Transfobia y disciminación

Otho, 16 años, autista y trans, ha tenido que dejar los estudios: "Una profesora le dijo: con tu cara y voz me confundes"

Su madre ha denunciado por discriminación ante los mossos al instituto público de Sabadell (Barcelona) donde estudia

Su familia asegura que el joven sufre secuelas por el trato recibido: "está siendo valorado para entrar en el hospital de día de Salud Mental"

La madre de Otho, de 16 años, ha denunciado al centro educativo por discriminación.

La madre de Otho, de 16 años, ha denunciado al centro educativo por discriminación. / CASO ABIERTO

Se llama Otho, tiene 16 años y quiere ser ilustrador. Quería, ya no tiene fuerzas, tampoco ilusión. Dice que no está capacitado, cree que no sirve para estudiar. Él lo siente así, pero no es cierto. Su coeficiente está por encima de la media. Otho tiene altas capacidades (AACC). Desde hace unos meses convive con la depresión y la ansiedad. No sale de casa, no tiene ganas. Está siendo valorado para entrar en el hospital de día de salud mental.

Amante del arte, los videojuegos, el manga y la ilustración, desde la Educación Primaria sabe que no es "un bicho raro", como creyó durante un tiempo. Sus aficiones, sus intereses, nunca fueron como los de los demás. Tras varios estudios, el pequeño, en sexto curso le pone nombre a lo que le ocurría: Trastorno del Espectro Autista grado 1. A veces va relacionado con ser un chico AACC.

Disforia y depresión

Los grados del autismo, explican los expertos, determinan "el grado de apoyo" que necesita una persona. Otho es bastante independiente. Lucha, se acepta y pelea: quiere ser (y es) un niño normal. "Primaria la sacó con buenas notas", afirma Sheila, su madre. "La Secundaria estuvo marcada por su salida del armario”. Su transición. "Su valentía" impresionó a muchos. Otho creció, hasta ese momento, con nombre femenino. "Yo soy Otho, afirmó". El centro en el que estudiaba Secundaria le acompañó durante el proceso. "Cambiaron su nombre en la lista de clase y utilizaban el pronombre masculino para referirse a él". Otho sacó el curso, batallando contra la transfobia, siempre presente, pero pudo con todo. "Hubo compañeros que no se portaron bien, pero los profesores, los adultos, estaban ahí", recuerda su madre.

Llegó Bachillerato. "Otho lo tuvo claro, haría Bellas Artes". Todo apuntaba bien: era su sueño y ya estaba completa su transición. El curso arrancó en septiembre de 2023 y el sueño se rompió en enero de este año. "Mi hijo no sale de casa. Tras su paso por ese instituto tiene disforia, ansiedad, depresión e invalidación”. 

Momentos felices de Otho; a la derecha, comiendo; a la izquierda, junto a su familia en su graduación de secundaria.

Momentos felices de Otho; a la derecha, comiendo; a la izquierda, junto a su familia en su graduación de secundaria. / Cedidas por su familia a CASO ABIERTO.

Primer día de clase

"Recuerdo….", arranca Sheila, "que al inicio del curso, y a pesar de las dificultades de conseguir una entrevista con el tutor porque decía que 'esas cosas ya no se hacen en Bachillerato', pude hablar con él. Yo quería explicarle el 'Plan Individual' pautado para Otho". Un plan que marca la Ley de Inclusión que, en el caso de Otho, no requiere grandes inversiones: consiste en que esté en primera fila, disponer de algo más de tiempo para hacer los exámenes (por su TDAH) y llevar auriculares, sin música, para aminorar el ruido. "Mi objetivo era darle a conocer a su nuevo alumno: Otho, un niño trans con AACC (Altas Capacidades) y autista de grado uno, que podía mostrar determinadas estereotipias (movimientos repetitivos). 'Hay un equipo especializado en autismo' me dijo, y la verdad, me dejó mucho más tranquila". No fue tal.

"Su hijo no va a viajar"

"Al principio todo bien, pero empiezo a ver a Otho frustrado, sin ilusión, sin ganas de ir...", recuerda Sheila. Le sorprendió. "Surge hacer un viaje de estudios, una excursión en la que irían al País Vasco con la clase...". Otho confirmó su asistencia el 20 de octubre de 2023. "Lo pagamos en diciembre, el viaje era en enero...", explica. Otho seguía triste. "Los problemas empezaron desde el primer día, pero no me dijo nada porque no me quería preocupar", lamenta la mujer. "Mi hijo, hasta enero, va sobreviviendo como puede, hasta que llega el viaje que es donde sale todo a flote".

"Su hijo no va a viajar", me dice el tutor. "Con todo preparado para salir un martes, el jueves de la semana anterior me convocan en una reunión urgente para comunicarme que Otho no va". Se quedó en shock.

"Su hijo tiene atemorizada a la clase, me dicen. Yo aún no sabía que quién sufría acoso, en verdad, era él"

"'Su hijo tiene atemorizada a la clase', me dice. Yo aún no sabía que quien sufría acoso, en verdad, era él". Entonces, "el director me envió una carta diciendo que los profesores argumentan que es un niño que se autolesiona y tiene actitudes desafiantes con los profesores". Según su madre, Otho no ha tenido nunca un perfil así. "Dijeron que se autolesionaba porque, en una situación de nervios, Otho se rasca compulsivamente (estereotipia) y se hizo una herida".

Sheila explicó el malentendido también con respecto a su falta de autoridad: "un día tenía diarrea y pidió ir al servicio, pero la profesora le dijo que no. Él, que había tomado medicación que le había soltado la tripa, no podía aguantar, y para no hacérselo encima, decidió salir". La explicación que dio la mujer a los profesores no sirvió. "Tiene ideas de suicidio", añadieron. "Estas se apoyaban en una frase que", argumenta la madre de Otho, "dicen, a modo de juego, casi todos sus compañeros de clase: 'Oh, Dios, voy a suicidarme y dejaré escrito que es por ti''".

"No va a hacer ese viaje", insistieron. "Argumentaron, también, que lo habían consultado con el equipo psicopedagógico del instituto, que nunca ha visto a mi hijo, y no estaba capacitado para viajar". Al día siguiente, Sheila presentó un informe de la psiquiatra y psicólogo de la Seguridad Social que atienden a Otho, "que demostraba que estaba bien" y capacitado para ir. "La condición puesta por el centro era que solo podía viajar si lo acompañaba yo. Tengo otra hija más pequeña, trabajo, no podía organizarlo tan rápido... Además, Otho no me necesitaba para poder salir". Su madre no fue y Otho no viajó. Arrancó una lucha que no cesa. El viaje era la punta del iceberg.

Transfobia y discriminación

"En Barcelona, a 1 de febrero de 2024", arranca la denuncia interpuesta ante los Mossos d'Esquadra, a la que ha accedido CASO ABIERTO, contra el centro Educativo Ferran Casablancas de Sabadell (Barcelona). En esta, Sheila habla de "incidencias discriminatorias y tránsfobas" por parte del profesorado de instituto. "Antes, envié un escrito al centro para que tomaran medidas e informaba de lo que iba a hacer". Dicho texto, al que también ha accedido este medio, describe, de igual forma "casos de transfobia y discriminación".

"Son muchos y han machacado a Otho", lamenta Sheila. "En referencia a su autismo, es una negligencia que no implantaran su Plan Individual, al que me dijeron que sí en la primera reunión. No llevar auriculares, por ejemplo, para aminorar el ruido en determinados momentos, le provocaba grandes ataques de ansiedad".

Otho tiene marcado este plan desde Primaria. Se ha respetado en los centros que ha estado. Están realizados junto a sus especialistas de Salud Mental del Hospital Parc Taulí (Sabadell).

Una profesora le preguntó a Otho por qué quería hacer bachillerato artístico. "Quiero ser ilustrador". La profesora le corrigió: "ilustradora". Otho contestó: "ilustrador". Ella insistió: 'bueno, lo que seas'

La transfobia ha estado presente, según su denuncia, tanto en alumnos como en profesores. Da ejemplos concretos, aunque intuye que Otho guarda para sí muchos más. En uno de ellos, "a la hora del patio, varios alumnos le estuvieron insultando: '¿Al final qué eres, TRANSporte público o TRANS qué?' Otho se lo contó a la profesora que vigilaba el recreo en ese momento, hizo caso omiso, los dejó seguir...". Hay más. Un día en clase, cuenta Sheila, ante la típica pregunta de por qué quieres hacer bachillerato artístico, Otho (que sale en las listas como tal: Otho, desde octubre de 2023 tiene actualizado su DNI) dijo que porque quería ser ilustrador. "La profesora le corregía: 'ilustradora'. Otho contestaba 'ilustrador', así reiteradas veces hasta que dijo: 'bueno, lo que seas, ya está...' Hizo caso omiso de su pronombre y género, estando todo hablado en la primera reunión".

Otho, a la izquirda, junto a su madre en el Orgullo LGTBIQ+; a la derecha, muestra con una sonrisa su gran conquista: su nombre real en su DNI.

Otho, a la izquirda, junto a su madre en el Orgullo LGTBIQ+; a la derecha, muestra con una sonrisa su gran conquista: su nombre real en su DNI. / Cedidas por su familia a CASO ABIERTO.

El viaje, el reparto de cuartos, generó dolor en el adolescente también. "Hicieron un documento de Excel para dividir las habitaciones y al lado de las personas trans el director ponía entre paréntesis: 'duerme con los chicos' o 'duerme con chicas'. Otho pidió que borraran las especificaciones". Una más: "Otra profesora le dañaba tratándolo constantemente con pronombres femeninos". Su disculpa, según asegura la madre, fue: "es que con tu voz y tus rasgos me confundes".

Otho junto a Romeo, su gato.

Otho junto a Romeo, su gato. / Cedidas por su familia a CASO ABIERTO.

Centro de día de salud mental

El curso sigue, pero Otho no acude a clase. Su último informe médico, al que ha accedido CASO ABIERTO, habla de "empeoramiento de clínica ansiosa con mayor hipersensibilidad acústica, inquietud, distraibilidad y cortejo somático". No sale a la calle, tiene "replegamiento progresivo en domicilio". Está en seguimiento ambulatorio intensivo, y "dada la situación, se valorará" si debe ir "a un hospital de día de adolescentes para activación conductual e intervención educativa y clínica".

Hace solo unos meses, Otho era otro. Era un niño extrovertido. Disfrutón con el anime, la comida japonesa, y al que le chifla el picante. Su plan ideal: dar una vuelta con su amigo y estar con Romeo, su gato, por el que siente adoración.

Sheila trabaja para que vuelva a ser él. "Exijo responsabilidades. Por mi hijo, por el daño causado, por vulnerar la ley de inclusión, la ley trans y hacerle perder un año de sus estudios... y perderse él. Necesito que se haga una inspección con consecuencias reales para que lo que ha vivido mi hijo no vuelva a pasarle a ningún niño más".

Este medio ha intentado contactar por teléfono y a través de correo electrónico con el Instituto Ferran Casablancas, pero no ha obtenido respuesta.