamente problemática para las categorías tradicionales de literatura nacional, porque ¿dónde catalogamos la obra de una autora que vive sus primeros años en Nador, por ejemplo, pero después migra a Catalunya y escribe sus novelas desde allí? ¿Sería literatura amazig, marroquí, catalana o española? En realidad sería un poco todo eso y algo más, porque es una literatura que nace del desplazamiento y que, para ser estudiada y comprendida con más profundidad, necesita categorías y herramientas propias", explica Lucía Hellín Nistal, doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada que acaba de publicar La literatura de los desplazados. Autores ectópicos y migración (Villa de Indianos, 2023), un completo ensayo en el que aborda la literatura hecha por migrantes, cuyas características van más allá de escribir en un lugar diferente al de origen.

Es una literatura que nace del desplazamiento y que, para ser estudiada y comprendida con más profundidad, necesita categorías y herramientas propias

Lucía Hellín Nistal

— Doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada

"¿Podría ser calificado Mario Vargas Llosa de autor ectópico? Habría que determinar si está inmerso en un nuevo espacio distinto del que fue su topos de origen en el que el hecho de ser desplazado y peruano emerge en su obra o si, por el contrario, se sitúa como una suerte de autor cosmopolita y millonario que, desde hace años, se alejó de la realidad peruana, pero que, desde su burbuja de privilegio, tampoco se relaciona profundamente con otro espacio particular. Personalmente, me inclino más por esta segunda opción que, desde luego, tiene que ver con su clase social", concluye Hellín Nistal, que también deja fuera de la literatura ectópica los libros de viaje, a excepción de aquellos procedentes de los territorios coloniales.

Lucía Hellín Nistal, doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada 

Lucía Hellín Nistal, doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada  / EPE

"La literatura de viajes o escrita por autores que viajan no es literatura ectópica, porque no existe un cambio de un espacio de origen por un espacio de llegada en el que se permanece y desde el que se produce la obra. Además, tampoco el proceso de desplazamiento es constitutivo de la obra por sí mismo. El caso de la literatura de las colonias, sin embargo, es más complejo. Hay autores que consideran literatura ectópica a aquellos casos en los que el escritor, aun sin desplazarse, ha visto cambiar su espacio, por la colonización o extensión territorial. Por ejemplo, la literatura chicana de Gloria Anzaldúa o la literatura escrita en la 'Guinea española' por Donato Ndongo puede comprenderse desde esta óptica, pero teniendo en cuenta la particularidad del elemento colonial. Por otra parte, siempre y cuando los autores que viajan desde la metrópoli salgan de sus círculos y entren en la realidad de la colonia, se podrían entender como ectópicos, pero desde un punto de vista prácticamente opuesto".

El hecho de abandonar el lugar de origen y experimentar ese desarraigo suele provocar en los autores transformaciones que pueden llevarles a explorar géneros que no acostumbraban a desarrollar o que muestren interés por nuevos temas que habían sido ignorados hasta entonces.

El escritor Juan Pablo Villalobos

El escritor Juan Pablo Villalobos / EPE

"Según he podido comprobar, la producción de autores desplazados en un espacio determinado pasa por distintas etapas con ciertas similitudes. Aunque siempre hay presencia de varios géneros, en un primer momento es más frecuente la poesía. Ahora mismo, especialmente en el espacio español, si bien hay poesía y ensayo, lo que más encontramos es novela, especialmente con elementos autobiográficos o lo que ahora se ha dado en llamar autoficción", explica Hellín Nistal y Juan Pablo Villalobos, escritor mexicano afincado en Barcelona desde hace dos décadas, confirma su razonamiento.

El peligro de la nostalgia

"Luego de 10 años de vivir fuera de México, me di cuenta de que escribir como un escritor mexicano me estaba costando un esfuerzo enorme. Aferrarme no solo a esa mirada interna, sino también a una lengua. Todo eso, además, era incoherente con mi realidad inmediata porque corría el peligro de volverse una escritura nostálgica, y a mí la nostalgia me parece repugnante desde todos los puntos de vista, especialmente el político, como sucede con, por ejemplo, el fascismo, que es nostálgico. Empecé entonces a escribir sobre lo que tenía cerca, sobre Barcelona, inmigración, xenofobia, etcétera, pero no porque los temas me interesaran, sino porque era mi experiencia más directa", cuenta Villalobos.

La nostalgia me parece repugnante desde todos los puntos de vista, especialmente el político

Juan Pablo Villalobos

— Escritor

Su testimonio es compartido por Ana Llurba, autora argentina que comenzó a escribir a los 28 años, tres después de haber abandonado su Córdoba natal y con su formación de escritora ya casi acabada. "Mi última experiencia en El Paso, Texas, después de vivir tres años y una pandemia en Berlín, me inspiró Mapas y cicatrices (Fruto de Dragón, 2023), un libro entre crónica, ensayo y autoficción, sobre los viajes y el desarraigo, pero eso no quiere decir que desde ahora escriba solo en primera persona y sobre viajes. El arte no es un espejo de la realidad, funciona de otra forma. En mi caso, creo que tengo marcas de expatriada y algunos cuentos, como Las vírgenes negras, reflejan el choque cultural entre Europa y Latinoamérica, pero no es algo buscado sino un proceso inconsciente".

La escritora Ana Llurba

La escritora Ana Llurba / EPE

Además de influir en los temas a tratar, una de las características de la literatura ectópica es que origina cambios en el léxico y el estilo debido, en buena parte, a la necesidad del autor de enfrentarse a un idioma o una variedad idiomática que no son los propios. "Sin pretender ser absoluta, en los escritores ectópicos he observado un cuidado especial del lenguaje desde la conciencia de la materialidad de unas palabras y expresiones que, a diferencia de lo que sucede con los autores que escriben en su lengua nativa, no están totalmente automatizadas. Me gusta fijarme especialmente en las metáforas como figuras que están dormidas para los lectores nativos pero que, de repente, se despiertan ante sus ojos por la forma en la que las emplean los escritores ectópicos. Esto puede ocurrir incluso en los casos en los que la lengua es la misma, pero otra variedad como el español de México y el del Estado español", comenta Hellín Nistal aunque, en este caso, las experiencias de Villalobos y Llurba aportan ciertos matices a esa reflexión.

Mezcla de registros

En el caso del escritor mexicano, "cada libro tiene su propia lengua". "Así lo veo yo, una lengua que solo existe ahí, en ese libro. Yo he intentado diferentes cosas: la mezcla de todos los registros del castellano, incluyendo en castellano catalanizado de Barcelona en No voy a pedirle a nadie que me crea, o una lengua extrañada en la que las cosas no se nombran de la misma manera y en la que se borra todo lo identitario, en La invasión del pueblo del espíritu", argumenta.

Después de una década y media, me parece una impostura seguir escribiendo como si nunca hubiera dejado mi país

Ana Llurba

— Escritora

Por su parte, la autora cordobesa, que por estilo e intereses se considera una escritora 100% argentina, también reconoce utilizar "un mínimo de léxico peninsular y algunos modismos ibéricos, porque, después de una década y media, me parece una impostura seguir escribiendo como si nunca hubiera dejado mi país. No obstante, aprendí que también soy ese cocoliche, esa mezcla de cosas en mi vida real, y es muy lógico que eso se proyecte en lo que escribo. De hecho, algunos de mis cuentos que transcurren en Berlín o en el sur de Texas porque son lugares que conozco, también tienen palabras en inglés o alemán", añade.

El deseo último del escritor es que su obra llegue al público. Sin embargo, la situación que viven muchos de los autores migrantes hace que el acceso a las editoriales resulte bastante complejo, bien por estar excluidos de los círculos literarios, bien porque esos nuevos temas, en los que se suelen cuestionar algunos aspectos del lugar de acogida, pueden resultar incómodos para las editoriales locales.

La situación que viven muchos de los autores migrantes hace que el acceso a las editoriales resulte bastante complejo

"La producción cultural, como espacio de generación de discurso e imaginario, está controlada por la clase dominante. No obstante, eso no quiere decir que no exista forma de disputar el discurso hegemónico", explica Hellín Nistal, que también llama la atención sobre la capacidad que esos poderes hegemónicos demuestran para adoptar esos discursos, hurtándoles parte de su potencial transformador y convirtiéndolos en objetos de consumo exóticos.

"En ocasiones llegan más allá y, utilizando el término acuñado por Walter Mignolo, los convierten en paliativos culturales, es decir, una especie de premio de consolación que sirve para tapar la desigualdad e injusticia que rodea la realidad de los desplazados, empezando por la responsabilidad del espacio imperialista y racista que, sin embargo, premia y publica estas obras".

Ahora mismo hay un interés renovado por los autores no españoles gracias a la calidad

Juan Pablo Villalobos

— Escritor

"En mi caso, no tengo referentes para comparar porque siempre he publicado en Anagrama y ellos tienen una larga historia con la literatura latinoamericana en general y con la mexicana en particular", explica Villalobos, quien, como Llurba, no ha tenido demasiadas dificultades a la hora de publicar sus textos: "La crítica social, así como desde el género, es una dificultad en cualquier lado y, ahora mismo, con la ola de censura promovida por la alianza entre PP y Vox, da bastante miedo. En todo caso, no he tenido ningún problema con las editoriales españolas y, si he tenido que editar algo, lo he pensado exclusivamente en términos estéticos. Entiendo que, en términos geopolíticos, puede ser problemático que Barcelona siga siendo un centro neurálgico de la edición en lengua castellana mundial, pero ahora mismo hay un interés renovado por los autores no españoles gracias a la calidad y el reconocimiento en premios y en traducciones que está recibiendo la literatura latinoamericana en general, no solo argentina, tanto en Europa como en Estados Unidos".