Los mejores libros de poesía para Sant Jordi

Ariadna Carrascull. Ediciones Carena. 11,90 €

La reivindicación de la vivencia del propio cuerpo de manera subjetiva, sin ser dicho desde el exterior, es una tendencia al alza entre las poetas que se reafirma en «este abrazo en forma de libro» concebido como «un manifiesto y una oda al camino de muchas mujeres para poder volver a sus cuerpos».

Carlos Marzal. Tusquets. 18 €

Sugerente combinación de reflexión y confesionalidad, y de hacer brotar cualquier mirada metafísica en los aspectos más cotidianos. Un mayor estoicismo y por momentos misticismo refuerzan el afán primordial, que caracteriza a Carlos Marzal, de resolver las contrariedades sin eludirlas.

Gloria Fuertes. Blackie Books. 21 €

Junto a Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda y Poeta en Nueva York de Lorca, ahora también reeditados, la obra de la madrileña es una suerte de Guadiana long seller. Sus versos, que aquí muestran las desgarradas junturas del amor y el desamor, son tiernos y coloquiales.

J. Benito Fernández. Anagrama. 24,90 €

A punto de cumplirse, en marzo del próximo año, un decenio de la desaparición del poeta madrileño Leopoldo María Panero, esta minuciosa biografía a cargo de J. Benito Fernández reconstruye su vida y su leyenda. El mismo cultivó un personaje peculiar y que dio pie a innumerables anécdotas; muchas de ellas ya son leyenda y otras apócrifas.

Carlos Clementson. Almuzara. 33 € 

Con voluntad divulgativa, sin perder por ello rigor académico, aparece este amplio recorrido por la más emblemática y fundacional poesía anglosajona. Se dan la mano autores de ambos lados del Atlántico, por ejemplo, Emily Dickinson y William Blake, Walt Whitman y Ezra Pound... , bajo el acertado criterio de que la verdadera patria es la lengua.

Carlos Edmundo de Ory. Firmamento. 19 €

Estos más de 2.000 aerolitos, muchos de ellos inéditos hasta ahora, son una formidable introducción a la abundante y poliédrica obra del autor en el año en que se conmemora del centenario de su nacimiento. Así denominaba el poeta gaditano a sus aforismos, tangenciales con la greguería y de una punzante antimelancolía: "Si Dios no existe no se lo perdono".