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El verano tiene 4.000 páginas por delante

En política, todo son generalidades, y así nos va. La buena literatura baja a los tuétanos de la historia con todos los pormenores necesarios. Y todo se entiende mejor

Harold McGee, autor de 'La cocina y los alimentos', uno de los libros que Álex Sàlmon leerá este verano

Harold McGee, autor de 'La cocina y los alimentos', uno de los libros que Álex Sàlmon leerá este verano / EPE

Nos despedimos de la temporada con el empeño de que la neurona se relaje para reponer fuerzas y visualizar lo que tiene que llegar con más claridad. Pero, en esto de los libros, es imposible parar.

De la misma forma que todos hacen sus listas de títulos y autores para leerlos junto a la brisa del mar o el sonido relajante de unas hayas en un bosque, yo les presento mi reducido número de libros preparados para ser devorados.

Solo tres, pero cada uno de más de 1.000 páginas. Eso es posible, no lo duden, porque la intención de este verano no es viajar, sino sentarme en una era ceretana –es como un patio abierto, pero rodeado de un pajar, un granero y unas cuadras, estructura muy habitual en la Cerdanya–, reposar los tres libros en la mesa y dejar que ellos me den luz frente al despropósito por el que pasamos.

Dos de ellos, dos volúmenes, son España. Un enigma histórico (Edhasa, 2000), de Claudio Sánchez-Albornoz. Tengo la primera edición, así que llevan 23 años esperando a que intente entender este país tan poliédrico y desmedido. No es que el resto no lo sean. Europa está repleta de países a los que les cuesta explicarse, pero este es el propio. Y precisa de muchos porqués, como diría Juan Tallón, con detalles.

Es la diferencia entre la política y la literatura. En política, todo son generalidades, y así nos va. La buena literatura baja a los tuétanos de la historia con todos los pormenores necesarios. Y todo se entiende mejor.

Me dirán que fue escrito en 1957 y en respuesta a otra obra, España en su historia, de Américo Castro. Pues eso, una respuesta de casi 3.000 páginas. Con detalles.

El otro es una pijotería culinaria. La cocina y los alimentos, de Harold McGee (Debate, 2007), un erudito y académico escritor gastronómico alumno de Harold Bloom. Debo entender por qué los procesos químicos de los alimentos producen tanto placer. Ya ven. ¡Feliz verano!