Ingenieria Espacial / Física

La antimateria podría ser la llave para hacer realidad los viajes interestelares

Los elevados costes y las graves consecuencias de un mínimo error en las pruebas y experimentos condicionan su desarrollo

Dispositivo dedicado a la captura de partículas de antimateria en el CERN, Suiza.

Dispositivo dedicado a la captura de partículas de antimateria en el CERN, Suiza. / Créditos: Brice, Maximilien / CERN.

Pablo Javier Piacente

Las partículas de antimateria son similares a las compuestas por materia convencional, pero con carga eléctrica opuesta. Al chocar, se aniquilan y producen enormes cantidades de energía: un gramo de antimateria puede generar una explosión más fuerte que la producida por una bomba atómica. Los científicos creen que esta monumental energía podría utilizarse para crear motores de antimateria, los cuales serían capaces de depositar a una nave espacial en el sistema estelar Próxima Centauri, ubicado a 4,22 años luz de distancia de la Tierra, en alrededor de 5 años de viaje. 

La nave Enterprise del film Star Trek utilizó motores de antimateria para atravesar el cosmos y viajar entre diferentes sistemas estelares: esta posibilidad sigue siendo hoy patrimonio exclusivo de la ciencia ficción, pero quizás no lo sea por mucho tiempo más. Científicos y empresarios creen que podría ser la tecnología ideal para que la humanidad domine finalmente los viajes interestelares.

Sistemas de propulsión

Según un artículo publicado en Science Alert, el físico Ryan Weed está explorando esta posibilidad: es cofundador y CEO de Positron Dynamics, una empresa que trabaja para desarrollar un sistema de propulsión de antimateria.

"La aniquilación de la antimateria y la materia convierte la masa directamente en energía", dijo Weed a Business Insider, según indica Science Alert. Solo un gramo de antimateria podría generar una explosión equivalente a una bomba nuclear: este caudal de energía tendría la capacidad para llevarnos fuera del Sistema Solar a una velocidad récord.

Esto se debe a que las partículas de materia y antimateria son en algún punto similares, pero el problema es que poseen cargas eléctricas opuestas. Cuando interactúan, producen enormes estallidos que liberan volúmenes descomunales de energía. 

Si fuera posible conducir eficazmente esa energía en motores de antimateria para propulsar naves espaciales, podríamos llegar al sistema estelar más cercano al nuestro, Próxima Centauri, en solamente 5 años de viaje. 

Límites económicos y peligros

Gerald Jackson es físico, pero además fundador, presidente y CEO de Hbar Technologies, una firma que trabaja en un concepto de velas de antimateria para desacelerar las naves espaciales que viajen del 1 al 10 por ciento de la velocidad de la luz. Según indica en el artículo citado previamente, ha diseñado un colisionador de protones asimétrico que podría producir 20 gramos de antimateria por año.

Sin embargo, no es una aventura muy económica: "viajando al 2% de la velocidad de la luz, se necesitan 35 gramos de antimateria para desacelerar la nave espacial e inyectarla en órbita alrededor de Proxima Centauri", explicó.

Se necesitarían un poco más de 8 mil millones de euros para construir una planta de energía solar para las enormes necesidades energéticas de la producción de antimateria, en tanto que su mantenimiento anual significaría un coste de algo más de 670 millones de euros.

Por último, al problema económico se suma el peligro de las enormes explosiones que producen estos experimentos: un mínimo error puede desatar una catástrofe. Antes que los motores de antimateria sean una realidad, los especialistas sostienen que necesitamos contar con la capacidad para probar sistemas de alta densidad de energía en algún lugar en el cual no amenacen la biosfera, pero que al mismo tiempo nos permitan desarrollarlos.