CRÍTICAS

Crítica de 'Barrancos', de Pablo Matilla: en el nombre del padre

Pablo Matilla forja una poderosa historia de culpa, redención y dolor en la excelente 'Barrancos'

El libro 'Barrancos' de Pablo Martilla.

El libro 'Barrancos' de Pablo Martilla.

Tino Pertierra

El fin como principio. La muerte del padre da vida a muchas preguntas. El protagonista aguarda por respuestas que cuesta arrancar al desconcierto de rendir cuentas ante un viejo odio. El perdón, la culpa, tal vez el rencor que choca contra una muralla derribada. Una habitación donde respira la muerte se encarga de hablar en nombre de la ausencia: el vacío, el vacío, el vacío que lo llena todo. Morir para abrir los ojos de los vivos. Delata, quizás, una expresión de fracaso. O un brote de crueldad que alimenta la compasión. Pablo Matilla (Mieres, 1986) se lanza en su novela Barrancos al vacío íntimo donde se puede encontrar algo parecido a un cobijo ante el desamparo de los días que duelen como una llamada telefónica torva y destemplada con alguien que forma parte de las heridas incurables.

Matilla envía a su personaje (no es extraño que no tenga un techo al que llamar hogar) a un presente que huele a pasado y allí prepara un reencuentro donde conviven los recuerdos agrios, el nacimiento que alumbró un resentimiento sin fin. No es casual que la mirada del padre se hubiera dedicado a la fotografía de prensa y que el suelo por donde pisa esté habitado por periódicos muertos, presentes que fueron hoy y siempre serán ayer.

El espíritu de la madre vive enmarcado en el pasado siempre vivo. Y entre padre e hijo gira el torno siempre en movimiento de la necesidad y el desapego. La penuria económica del hijo vacía la visita de contenido emocional y la convierte en algo parecido a una transacción comercial. Si el visitante quiere dinero, el visitado se lo dará a cambio de algo. Ambos tienen algo en común: el buen beber es una forma de mal vivir. Un vía como otra cualquiera de ahogar la desesperación. ¿Y en qué consiste el encargo? Ni más ni menos que viajar al lugar donde empezó todo, comprobar que allí donde habitan las raíces del padre aún queda algo en pie. Y, lo más importante de todo, realizar un último acto de despedida, un adiós de cenizas fotografiado con formato de retrato en llamas.

Es Barrancos una extraordinaria novela enfocada a dos personajes tan opuestos que están condenados a encontrarse. ¿A entenderse? El padre se convierte, de pronto, en un guía apresurado de viajes y conocimientos que el alumno aprende a regañadientes. Un hervidero de delirios, espíritus que se niegan a irse, colisiones íntimas en un escenario fantasmagórico. El dolor como engarce generacional. Matilla realiza un viaje al páramo interior de un padre que, en el fondo, es un viaje al interior del hijo. Un mismo mapa, una misma escapada que a veces bordea los barrancos de la ebriedad. El autor culebrea entre el pasado y el presente, introduce personajes sorprendentes (el camionero filósofo que circula por el caos) y conduce a este Ulises desconcertado y lleno de cicatrices a un final que tal vez sea un principio, en el que las palabras duelen y curan para construir unas páginas de cierre tan conmovedoras como valientes en las que el perdón se gana el derecho a jugar la última partida, y tal vez la gane.

Barrancos

Pablo Matilla

Editorial: Témenos Edicions

Precio: 17 €