HE VENIDO A HABLAR DE MI LIBRO

"Quería que mi escritura dejase plasmada esa vida, ese quehacer. Un mundo que ya no existe"

La escritora debuta a sus 73 años con 'Campos azules' con laque narra la triste realidad que le espera al mundo rural

La autora Julia Soria.

La autora Julia Soria.

Una narradora adolescente nos lleva de la mano por esos Campos azules que no son otros que los de la aldea de Soria en la que ella nació y de la que no puede prescindir. Ella mira ese mundo con la fascinación propia de quien ya no vive ahí sino en un piso sin luz en un barrio industrial y negruzco de Barcelona..

Un asombro permanente ante el duro trabajo de sus abuelos con los que ella pasa unos seis meses seguidos. Un tiempo en el que se deslumbra por la belleza de las cosas más simples: un cielo azul hiriente, los atardeceres que tiñen el paisaje de una gama de colores anaranjados, rojos y violetas, de unas noches en las que las estrellas casi se pueden coger con las manos, del olor a tomillo y a espliego que se desprende de la tierra húmeda, de la escarcha que se presenta ante ella como un manto de perlas o como lágrimas a tenor de su ánimo.

Las casas cerradas y nadie en las calles. Eso es lo que se encuentran la narradora adulta y su hermano cuando llegan. Tristeza y desolación. Todos se fueron. Además, van con el encargo de la madre de dejar la casa en condiciones porque tiene alguien interesado en comprarla. No es una tarea sencilla llegar al lugar que tan buenos momentos le brindó y encontrarse con la casa desvalijada de la que se han llevado los objetos que siempre hicieron parte de la vida de labranza de su familia. Ningún valor material; solo la gravedad de haber sido despojados de su valor intrínseco en ese lugar del mundo.

Esa es tristemente la historia de tantos y tantos lugares que se fueron vaciando de cuerpos y almas a lo largo de la década de los cincuenta y los sesenta.

Sobrevivir en un páramo como aquel, donde el clima es durísimo y donde los agricultores poseían pedazos de tierra, unos más pequeños que otros, dispersos y lejanos entre sí que les obligaban a hacer quilómetros todos los días. La vida allí era una lucha constante contra las inclemencias, las tormentas a destiempo que podían hacer fracasar la cosecha de la que dependía su alimentación y de la que se ocupaban todo el año. Eso y las gallinas, el cerdo y alguna que otra oveja eran todo cuanto tenían para salir adelante. No había cómo desatender esas tareas. El quehacer era constante. El tiempo no lo marcaba un reloj, que no había, sino el cielo.

Maravillada con el buen hacer de sus mayores, la niña pensaba que tal vez un día podría ser como ellos, pero no, su destino la llevaría a otros territorios. La abuela, su faro guía, aunque analfabeta poseía saberes sin manuales. Preveía el tiempo, era comadrona, veterinaria, agricultora, tejedora y muchas cosas más. Le impresionaba ver su destreza y su mansedumbre. De su rostro, surcado por el clima y las dificultades, emanaba una serenidad que siempre envidió. Los sentimientos no se mostraban. Se tenían y eso bastaba. Sus palabras eran las justas, para qué más.

Las fincas no daban para todos los miembros de la familia. Sus padres, como tantos otros, emigraron a Barcelona con un bebé en brazos, una maleta de cartón con cuatro trapos y pañales de retales. La llegada de su gente a la ciudad fue dura, sobre todo porque aún estaban en vigor las malhadadas cartillas de racionamiento y la imposibilidad económica de pasar por el estraperlo. Hambre se pasó en la ciudad, doy fe de ello.

Yo quería que mi escritura dejase plasmada esa vida, ese quehacer, los nombres de las cosas y para qué servían. Un mundo que ya no existe. Una vida de otro tiempo. Quería también dejar constancia de la disponibilidad para la felicidad en condiciones tan adversas. De la carencia de todo y de la presencia de fuertes lazos afectivos. No dichos ni demostrados, pero presentes. Eso fue lo que les mantuvo siempre de pie. 

'Campos azules'

Autora: Julia Soria

Editorial: Alba

320 páginas. 19,50 euros